Que el fútbol es -entre otras cosas- un negocio es una verdad bastante obvia, aunque el 2017 lo reflejó con particular crudeza.
La imagen de los jugadores del Real Madrid, casi sin festejar el título de Campeón del Mundo contra un Gremio que fue a sólo defenderse y se conformó con perder por un gol de diferencia es la imagen más clara y contundente de lo que pasa en estos días.
Cuando uno analiza que la Premier League gastó casi 2.000 millones de dólares en pases, se da cuenta que cada vez es más imposible que un equipo sudamericano pueda hacer frente a uno europeo.
Hace unos años, cuando el Real Madrid pagó 109 millones por el pase de Gareth Bale, el Rayo Vallecano (tercer club de Madrid) tenía 1.9 millones para el presupuesto anual de su plantel. Más claro echale agua.
Para graficar un poco lo que es el mercado español, podemos dar a conocer algunas cifras escalofriantes:
Los ingresos son unos 7.600 millones de euros (el 0,75% del PBI español), genera 140.000 puestos de trabajo y una recaudación en concepto de impuestos de 3.000 millones de euros, según un estudio.
Messi percibe una cantidad cercana a los 50 millones de euros por año, mientras Cristiano recibe 23,5.
Muy lejos de lo que mueve la Superliga en la Argentina, donde Fox y Turner aportarán 4.200 millones de pesos anuales, de los cuales 2.000 millones se reparten los clubes. Claro que igual con este nuevo certamen lo que se busca es llegar al modelo europeo y las compras que está haciendo Boca, muy lejos de lo que pasa con sus competidores va mostrando una tendencia.
Pero más allá de que los números parecen cerrar en España, los clubes se quejan de la baja sensible que han tenido en las recaudaciones y lo aducen a que la tiranía de la televisión en lo que respecta a los horarios de juego están alejando a los aficionados de las canchas. El Barcelona, por ejemplo, pasó de 81.686 espectadores en 2016 a 63.273 en esta temporada.
Esto es algo que en el fútbol argentino se sufre desde hace tiempo y gran parte de culpa la tienen las propias ligas europeas que se meten en la comodidad del living de nuestras casas. Con un mercado que “está completamente loco”, como dijo Carlo Ancelotti ex técnico del Bayern Múnich y haciendo referencia al pase de Neymar al París Saint Germain en 260 millones de dólares, los clubes no tienen otra opción que subsistir frente a las ofertas.
La Premier League, por primera vez, comenzó una temporada un viernes por la noche, un nuevo horario en el que la emisora Sky puede transmitir hasta diez partidos por campeonato. Y la Bundesliga tendrá en 2018 por primera vez partidos los lunes.
De esta manera, se le ofrece al mundo un flujo permanente de fútbol: campeonatos domésticos de viernes a lunes y torneos internacionales, de martes a jueves.
Hasta tal punto se ha llegado que ya no se para en las fechas de fin de año. La liga inglesa tiene fecha el 25 de diciembre desde hace varios años, España hizo jugar ayer un Real-Barcelona, que no cayó en esta fecha por casualidad y en Italia todavía habrá actividad hasta el próximo sábado.
Los ingleses son otros que están haciendo llevar la economía futbolística a un ritmo inflacionario sin precedentes. Al extremo que Guardiola, técnico del City cobrará casi 30 millones de dólares anuales.
Lo cierto es que no habrá vuelta atrás en esta tendencia, porque los clubes no frenarán esa voracidad económica y ya piensan en nuevos negocios.
La confirmada ampliación del Mundial de 32 a 48 selecciones a partir de 2026 es una clara muestra de que la FIFA quiere exprimir al máximo la gallina de los huevos de oro. Otra tendencia que parece haber llegado para instalarse es la coorganización de eventos multitudinarios. Estados Unidos, Canadá y México, se postulan para el Mundial 2026, Argentina, Uruguay y Paraguay para el 2030 y Europa hará una copa continental con sede en doce países en el 2020, aunque antes experimentará con la nueva Liga de Naciones que se disputará en 2018 y 2019.
Mientras tanto, la misma FIFA y los clubes intentan copar el mercado de los Juegos Electrónicos o e-games. Hasta tal punto ven en esa faceta un negocio millonario que hay clubes europeos que lanzaron esta semana diseños de camisetas que sólo serán usadas por sus equipos virtuales.
La tecnología ya se ha metido de lleno en el juego. Recordemos que esta temporada se implementó el VAR (video asistente de los referí) en las grandes ligas y copas internacionales. Claro que todavía creando más polémicas que soluciones.
Con la situación así planteada, da la sensación que no es el mismo deporte el que se juega en uno u otro lado del mundo. Aunque mientras todos ven que la solución está en el dinero para poder comprar talento, los chinos aprovechan la locura y mandan juveniles a Brasil para que aprendan los secretos del deporte.
Es decir que en lugar de gastar, invierten. Así, en unos años podrían convertirse en el semillero del mundo futbolístico y ser la potencia que son en otros rubros.
Por nuestros pagos quizás sería bueno pensar en que lado convendría enrolarse y prepararse para lo que viene.