En distintas oportunidades, desde estas columnas hemos hecho alusión a los serios problemas que inciden en la economía provincial como consecuencia de medidas adoptadas a nivel nacional que afectan las exportaciones locales.
Dos han sido los factores que han llevado a esa situación. El primero es producto de la existencia de un dólar planchado, frente a una inflación interna creciente, provocando que los productos pierdan competitividad en los mercados internacionales. El segundo, las erróneas políticas implementadas por la Cancillería, especialmente en la relación con Brasil, lo que ha motivado severos inconvenientes o demoras para el ingreso de productos locales al principal mercado de Sudamérica.
Por distintas razones, desde las economías regionales se ha insistido en señalar que a las autoridades nacionales les preocupa esencialmente lo que sucede con la Pampa Húmeda, en razón de que los granos -y especialmente la soja- constituyen el principal ingreso de divisas desde el exterior. Sin embargo, los datos aportados por la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales indican que los inconvenientes abarcan a todo el país y que se ha producido un preocupante descenso en el ranking regional de exportaciones, apareciendo la Argentina en el quinto lugar detrás de Brasil, México, Chile y Venezuela.
Es lógico ubicarse detrás de Brasil y México, por el tamaño de sus economías, pero ni Chile ni Venezuela cuentan con las excepcionales condiciones de clima y de geografía para explotar una infinidad de productos, primarios y elaborados, de primer nivel de calidad como en nuestro país.
Mientras en la Argentina en el período acumulado de enero a setiembre las exportaciones argentinas cayeron un 1,1% -el Indec señala una cifra aún más grave, del 3%-, y en el resto de la región se produjo un incremento del 4%, en el resto del mundo hubo un aumento del 1,4%. Con datos llamativos, como el aumento del 10% de Uruguay, el 11,3% de Colombia o el 9,98% de Ecuador, por señalar sólo algunos ejemplos. Lo que no hace más que desechar las afirmaciones oficiales que indican que la caída responde a los problemas económicos que afectan a los bloques económicos, especialmente el europeo.
En lugar de centralizar los objetivos en un discurso confrontativo, de afirmaciones económicas poco creíbles, de explicaciones inadecuadas o de búsqueda de fantasmas inexistentes, las autoridades nacionales deberían tomar nota de la realidad que muestran las cifras dadas a conocer por consultoras basadas en hechos concretos.
Deberían preocuparse por establecer qué está pasando en el país para que mientras toda la región crece a cifras de dos dígitos, nosotros sigamos cayendo en lo que a exportaciones se refiere; comprender que la salida de productos al exterior, especialmente los elaborados, genera mano de obra y considerar que con las políticas económicas implementadas van en contra de muchas de sus decisiones anteriores, como es el hecho de que los productos industrializados que salen del país tienen un porcentaje menor de retención por exportaciones que los a granel.
Deberán entender, también, que tienen que dejar de lado esa política de confrontación y priorizar el crecimiento del país, porque para cumplir esa función los eligió la ciudadanía.
