Cuadrillas de rescatistas con excavadoras y sus propias manos se apresuraban para sacar sobrevivientes de entre los escombros dejados por un fuerte terremoto que destruyó anoche tres poblados en la parte central de Italia.
La cifra de fallecidos subió a 159, pero el número total de personas muertas o desaparecidas era incierto debido a la presencia de miles de vacacionistas en el área durante los últimos días del verano.
Los residentes fueron despertados antes del amanecer por el movimiento telúrico y emergieron de sus derrumbadas casas para encontrarse con lo que describieron como escenas apocalípticas similares "al infierno de Dante'', con manzanas completas de edificios convertidas en montones de arena y piedra, polvo denso que hacía el aire irrespirable y un fétido olor a gas.
"El poblado ya no existe'', dijo Sergio Perozzi, alcalde de Amatrice, la localidad más dañada. ``Creo que la cifra de víctimas va a aumentar''.
El terremoto de magnitud 6,2 ocurrió a las 3:36 de la madrugada y se sintió a lo largo de una amplia sección del centro de Italia, incluida la capital Roma, donde los residentes sintieron el largo sismo y las réplicas que le siguieron. El temblor sacudió la región de Lazio, así como la de Umbría y Le Marche, en la costa del mar Adriático, una zona altamente sísmica en la que se han registrado terremotos fuertes en el pasado.
Decenas de personas fueron sacadas con vida por equipos de rescate y voluntarios que llegaron de varias partes del país.
"¡Ella está viva!'', exclamaron dos mujeres mientras corrían por una calle en Pescara del Tronto, una de las tres villas pequeñas más afectadas, después que una niña de 10 años fue sacada de los escombros 17 horas después de ocurrido el sismo.
Y hubo gemidos cuando emergían cadáveres.
"Desafortunadamente 90% de los que sacamos están muertos, pero algunos logran sobrevivir, por eso estamos aquí'', dijo Christian Bianchetti, un voluntario de la ciudad de Rieti que estaba trabajando en la devastada Amatrice, donde se colocaron reflectores para que el esfuerzo de rescate pudiera continuar durante la noche.
El primer ministro Matteo Renzi llegó a la zona el miércoles, donde saludó a equipos de rescate y sobrevivientes. Al menos 368 personas resultaron heridas. El funcionario prometió que ``ninguna familia, ninguna ciudad será dejada en el olvido''.
Las poblaciones más afectadas fueron las pequeñas aldeas de Amatrice y Accumoli cerca de Rieti, ubicadas aproximadamente a 96 kilómetros (60 millas) al noreste de Roma, y Pescara del Tronto, que se encuentra 25 km (15 millas) más al este.
La agencia de protección civil de Italia indicó que la cifra de muertos había alcanzado ya los 159. Anteriormente ya había establecido campamentos alrededor de cada poblado para albergar a miles de residentes que quedaron sin vivienda.
Beatrice Lorenzin, ministra de Salud de la nación, visitó el área devastada y dijo que muchas de las víctimas eran niños. La zona del terremoto es un lugar popular en el que los residentes de Roma tienen una segunda casa, y la población aumenta en agosto cuando la mayoría de los italianos toman sus vacaciones de verano antes de que se reanuden las actividades escolares.
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En diez segundos Amatrice se derrumbó
"Me salvé de milagro. Diez segundos fueron suficientes para destruir todo", contó Marco, habitante de Amatrice, al diario La Repubblica.
Las agujas del reloj del antiguo campanario de su pueblo, uno de los pocos monumentos que sobrevivió, marca aún las 3H30, la hora del fatídico sismo.
Según un balance extraoficial y provisional diez personas murieron en la localidad de montaña Pescara del Tronto, localidad de importante afluencia turística muy afectada por el sismo.
El alcalde del pequeño poblado de Accumoli, Sergio Pirozzi, contó que su comuna, situada a 40 km del epicentro, quedó parcialmente destruida y que teme por las personas atrapadas bajo los escombros.
"Tres cuartos del pueblo no existe más", lamentó conmovido tras confirmar daños en el hospital local.
Otras tres víctimas fueron registradas en Arquata, otro pequeño poblado, según indicó el presidente de la región Marcas, Luca Ceriscioli.
Las autoridades nacionales decidieron movilizar el ejército para las labores de rescate, que resultan particularmente complicadas debido a que se trata de una zona montañosa de difícil acceso.
Se trata además de una de las zonas con más riesgo sísmico de Italia, país que posee una geología muy particular.
Muchas carreteras y caminos que llevan a los pueblos de montaña se encuentran bloqueados.
Varias réplicas pudieron sentirse durante el resto de la noche, una de 3,9 grados en la provincia de Perugia y otra más fuerte de 5,3, que nuevamente se sintió en Roma, hacia las 04h30 locales.
El papa Francisco interrumpió su tradicional audiencia de los miércoles para manifestar su dolor y cercanía por las víctimas y reconoció que quedó "perturbado" por la noticia.
El centro de Italia sufrió hace siete años, en mitad de la noche, un fuerte terremoto de 6,3 grados que provocó mas de 300 muertos en la región de Acquila.
La comparación con el terremoto de L'Acquila ha sido inevitable, ya que hay una distancia de apenas unos 60 kilómetros y la magnitud fue casi la misma, de 6,3 grados.
"La intensidad ha sido similar, pero la diferencia es que la densidad de la población es diferente, este terremoto ha afectado zonas menos pobladas", explicó el responsable de la Protección Civil