Florencia planeaba hace tiempo darle un nuevo rumbo a su vida. Tras meses de ahorro, planes e interminables despedidas, finalmente subió a un avión con destino a Italia el 14 de febrero pasado. Pero nunca imaginó que terminaría confinada en su casa y aislada en la isla de Sicilia, a la espera que los contagios de coronavirus se reduzcan y pueda, finalmente, cumplir su tan anhelado propósito.
"Mi familia está preocupada. Obviamente como estoy en uno de los países con más casos, creen que me puede pasar algo. Trato de transmitirles tranquilidad, porque realmente acá estamos bien", contó a Los Andes Florencia Sánchez (23), quien está alojada junto a su novio en Roccapalumba, un pequeño pueblo de Palermo con siestas templadas, callejones laberínticos y rodeado de montes que aseguran su blindaje y quietud.
La joven, oriunda de Guaymallén, había viajado a Europa en busca de trabajo, luego de culminar sus estudios superiores en la provincia. La elección de la pacífica Roccapalumba no fue al azar, ya que allí nació su abuela paterna. Además del objetivo profesional, Florencia logró conocer a parientes que siempre escuchó en historias de asados dominicales, pero que parecían más cercanos a mitos, como si se tratara de uno de esos arquetipos abstractos que se repiten en tantos argentinos.
"A los 20 días de haber llegado, obtuve la ciudadanía. Luego de eso, la idea era ir a España, pero el 10 de marzo, Italia decretó la cuarentena, y me cancelaron el vuelo programado que tenía para España el 13", recordó Flor, obligada por miedo y destino a buscar otras alternativas para salir de la isla de Sicilia. Hubo una chance de viajar a Londres, pero las medidas restrictivas se endurecieron cada vez más. Entonces, tanto ella como su pareja decidieron quedarse en Italia, esperando que pase la cuarentena.
Después de China, desde donde se originó el brote, el segundo lugar más afectado por la pandemia de coronavirus es Italia, con 31.506 infectados y 2.503 fallecidos. En Sicilia, la zona insular más predominante del país, sólo se registraron dos muertes de un total de 188 casos. En consecuencia, el gobierno local dispuso la suspensión de las conexiones y de los transportes ordinarios de personas de y hacia la isla (avión, ferry y tren).
Si bien en Roccapalumba los vecinos se muestran serenos debido a que no hay casos reportados, apenas pueden salir de sus hogares con una autorización, apta solamente para ir de compras al supermercado o para cargar combustible.
"Acá en el pueblo siempre se habló del coronavirus. La gente se lo toma muy en serio: usa barbijo, guantes de látex, entre otros elementos, y por sobre todo no sale de sus casas. Para salir del pueblo y dirigirte a otros lugares (trabajo, pueblos cercanos, etc.), debés llevar una declaración jurada del motivo sino tenés multa", detalló Flor, quien se ve obligada a pilotear una rutina poco estimulante en relación a lo que pensaba.
"La vida no es muy cara, según estándares de otros lugares más céntricos, u otros países de Europa. Claramente no podés convertirla a nuestra moneda porque sino no vivís. Cada día nos levantamos, desayunamos y tratamos de que sea lo más variado posible, para no bajar las defensas (fruta, cereales, leche y mate). Después limpiamos y nos ponemos a ver una película o serie", agregó la joven, quien señala que la tan sagrada provisión de yerba mate empezó a agotarse y en el pueblo ni siquiera saben qué es.
"La gente de acá está preocupada, aunque es una zona segura. Trata de tomar todas las medidas preventivas", resaltó. Justo en Roccapalumba, hay varios mendocinos que viven allí, pero están hace más de 20 años. "Ya no llegan turistas así que no te encontrás gente que no sea de acá", añadió.
Por el crecimiento exponencial de los contagios, en Italia aún no hay fechas establecidas para levantar la cuarentena obligatoria. "La idea es esperar hasta que se termine todo esto, y así poder ir a España, para luego quedarme un tiempo. Con los míos nos contactamos a través de llamados de WhatsApp o videollamada, siempre un mensaje para que ellos estén tranquilos", cerró la joven, quien reiteró que los argentinos no nos tomemos esta enfermedad como una gripe más.