Cuando era un Osito iba a la Bombonera. Lo llevaba su tío, fanático de Boca. Y juntos vieron desde las tribunas azules y amarillas la época de oro Xeneize de la mano de Carlos Bianchi entre 1998 y 2003. Así lo contó el propio Lucas Pratto en una entrevista con un medio de Brasil cuando jugaba en San Pablo, antes de llegar a River?.
En ese lustro de oro boquense, Lucas Pratto (nacido en la Plata el 4 de junio de 1988) pasó de la niñez a la adolescencia y se sumó a las Inferiores de Cambaceres. Del club de Ensenada saltó a Boca. Lo vio Gabriel Palermo, el hermano de Martín, profesor de educación física. Y el rubio goleador lo recomendó a su representante, quien lo llevó al club de la Ribera.
Pratto inició su camino en Boca? en la sexta división. Enseguida se destacó. Hasta le hizo un gol a River en el predio que el club de Núñez posee en Ezeiza, ese predio que años después sería su lugar de trabajo.
El destino le hizo una parábola a ese 9 grandote. En Boca no tuvo lugar. Palermo -justo-, Mauro Boselli y Lucas Viatri, entre otros centrodelanteros taparon su posibilidad de asomar en la Primera de Boca. Apenas un par de partidos y luego llegaron los préstamos: a Tigre, al Lyn Oslo de Noruega y a Unión de Santa Fe. Luego, recaló en la Universidad Católica de Chile. Lo entregaron como parte de pago en la transacción de Gary Medel. Y ahí la carrera de Pratto volvió a empezar...
River se cruzó por primera vez en el camino de Pratto a mediados de 2014 cuando Marcelo Gallardo, recién llegado a la conducción técnica de la institución de Núñez, le pidió a la dirigencia que hiciera el esfuerzo por traerlo. El delantero era figura en Vélez. Pero en Liniers no quisieron saber nada con una transferencia. Y River no pudo pagar la cláusula de rescisión, que era 10 millones de dólares en aquel entonces.
Un semestre después emigró al fútbol brasileño: Atlético Mineiro y San Pablo gritaron sus goles. Pero él no pudo cumplir el sueño que perseguía desde que comenzó a jugar: ganar la Copa Libertadores.
Entonces, no dudó un segundo cuando Gallardo volvió a buscarlo a fines de 2017. Esta vez, la dirigencia redobló los esfuerzos y pagó hasta lo que no podía pagar: casi 14 millones de dólares. La compra más cara en la historia del club. Pratto iba a retribuirlo en la cancha.
Cuando llegó, muchos fanáticos de River estallaron en las redes cuando observaron que la cuenta de Twitter de Pratto llevaba un "12" detrás de su apellido. Ese número es con el que se identifica el hincha de Boca. El delantero lo sacó enseguida, modificando su usuario. Empezaba a tener gestos hacia el hincha Millonario.
Y de a poco hubo cada vez más. Con tiros por elevación y algunos directos hacia el club de la Ribera. Ese al que iba a ver de chico, ahora era su rival. "Ganamos lo más importante del semestre, el que dice otra cosa miente", le dijo a Clarín en una entrevista al final de la primera parte de 2018, en referencia a la final de la Supercopa Argentina que River le ganó a Boca (obtuvo el torneo local) en Mendoza. Y también le disparó a Carlos Tevez: "Entró en el juego mediático de hablar mal de otro colega. Y eso no está bueno. No es de líder".
Meses más tarde, días antes de que River y Boca volvieran a verse las caras en la Bombonera por la Superliga, fue contundente: "En carácter River es más que Boca", afirmó el 9 que usa la 27 porque es el día (27 de agosto de 2010) que nació su hija, Pía. Esa frase le valió un reto de Gallardo pero Pratto demostró en la mismísima Bombonera que tiene mucho carácter. No solo en el 2-0 por el torneo local, en el que hizo un gran trabajo para el equipo.
También en una ocasión mucho más importante. Cuando se calzó la capa roja y blanca definitivamente. Con un remate cruzado, puso el 1-1 parcial en la final de ida de la Copa Libertadores 2018 en la Bombonera, segundos después de que River sacara del medio tras el 1-0 de Ramón Abila. Y exigió a Izquierdoz, quien cabeceó en contra de su arco un centro de Pity Martínez en el 2-2.
Y también fue clave en Madrid, en el encuentro decisivo. También puso el 1-1 parcial. Estampó con su pie derecho la pelota en la red tras una gran jugada colectiva. Y ahí nació el festejo en modo "Oso" (su apodo). Se paró firme y cruzó los brazos. Se lo había pedido su hija.
Es que el platense perdió su lugar en el equipo titular porque una fisura en el sacro a fin del semestre pasado no le permitió hacer una pretemporada a la par de sus compañeros. Y perdió terreno. De todos modos, el viernes ante Arsenal irá desde el arranque para llegar con un buen ritmo al duelo copero ante el conjunto de Gustavo Alfaro.
Ese duelo que Pratto no quiere perderse. Es que parece un hincha más de River, ahora. Como si lo hubieran evangelizado. "En Sudamérica, River es el número 1", declaró hace poco. Para dejar bien atrás aquel niño que iba como hincha a la Bombonera y convertirse definitivamente en una especie de héroe riverplatense...Y en verdugo de Boca.