La Argentina ocupa el segundo lugar a nivel mundial detrás de Australia en superficie sembrada exenta de químicos y exporta el 99% de sus productos, principalmente a Estados Unidos y Europa, lo cual genera ingresos anuales por 200 millones de dólares.
Para 2016, los integrantes del Movimiento Argentino para la Producción Orgánica (Mapo) se proponen alcanzar, en cuanto a metas legales, una ley nacional que acompañe y promueva un modo de producir que, entre otras cosas, está en consonancia con la Carta Encíclica Laudato Si, del Papa Francisco, presentada en junio de 2015 como una guía para que la humanidad enfrente el cambio climático y cuide 'la casa común' que es la tierra.
“Somos un movimiento y apuntamos a la conciencia" dijo el secretario de Mapo, Gonzalo Roca, al definir el pensamiento de quienes integran esa ONG y agregó: “Nosotros no decimos a los productores: ‘Hacete orgánico que está buenísimo y ganás más’. No; le decimos ‘hacete orgánico porque corresponde, tomá conciencia’”.
El país cuenta con un prestigio global sustentado en la alta exigencia para la certificación, auditorías permanentes del Senasa y también de los países compradores que permite, a la producción orgánica, abrirse paso en un mundo con consumidores cada vez más atentos a la calidad de los alimentos.
En números, se trata de tres millones de hectáreas destinadas a una producción agrícola exenta de químicos, de las que se obtienen unas 170 mil toneladas de la gran variedad de productos orgánicos que se elaboran localmente y que significan ingresos por 200 millones de dólares para los 1.200 productores que integran el Mapo, una ONG que en 2015 cumplió veinte años de existencia.
Para esta clase de productores del campo la actividad es más que economía o ganancias. Se trata de la misión de “representar, promover
y difundir los principios de la cadena productiva orgánica para atender las necesidades de las comunidades de forma sostenible".
Roca explicó que producir en forma orgánica o como también se dice 'en forma natural', demanda a los agricultores "presencia permanente" porque "no es dar una orden, hacer una fumigada y controlar un yuyo. Se trata de un sistema de producción holístico, completo. Lo que hacemos hoy repercute en los próximos 4 ó 5 años" en cuanto a resultados en calidad.
Convencido, Roca enfatizó que “lo orgánico es muy bueno, aporta a la sociedad. Para nosotros hay que hacer productivo al predio con un manejo para que cada año produzca más, mejor y se estabilice sin contaminar”.