Cuando se aprestan por transitar el pico de consumo del año marcado por las fiestas de Navidad, los productores de nogales en la provincia enfrentan desafíos de envergadura.
Saben que su producto puede lograr un precio generoso frente a otros cultivos; lo venden entre 3,50 dólares hasta 4 dólares, en otras palabras unos $ 60 el kilo que pueden subir un poco más en la cercanía de Navidad y Año Nuevo.
Conjugado en los perfumes y pastelería de budines y panes de dulces acompañando otras delicias de la comida gourmet, o simplemente en puñados, los frutos secos tiene una fila cada vez más extensa de consumidores.
Desde la Mendoza profunda, los productores en su mayoría están ubicados en el Valle de Uco, saben de sus propiedades y de los encantos del cultivo. Y también de la ventaja de apostar por ellos a la hora de obtener más rentabilidad.
La ingeniería Belén Bobadilla junto a su padre y su marido, cuidan sus nogales desde hace 9 años, ellos poseen en Vista Flores 8 hectáreas y tienen un rendimiento de unos 5 mil kilos por hectárea. En total por temporada pueden arrojar unos 40 mil kilos de nueces.
La finca familiar se completa con las 2 hectáreas que son ocupadas por almendros.
Su emprendimiento productivo lo cierra los dos hornos eléctricos, un proceso fundamental ya que es el secado el que le confiere calidad a las almendras y nueces.
“La temporada pasada secamos con nuestros dos hornos nuestra producción, también la de un vecino y las almendras de otro productor que sufrió una nevada y tenía gran parte de ellas desplomadas en el suelo”, apunta Bobadilla.
Este año junto a su marido, la mujer quiere enfocar sus esfuerzos en duplicar el servicio de secado y extenderlos a otros productores.
Y ya vislumbra el derrame comercial que puede dar ésta iniciativa; “con 6 hornos podríamos podríamos secar 12 mil kilos de almendras en un turno de 48 a 72 horas. Con ésa capacidad en dos turnos y medio podríamos terminar toda nuestra producción y tendríamos el resto de los días para poder ofrecer ése servicio a otros productores. Aquí hay zonas rurales donde no tienen servicio eléctrico o de gas adecuado, y muchos ellos deben secar la producción con luz solar dejando a las almendras y nueces merced a la inclemencias climáticas”, explica la productora.
Por cierto el fruto en materia climática tiene un trío de amenazas naturales encarnadas en lluvia, granizo y heladas.
En el caso de la granizada tira a las almendras y nueces al suelo y las deja manchadas en su interior, el mismo efecto se produce si la granizada deja el fruto en el árbol.
En cuanto a las últimas lluvias al ser abundantes también la humedad atenta contra la calidad del fruto, y de ahí la posibilidad del servicio de secado emerge como una solución sensata y técnica. El fruto ya seco puede ser almacenado mejor y evade los embates de la humedad.
Las bajas temperaturas que cruzan el valle en épocas determinadas pero que también pueden ocurrir sin aviso previo causan daños considerables.
“Una helada fuerte puede llevar hasta el 80% de la producción”, puntea el productor Arturo Soriano. En su caso sus frutos secos los tiene ubicados en San Carlos.
Al presente posee 10 hectáreas, de las cuales 5 hectáreas que producen unas 40 mil kilos. Cuando comenzó con la producción de nogales allá por el año 1996 tenía el sueño de tener una producción activa. Desde el año 2004 logró su objetivo y hoy sus árboles tienen un promedio de 15 a 16 años de vida productiva.
Sus frutos secos los comercializa a un ramillete amplio y extenso repartidos en vendedores, viajantes, dietéticas, almacenes los que se encuentran en Mendoza, Buenos Aires, Entre Ríos, Buenos Aires, Rosario, y Santa Rosa de La Pampa.
Curiosamente, Mendoza con sólo dos vendedores ocupa el espacio más pequeño de su fuerza de ventas.
“Hay mucha sobreoferta, además mucha de la mercadería es robada de las mismas fincas de la provincia. Es más a mí me han venido a vender nueces que son mías”, apunta Soriano.
Si bien la rentabilidad del cultivo no es discutida lo cierto es que para el productor son los costos fijos los que amenazan ahogar el buen presente comercial de los frutos frescos.
“La mano de obra es muy cara. Los nogales requieren de curaciones, podas, y limpieza casi en forma continua. La poda es cara, en la última temporada tuve que pagarle $ 32 por cada árbol, y en mi hectáreas tengo 2 mil plantas en total sólo por hacer la poda fue algo de $ 64 mil”, señala el productor.
Por ley marca que el jornal de un obrero rural debe ser $ 400 por día, pero en ese monto además según Soriano hay que agregar los aportes de seguridad social, lo que puede significar erogar $ 650 por día a cada trabajador rural.
“En cualquier otro cultivo el costo de la cosecha representa el 8,5% de la estructura total de costos, en nuestro caso, se lleva el 15% más o menos”, aclara Soriano.
Y deja números concretos, por cada kilo si su precio de venta más común es de 3,50 dólares, los costos pueden ascender a 2,80 dólares.
La solución posible es apostar por la cosecha mecanizada, un objetivo atractivo para el productor que hoy apunta a la asociatividad para lograr tecnologizarse en ése aspecto del ciclo productivo.
En el caso de la productora Virginia Buenanueva está recién naciendo en la producción de nueces.
“La plantación actual que gestionamos con mi familia no es muy grande es de aproximadamente 2 hectáreas. Si la comparamos con los productores de otras zonas como ser el Valle de Uco o San Carlos; pero la misma se beneficia por estar en una zona como el Challao- en Las Heras, donde el nivel de contaminación de plagas es muy bajo. Además las diferentes condiciones climáticas y de suelo son muy óptimas para la obtención de una buena calidad”, explica Buenanueva, quien, en su caso, el proyecto familiar es poder eficientizar la producción por planta.
Trabajando juntos
Con el financiamiento de $ 4 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) el Ministerio de Economía de la provincia ha conformado un clúster compuesto por productores privados de nueces, almendras y otros frutos secos e instituciones públicas, entre ellas el Instituto de Desarrollo Rural (IDR), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Universidad Nacional de Cuyo (UN Cuyo) y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
El posee un plan estratégico que comenzó a ejecutarse en setiembre de este año y finaliza en marzo del 2017.
“Queremos mejorar la rentabilidad, el desarrollo técnico, e institucional la idea es que a través de una asociación todos los productores puedan transformarse en empresarios”, resume el coordinador del de frutos secos de Mendoza, Federico Morábito.
Para elevar la competitividad del sector de frutos frescos el apunta fuertemente a elevar los esquemas asociativos entre los hombres de campo.
“A través de una asociación de productores pueden articularse mejor con personería jurídica van a poder articularse mejor con otros organismos como la universidad, gobierno y organismos técnicos”, detalló Morábito.
De momento desde el han brindado tres capacitaciones, una en San Rafael y dos en Valle de Uco, de las que han concurrido entre 30 y 40 productores.
A las que se les agregan las últimas jornadas que se desarrollaron el 24 y 25 de noviembre en San Rafael y la ciudad de Mendoza, con el título de “Búsqueda de nuevos mercados”, destinadas a productores e industriales del sector.
Se trató de una capacitación para exportar a los países miembros de la Federación Latinoamericana de Mercados de Abastecimiento (Flama).
En la oportunidad, la Cámara Argentina de Actividad Frutihortícola (CAAF) ofreció capacitaciones para aquellos sectores que no han incursionado aún en el comercio exterior.
