El 23 de marzo Los Andes publicó un extenso artículo donde se destacaba un punto crucial para la salud: las personas no consumen la cantidad de frutas y verduras recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Un año atrás, en el 2012, el Ministerio de Salud de la Argentina emitió un informe en el que aclaró que sólo el 4,8 por ciento de la población consume cinco porciones diarias compuestas por frutas y vegetales. Es decir que de cada 100 personas, 95 no se alimentan como deberían. El porcentaje es demasiado alto para un país donde se producen frutas y verduras que, incluso, se exportan por su calidad.
En ese sentido, el ministro de Salud, Juan Manzur, indicó que "los argentinos, en promedio, consumen por día menos de la mitad de frutas y verduras que las recomendadas por la OMS".
Además Manzur consideró que "ese es un dato a tener en cuenta, ya que la ingesta insuficiente de esos alimentos ocasiona el 31 por ciento de la enfermedad coronaria, el 19 por ciento de los cánceres del tubo digestivo y el 11 por ciento de la enfermedad cerebrovascular".
Las cifras son preocupantes y obligan a modificar los hábitos alimenticios de los hogares. Con la llegada del otoño la gama de sabores se modifica y amplía. Frutas como la banana, limón, mandarina, manzana, membrillo, naranja y pomelo abundan en los mercados mendocinos.
A estas frutas se le suman las verduras y hortalizas de la estación que son: aceitunas, acelga, apio, batata, berro, brócoli, cebolla de verdeo, coliflor, chaucha, palta, hinojo, puerro, rábano, radiccio, radicheta, remolacha, repollo, repollos de bruselas, zanahoria y zapallo. Se trata de alimentos que aportan de manera natural lo que otros traen de forma artificial. Un repaso para conocer los beneficios de estas delicias que brinda el frío.
Banana.
Esta fruta que se puede comer cruda o cocida es una fuente natural de potasio. La banana ayuda a bajar la presión arterial, reduce las posibilidades de sufrir enfermedades relacionadas con el sistema cardíaco y previene la formación de capas en las arterias.
Naranja, limón, mandarina y pomelo.
Los famosos y deliciosos cítricos, fundamentales por su aporte de vitamina C. Un informe realizado por la Unión Industrial Argentina, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica detalla que la Argentina es el octavo productor mundial de cítricos y el primer productor mundial de limón. Así es que este tipo de frutas abundan a lo largo y ancho del país.
El limón
es un gran antioxidante, depurativo y aporta vitamina C, que es fundamental para prevenir la gripe, la bronquitis y todas las afecciones respiratorias típicas del invierno. La naranja es la vedette y es fundamental ya que mantiene activas las defensas contra las mismas enfermedades respiratorias además de contener ácido fólico. Una naranja por día aporta la cantidad de vitamina C y ácido fólico necesarios.
La mandarina
tiene menos vitamina C que la naranja pero además aporta provitamina A, vitamina B, calcio y potasio. Y el pomelo no se queda atrás, es depurativo, laxante, diurético, tiene vitamina C, es un buen remedio contra las várices y reduce el colesterol.
Manzana.
Otra fruta maravillosa. Un estudio de la Universidad de Massachusetts Lowell (UML) determinó que el consumo del jugo de manzana aumenta la producción en el cerebro de acetylcholine esencial para los neurotransmisores. ¿Qué se logra? Aumentar y mantener la memoria. Además esta fruta sirve para mejorar los problemas gastrointestinales, la diarrea, la inflamación estomacal y mucho más.
Membrillo.
A tener muy en cuenta a esta fruta que tiene una antigüedad de más de 4 mil años. Contiene provitamina A, C, B1, B2, potasio, magnesio, calcio, fósforo, manganeso, azufre, cloro, cobre, hierro. Sus beneficios para la salud son muchos, es astringente, ayuda a los hipertensos, baja el colesterol, es un buen tónico, previene enfermedades cardiovasculares, es antiinflamatorio, ayuda a prevenir úlceras y trastornos gástricos.
Verduras en la mesa
Aceitunas.
Tienen un alto contenido de ácidos grasos monoinsaturados, estos ácidos disminuyen el colesterol en sangre lo que previene además enfermedades cardíacas. También es rico en antioxidantes naturales y en vitamina E.
Acelga.
Bienvenidos al mundo del hierro. La acelga es fundamental para aquellas personas que luchan contra la anemia. Además contiene vitaminas A y C y un alto aporte de betacarotenos, que se transforman en vitamina A dentro del organismo. La vitamina A es fundamental para la vista, contribuye a prevenir la pérdida de la visión, el glaucoma, la ceguera nocturna, las cataratas y las infecciones como la conjuntivitis.
Repollos y remolachas.
En el repollo se encuentran tantos beneficios que sorprenden ya que no son tan conocidos como los de, por ejemplo, la naranja. Esta verdura fortifica, ayuda a combatir los microbios, elimina los gusanos intestinales, purifica, regulariza el estómago, el hígado, el intestino, equilibra el sistema nervioso, calma los dolores gástricos e intestinales y encima favorece la regeneración celular. ¿Qué más se le puede pedir? Hay más, detiene el envejecimiento prematuro.
Atención con la remolacha ya que sus propiedades ayudan a prevenir el cáncer, la primera causa de muerte en el mundo entero. Es una fuente de hierro, ayuda a curar los dolores de cabeza y es depuradora de la sangre. ¡Bienvenida entonces a la mesa!
Verduras naranjas: zapallo y zanahoria.
El zapallo es otro de los vegetales "milagrosos". Es una hortaliza que ayuda a la digestión. Tiene vitaminas A, B, C y E a las que se le suman los minerales como el potasio. Ayuda a las personas con hipertensión, mejora a quienes sufren mareos, es depurativo, laxante y diurético, fortalece a los huesos y nervios y normaliza a los intestinos.
Para terminar, la zanahoria. Ella es algo así como una vedette de la cocina. Se usa en ensaladas, comidas y hasta postres. Para comenzar tiene calcio, hierro, potasio, fósforo y otras vitaminas, como las B, C y D. Previene enfermedades relacionadas con la vista, protege la piel, equilibra problemas metabólicos, promueve la salud de los pulmones, se usa para evitar la anemia, la depresión, es antioxidante y tiene un gran contenido de fibra.
Las razones están más que expuestas. Las frutas y verduras del otoño aportan beneficios difíciles de conseguir en suplementos y alimentos. Ideales para los católicos que celebran la Semana Santa y para todos los que cuidan su salud y la de sus hijos. Sólo resta aplicar la creatividad para cocinarlas y prepararlas. Las recetas abundan y los sabores prometen una fiesta en el paladar.