Un padre que fue denunciado por su ex mujer por un presunto abuso contra su hija -delito por el que fue absuelto- pide retomar el contacto con la niña, a quien no ve desde hace casi dos años.
Tanto en el debate como en la Cámara de Apelaciones fallaron a su favor, por lo que se presentó ante la Justicia de Familia, pero todavía no se resuelve su caso. El hombre, además, forma parte de agrupaciones integradas por progenitores con los mismos problemas.
"En realidad a mi hija la vi muy pocas veces. Si no hago esto, me muero", confesó.
Gonzalo (se reservan más datos personales por estar involucrada una menor de edad) tiene 35 años y es padre desde hace casi seis. En agosto de 2009 tuvo una niña con Rocío, una joven de su edad con la que mantuvo una relación corta.
Pero la pareja no funcionó y se disolvió antes de que la pequeña cumpliera un año, es decir, a mediados de 2010. En ese momento, ambos padres establecieron un régimen de visitas "de palabra"; según Gonzalo, podía ver a su hija esporádicamente y en horarios y lugares que decidía la familia de su ex.
Para fin de año, la situación de Gonzalo ya había sido regulada por la Justicia: él la vería tres tardes a la semana en la casa de sus ex suegros, en Maipú. "A veces no podía verla. Decían que estaba durmiendo o que la estaban bañando", contó Gonzalo, que se dedica a realizar trabajos como pintor.
Pero lo peor para el hombre comenzó el 28 de abril de 2011. Ese día, Rocío se acercó a la Oficina Fiscal 10 y denunció que el padre de su hija la había amenazado, lo que minó las posibilidades de contacto entre Gonzalo y la pequeña.
Tras varios meses de presentaciones ante la Justicia de Familia, Gonzalo recuperó el contacto con su hija. La condición fue que para verla se tenían que reunir en una plaza de Maipú bajo la mirada de su ex o sus hermanas.
Pero a fines de 2012, para cuando ya se había restablecido el régimen de visitas entre la antigua pareja y su hija, Rocío volvió a la Oficina Fiscal 10 con una nueva denuncia: acusó a Gonzalo de haber abusado de la niña.
"Ella me lo había dicho pero yo no le di importancia. No le creí", contó el pintor. A esa denuncia, se sumó otra presentación por supuestas amenazas de parte de Gonzalo hacia Rocío.
Las cosas no podían estar peor para el joven padre. Tras la denuncia lo procesaron, le pintaron los dedos, motivo por el cual perdió varios trabajos y, obviamente, la posibilidad de encontrarse con la niña. "Estuve a poco de ir a la cárcel", recuerda.
Para mantener su libertad debió aceptar varias condiciones, por ejemplo no acercarse bajo ningún motivo ni en ningún momento a su hija ni a la madre de la niña.
En diálogo con Los Andes, Gonzalo aseguró algo que ya había declarado ante la Justicia: que su ex le dijo que en realidad ella no estaba tan segura del abuso. Que lo que ella creía era que sus padres -especialmente su madre- había "inducido" a la pequeña para que culpara a Gonzalo.
Conforme se realizaba la investigación del supuesto abuso, Gonzalo comenzó a asociarse con padres que estaban en la misma situación que él (Padres de la Guarda): impedidos de ver a sus hijos.
Sobreseído
En octubre de 2014, la Justicia dictó el sobreseimiento de Gonzalo, tanto por los abusos como por las amenazas.
El primero fue resuelto basándose en que los únicos datos con que se contaba en el proceso eran los de la madre de la niña, que atraviesa"un contexto de conflicto familiar de larga data". Y afirma que el examen pericial hecho a Gonzalo descartó que tenga algún desvío en el área sexual.
En cuanto a las amenazas, que según la denuncia se produjeron durante una conversación telefónica, la Justicia se basó en que la llamada duró 21 minutos y que "no parece razonable que el imputado haya usado una llamada de esa duración para amenazar a la víctima".
Y agrega que si bien existe una relación de conflicto entre ambas partes que puede provocar una amenaza, también puede ser detonante de una denuncia "efectuada para perjudicar a aquel con el que se tiene conflicto", agregaron los jueces de la Cámara de Apelaciones, a donde había llegado el caso después de que la fiscal Susana Muscianisi apelara la decisión en primera instancia, que también absolvió Gonzalo.
De todas formas, la absolución por estas horas se evalúa en la Suprema Corte local, que tendrá la última palabra.
Pese a que la Justicia Penal falló a su favor, padre e hija siguen sin encontrarse. Es que ahora (a casi dos años que no se ven) Gonzalo debe sortear los plazos de la Justicia de Familia. Desde ese ámbito, y pese a que la presentación la hizo hace varios meses y en diferentes juzgados (de Capital y de Maipú), aún no se expiden sobre cómo se restablecerá el contacto entre ambos.
Padres de la Guarda
Para sobrellevar la separación de su hija, Gonzalo buscó contención en la asociación civil Padres de la Guarda, que incluye a papás, mamás y familiares que no pueden ver a sus chicos.
Además de pertenecer a la asociación, con la que llevó adelante varios reclamos -inclusive se encadenó en la Casa de Gobierno-, colocó varias pancartas en distintos lugares del Gran Mendoza anunciando a su hija sus deseos de volver a verla.