El ejército sirio, apoyado por el Hezbolá libanés, tomó el control ayer de la estratégica ciudad de Quseir, bastión de los rebeldes desde hacía un año, obteniendo así una importante victoria en la guerra.
Mientras la violencia ya ha causado más de 94.000 muertos y llevado al éxodo a 5 millones de personas desde marzo de 2011, la ONU, Estados Unidos y Rusia celebraron en Ginebra una reunión preparatoria con miras a la conferencia de paz internacional deseada por Washington y Moscú -que podría llevarse a cabo en julio- y que prevé otra para el 25 de junio.
Quseir, que se encuentra en la carretera que une Homs (centro) al litoral sirio, cerca de la frontera libanesa, está considerada una localidad estratégica, ya que pueden llegar armas y combatientes para los rebeldes desde Líbano.
Para las fuerzas leales al presidente sirio, Bashar al Asad, también es estratégica, ya que se encuentra entre Damasco y el mar Mediterráneo, en plena zona alauita (la confesión de Asad), que es un bastión del régimen.
