En la ciudad del estado de Santa Catarina, River Plate sufrió mucho más de la cuenta para poder defender su pasaje a las semifinales de la Copa Sudamericana. Dos goles de Bruno Rangel, con un descuento provisorio de Carlos Sánchez, ponían en peligro una clasificación que a esas altura parecía mecerse como una torre de naipes.
Por historia, por presente, por calidad de jugadores y por la chapa que supo construir River en torneos continentales de la mano de Gallardo, la diferencia con Chapecoense, su ignoto rival brasileño, hacía suponer una serie sentenciada tras el 3-1 conseguido en el Monumental. Pero el primer tiempo le hizo encender la alarma al conjunto argentino que recién pudo serenarse sobre el final con el gol, siempre puntual, de Sánchez.
Sin brillo, sin acciones colectivas para destacar, pero a los tumbos, se fueron llevando a River contra el arco de Marcelo Barovero. Y River sintió el sacudón. En especial por la punta izquierda donde Milton Casco no hacía pie y Alvarez Balanta no lo sostenía desde atrás. Maranhao era el hombre más peligroso de Chapecoense con sus proyecciones por la banda derecha. Y por ese costado entró Bruno Rangel para ganarle en el salto a Casco y cabecear un centro cruzado para poner el 1-0.
El gol aturdió a River y empujó a Chapecoense que con el 2-0 conseguía el pasaje a semis. Y tuvo una chance clarísima, la mayor polémica de la noche en una corrida de Ananias con Balanta. El zaguero corrió de atrás al brasileño que iba cara a cara con Barovero y se tiró antes de entrar al área tras un leve contacto con el colombiano. Los locales pidieron infracción y expulsión; el árbitro dejó seguir.
Después de esa jugada, los jugadores locales se desenfocaron y entraron en nerviosismo. Y en ese escenario River empezó a ser más prolijo de la mano de Pisculichi. Así llegó el empate, con un buen centro del mediocampista que cabeceó Sánchez en el punto del penal.
En el segundo tiempo, el local lo golpeó a River de arranque. Otra vez falló Balanta en la marca y tras un buen toque al medio la mandó a guardar nuevamente Rangel y el apuro por el empate fue un riesgo.
En las últimas escenas Barovero se convirtió en una de las figuras de la noche al desactivar un cabezazo del atacante con pasado en Qatar que despertó las esperanzas locales. Los envíos cruzados de Ananias descolocaban a la última línea adversa, que se mostraba muy vulnerable, dado que el ingreso de Mammana por Balanta no representó ninguna solución.
Más allá de la clasificación River sabe bien que para seguir avanzando y llegar con buenas aspiraciones al Mundial de Clubes deberá mejorar mucho.
El gol de Rangel con ayuda de Balanta, 1-0
El gol de Carlos Sánchez, 1-1
Rangel, 2-1
