Mendoza es la principal productora de almendras del país, con 2 mil hectáreas cultivadas del total de 2.700 en todo el territorio nacional. En los últimos dos años, la superficie creció 11% y los productores han manifestado intención de seguir ampliando sus producciones. De todos modos, apenas se abastece un 30% del mercado interno de Argentina y si bien se han empezado a implantar nuevas variedades, de floración tardía, las heladas y el ataque de las aves siguen siendo cuestiones no resueltas.
Valeria Bonomo gerencia un proyecto de 40 hectáreas en Barrancas (Maipú), que nació en 2011. De ellas, 10 ya están en producción, mientras las 30 restantes solo tienen tres años de edad. Para este emprendimiento eligieron variedades españolas, de cáscara dura, para reducir el riesgo de heladas, aunque con una de ellas debieron realizar injertos porque no se adaptó.
Bonomo señaló que el precio de la almendra está establecido en dólares y un par de años atrás costaba mucho defender el producto. En cambio, en los últimos meses ha aumentado bastante la rentabilidad. De ahí que si bien hasta ahora venden en el mercado interno -y de modo incipiente porque recién comienzan-, apuntan a exportar una parte en 2019.
La ingeniera agrónoma comentó que eligieron asentarse en Barrancas, en donde tienen vecinos que también están plantando almendros, porque hay una buena combinación entre precio de la tierra y menor riesgo de heladas, además de buen drenaje, lo que también reduce la probabilidad de aparición de plagas y enfermedades.
Y agregó que tienen previsto ampliar la superficie implantada con este frutal y empezar a tecnificarse (en la medida en que puedan acceder a financiamiento). Es que Bonomo indicó que hay pocas máquinas disponibles en el país y se deben buscar afuera, como también hay reducida disponibilidad de plantas de pelado y acondicionamiento del producto final.
Asimismo, como uno de los costos más importantes de la producción es el de la energía eléctrica para riego, han implementado un sistema por goteo, ya que es una especie que consume mucha agua. Pero además, están instalando paneles solares para abastecer a los pozos.
Más superficie
Manuel Viera, coordinador de la Asociación de Frutos Secos de Mendoza e integrante del área de Vinculación Tecnológica y Socio Productiva de la UNCuyo, destacó que la provincia es la principal productora de almendras del país en términos de superficie cultivada. Así, mientras en todo el territorio nacional hay 2.734 hectáreas implantadas, 2.085 de ellas se encuentran en Mendoza. Le siguen, en orden de importancia, San Juan, con 357 hectáreas, y Río Negro, con 145 hectáreas.
A partir de un sondeo realizado por la asociación, se cuenta con datos actualizados a 2019, que muestran un incremento de 11% en los últimos dos años, con lo que se llegó a las 2.311 hectáreas. Pero además, los productores manifestaron su intención de crecer otras 400 hectáreas para 2022, de modo que se alcanzarían las 2.700.
El incremento está ligado en parte a la llegada, en los últimos años, de variedades provenientes de España, con cáscara dura y floración más tardía, como alternativa a las tradicionales californianas, de cáscara blanda, que florecen más temprano. Por otra parte, para los productores resulta atractivo que al tercer año de implantado, el almendro alcanza entre 30 y 40% de su potencial productivo, y al quinto entra en producción plena.
Variedad y zona adecuadas
Martín Zanetti, del Vivero Productora, explicó que las primeras plantaciones de almendros en el país eran de variedades provenientes de Estados Unidos -como Nonpareil, Merced, Ruby o Thompson- que tienen una floración temprana, alrededor del 5 de agosto. Así se alcanzaron casi 3 mil hectáreas en el país pero periódicamente había pérdidas importantes por heladas.
En el 2000 aparece una nueva variedad, de España (Guara), que florece alrededor del 20 al 25 de agosto. Y a partir de 2005 empiezan a llegar otras -Marianda, Vayro, Mardía- desarrolladas por centros de investigación españoles, que son extra tardías, de floración entre el 5 y hasta el 20 de setiembre.
Zanetti, quien es representante de estas últimas en el país, resaltó que ofrecen mucha más seguridad agroclimática y representan una alternativa de mayor rentabilidad. Es que, al ser de cáscara dura, sufren menos el ataque de pájaros, hormigas y hongos.
Asimismo, generan producciones superiores a los 1.500 kilos de almendras peladas por hectárea. De todos modos, planteó que asesoran al agricultor sobre cuál es la variedad más conveniente para la zona de que se trate.
En este sentido, Viera señaló que hay zonas y años en los que las heladas se producen cuando las variedades tempranas ya cuajaron y, por el contrario, se ven afectadas las de floración tardía. De ahí que haya que buscar la variedad con menor probabilidad de pérdidas de acuerdo a la zona en que se implantará.
Desde la Asociación de Frutos Secos de Mendoza están promoviendo la realización de un estudio de zonificación a nivel provincial para todos los frutales, en los que se pueda conocer qué especies y variedades son las más adecuadas para las condiciones agroecológicas de cada lugar, como también la disponibilidad de infraestructura de procesamiento y mano de obra.
Emilio Cicero, director de Aziza, una empresa familiar dedicada al cultivo de almendra y vid, explicó que han podido subsistir en el tiempo porque sus plantaciones están cerca de la ciudad, donde no están expuestas a heladas intensas. En cuanto a las variedades tardías, coincidió en que no se comportan del mismo modo en los distintos oasis de la provincia, por lo que recomendó asesorarse con especialistas sobre la zona y la disponibilidad de agua, ya que se trata de un cultivo demandante.
Complicado exportar
Manuel Viera explicó que es difícil para los productores locales insertarse en el mercado internacional, ya que su competitividad es mucho menor a la de los estadounidenses, por lo que es casi imposible competir con precio. Es que Estados Unidos tiene una zona productiva muy favorable, con pocas mermas por inclemencias climáticas.
Por otra parte, resaltó que el panorama auspicioso para las exportaciones es coyuntural, pero lo estructural aún no está resuelto.
Por su parte, Martín Zanetti, de Vivero Productora, detalló que Argentina tiene un consumo anual de almendras equivalente a la producción de 7 mil hectáreas, cuando sólo hay 2.700 implantadas. De ahí que considere que primero se debe abastecer el mercado interno para sustituir importaciones con productos locales. En cuanto al precio, indicó que el productor recibe unos U$S 10 por kilo en el mercado mayorista, aunque el consumidor final paga casi el doble, unos $ 900 el kilo.
Relevamiento nacional
Entre 2016 y 2017 se realizó un Relevamiento Nacional de Frutos Secos, que incluyó datos de más de 2.500 encuestas, realizadas en 19 provincias productoras del país. El estudio fue impulsado por el Consejo Federal de Frutos Secos para conocer el panorama real de la producción nacional de nueces, almendras, pecanes, pistachos, avellanas y castañas.
En Mendoza, se tomó como base el Censo Provincial de Frutos Secos que desarrolló el Instituto de Desarrollo Rural en 2016 y se actualizó con un sondeo que realizaron especialistas de la UNCuyo. Se tomó como referencia los establecimientos con un mínimo de 0,5 hectáreas implantadas con frutos secos y también se relevaron establecimientos acondicionadores y comercializadores.
A diferencia de lo que ocurre en provincias como Catamarca o La Rioja, donde muchos pequeños productores se dedican al cultivo de frutos secos, en Mendoza casi 68% de la superficie está distribuida en 73 propiedades que tienen una extensión superior a las 20 hectáreas. En cambio, 355 fincas de menos de 5 hectáreas alcanzan apenas el 10% de la producción provincial.