Francisco y Macri, un camino hacia el deshielo plagado de desconfianzas

Francisco y Macri, un camino hacia  el deshielo plagado de desconfianzas

El papa Francisco y el presidente, Mauricio Macri, volverán a verse las caras frente a frente el próximo 15 de octubre en el Vaticano. Una reunión que, a priori, se presenta más distendida, familiar y menos protocolar que aquel primer encuentro del 27 de febrero, de breves 22 minutos y encorsetado por un marco de frialdad y formalidad.

El pontífice argentino dio dos señales inequívocas de querer descontracturar la audiencia, al adelantarla dos días para que no quede envuelta en las connotaciones políticas del 17 de octubre, Día de la Lealtad peronista, y al disponer que se haga en un estudio anexo al Aula Pablo VI y no en el Palacio Apostólico, como la primera.

Macri también puso su parte al aceptar viajar con una comitiva “austera” a la canonización del Cura Brochero que el pontífice presidirá en la Plaza San Pedro un día después de la audiencia, y cumplir la promesa que le hizo a Jorge Bergoglio de llevar a su hija Antonia, además de a su esposa Juliana Awada (ver aparte).

Una semana antes, los posibles temas que abordarán el Papa y el Presidente durante el diálogo privado son motivo de corrillos políticos y eclesiásticos, no siempre bien intencionados.

“Tengo una gran expectativa que va a ser una buena conversación”, dijo la canciller Susana Malcorra, a quien el Papa recibió en julio y destacó su “cintura política” para ejercer la función.

En otros sectores del Gobierno ponen en duda, sin embargo, que el encuentro sea tan distendido como se cree de antemano y fundamentaron su preocupación en un antiguo refrán eclesiástico: “De Roma viene, lo que a Roma va”.

La Casa Rosada tiene motivos para preocuparse, porque los informes que obispos e interlocutores informales le acercan a Francisco son poco alentadores: pobreza y desocupación en alza, inversiones que no llegan y un llamado a una mesa de concertación nacional que Macri demora, porque considera que puede afectar la gobernabilidad.

Precisamente, la Iglesia insistió en los últimos meses en la necesidad de un pacto entre sectores para buscar soluciones a tres “lacras” que afectan al país: pobreza, corrupción y narcotráfico. Problemas a los que también sumó últimamente la inseguridad.

Más allá de estas urgencias, en ambientes eclesiásticos anticiparon que el Papa buscará conocer también los pormenores y “solvencia” del programa que instrumentó el Gobierno para traer al país a unos 3.000 refugiados sirios, con la creación de un “gabinete nacional” específico. Un tema recurrente en la agenda de Francisco, en el contexto de lo que llamó “una tercer guerra mundial en partes”.

Asimismo, anticiparon que el pontífice intentará indagar sobre cómo hará Macri para “integrar” en su política económica a los movimientos sociales.

Esos que el miércoles bloquearon el tránsito e instalaron ollas populares en diferentes puntos del país en reclamo de “un millón de puestos de trabajo”.

El dato no es menor. El Papa acompaña desde sus años como arzobispo la defensa de los derechos y de las 3T -trabajo, techo, tierra- que hacen las familias que integran estos movimientos populares, y a cuyos referentes argentinos prevé recibir a principios de noviembre.

Desde la llegada de Cambiemos al poder en diciembre de 2015, la relación de Francisco y Macri estuvo marcada por el protocolo, los cortocircuitos y las desconfianzas mutuas. Desconfianzas que vienen desde los años que convivieron en Buenos Aires: uno como arzobispo, el otro como jefe de gobierno de la Ciudad.

Fricciones personales de larga data, a las que se sumaron roces nuevos a raíz del rosario que el Papa le envió de obsequio a Milagro Sala, la dirigente social jujeña detenida y acusada de fraude en la construcción de viviendas sociales, o la decisión de recibir en audiencia privada a Hebe de Bonafini, entre otras.

También hubo cortocircuitos más recientes como los que se generaron entre el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el asesor papal Marcelo Sánchez Sorondo, sobre presuntas deficiencias en la gestión de gobierno de Cambiemos para transmitir sus “intenciones”.

Con todo, Francisco dijo en una entrevista con el diario La Nación que no tiene "ningún problema con Macri" y hasta lo consideró "una persona noble".
En este contexto, el 15 de octubre volverán a verse en el Vaticano.

Agencia DyN

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