Cara a cara. Golpe por golpe. Así salió a jugar el Tomba en tierra santafesina. Como ese noqueador que está dulce y confía en su mano. Por eso el Gato Oldrá no se guardó nada y puso lo mejor que tenía en el campo de juego. Adentro Correa para formar el tridente con Fernández y Garro.
Oldrá sabía que la fórmula para contrarrestar el vértigo de Unión, lo mejor era devolverle cada “piña” en ataque a su rival. Claro que la lucha no era fácil teniendo en cuenta que el Tatengue no descansa en su afán de ir hacia el arco contrario y tiene a dos delanteros que están ‘on fire’ como Lucas Gamba y Enrique Triverio.
Y el Tomba, con este libreto de no refugiarse y contestar cada estocada, contó con chances que hicieron revolcarse a Nereo Fernández en más de una oportunidad. También el dueño de casa construyó lo suyo y siempre estuvo latente el gol en el área de Rey. El partido a esa altura ya se había hecho vibrante, emotivo y con una gran dosis de vértigo.
La historia, si bien estaba planteada en un permanente golpe por golpe, estaba controlada. Pero Gastón Giménez vio la tarjeta roja por una ‘pisotón’ sobre la espalda de Gamba que estaba tendido en el piso y eso provocó que el equipo de Madelón se envalentonara y se fuera con todo sobre la humanidad del arquero Bodeguero.
¿El Expreso? Con uno menos, el entrenador resignó a un atacante y pobló el medio con el ingreso de Emmanuel García. El mensaje estaba claro: aguantar y remar de nuevo desde atrás.
Las cosas estaban controladas con el esquema ya más conservador puesto en cancha y el panorama era bueno, en líneas generales, pese a la inferioridad numérica, y hasta Garro y Fernández contaron con ocasiones como para abrir el marcador. Si bien el Expreso se cuidaba mucho más que al inicio, no renunciaba en su ofensiva y sumaba gente en ataque cada vez que la situación le era propicia.
El equipo se iba fortaleciendo con el correr de los minutos pero en el mejor momento, cuando el Tomba parecía plantado firme, llegó ese tiro libre al borde del área y Malcorra no perdonó con su zurda mágica. El disparo fue rasante, firme y al palo del arquero ¿Hubo complicidad de Rey? Cuando parecía que estaba todo acomodado, que nada iba a alterar la armonía defensiva del equipo mendocino, todo se hizo cuesta arriba de cara al tramo final.
Luchó el Expreso hasta el pitazo final de Lunati mucho más de lo que jugó. Pese a esto lo pudo empatar, pero se quedó con las manos vacías y deberá otra vez acomodar la estantería. Lo osado de la propuesta del Gato es para aplaudir y habrá que hacerle pequeños retoques para que tenga más brillo.