Frente a la caída de los cultivos de invierno

Un informe del Instituto de Desarrollo Rural permitió determinar que el año pasado hubo una fuerte caída, del treinta y siete por ciento, en la superficie destinada a los cultivos de hortalizas de invierno. Se debe actuar en consecuencia, más aún con los

Frente a la caída de los cultivos de invierno

La fuerte caída -del 37%- en los cultivos de invierno que se registró el año pasado, debe constituir un llamado de atención, esencialmente porque es ahora cuando comienza la siembra de ese tipo de hortalizas.

Si bien es cierto que fueron el ajo y la cebolla las que produjeron los mayores inconvenientes, no es menos real que, en el caso de la horticultura, muchos productores actúan e implantan de acuerdo con su criterio individual, ya que, al no estar agrupados como sucede en la vitivinicultura o la olivicultura, no suelen contar con la información suficiente respecto del funcionamiento futuro de los mercados.

Para Mendoza, la horticultura contiene una parte importante de la actividad agrícola, ubicándose en tercer lugar después de la vitivinicultura y la fruticultura. Es, además, la segunda productora del país, después de Buenos Aires y superando con creces a otras provincias, como Córdoba, Santiago del Estero, Misiones o Santa Fe.

Paralelamente, ese tipo de cultivos constituye un factor importante en la economía de los departamentos del Valle de Uco y en el denominado “cinturón verde”, que conforman sectores de Guaymallén, de Maipú, de Luján y de Las Heras.

De acuerdo con un informe proporcionado por el Instituto de Desarrollo Rural, en el período 2012-2013, el área destinada al cultivo de hortalizas de invierno en Mendoza se achicó un 37% respecto del período 2011-2012, agregando que ese marcado retroceso fue el resultado de una disminución interanual del 46% en la superficie cultivada con ajos y de un 40% en la de cebollas.

Traducidas a hectáreas, significaron 7.389 menos, en el caso de los ajos y 473 en las de cebollas. De todos modos, tomadas por decenio, las cifras varían en razón de que históricamente las hectáreas destinadas al cultivo de hortalizas invernales rondaban las 15 a las 20 mil hectáreas y el año pasado alcanzó las 13 mil.

Al hacer referencia a los motivos por los cuales la implantación de ajos decreció, desde el organismo se indicó que hubo atrasos en la fecha de siembra, falta de riego oportuno, clima adverso y mercados externos bien abastecidos, aunque también cabría aclarar que los problemas planteados entre la Argentina y Brasil respecto del comercio exterior pueden haber influido negativamente.

Debemos recordar que Brasil es el principal destino hacia el cual va dirigido el ajo argentino y en los últimos años debió enfrentar la competencia que representó el ajo chino, que ingresó al mercado brasileño con precios mucho más convenientes.

El informe también señala que, a excepción del ajo y de la cebolla, en el resto de las hortalizas las hectáreas cultivadas se mantuvieron, destacando entonces que la superficie anual destinada a hortalizas invernales y estivales oscila entre las 38 mil y las 42 mil hectáreas.

Los números dados a conocer por el IDR, si bien no son alarmantes, constituyen un llamado de atención, a los efectos de modificar la situación.

Tanto el IDR como el INTA o ProMendoza están desarrollando una interesante tarea en el plano de la información, pero es necesario profundizarla en razón de que el productor de hortalizas es propenso a accionar de acuerdo con sus propias expectativas.

No debe olvidarse que la actividad agrícola, especialmente en el caso de las hortalizas, constituye una fuente importante de mano de obra, la que no sólo se desarrolla en las fincas sino que se amplían llegando a los lavaderos de zanahorias, las empacadoras de ajos o los galpones destinados al procesamiento de los productos.

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