La Habana. El papa Francisco se encontró ayer con los cubanos en una emotiva misa en la Plaza de la Revolución, tras la cual acudió a visitar al líder Fidel Castro en su residencia de La Habana.
En la misa, el Papa hizo un llamado a servir a los más frágiles y pidió por la paz en Colombia, ante la multitud que desde la madrugada había colmado la plaza.
“Ser cristiano entraña servir la dignidad de sus hermanos, luchar por la dignidad de sus hermanos y vivir para la dignidad de sus hermanos”, expresó el Papa.
Poco después, en el Angelus, el Papa rogó por la paz de Colombia e hizo un llamado a evitar “otro fracaso” en la reconciliación de ese país que sufre un conflicto armado de más de medio siglo.
“En este momento me siento en el deber de dirigir mi pensamiento a la querida tierra de Colombia, consciente de la importancia crucial del momento presente, en el que, con esfuerzo renovado y movidos por la esperanza, sus hijos están buscando construir una sociedad en paz”, dijo Francisco en alusión a los diálogos del gobierno de ese país y la guerrilla comunista de las FARC.
Desde 2012, el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las FARC llevan adelante esas conversaciones en La Habana, en el cuarto intento que realizan por negociar la paz en los últimos 30 años.
Reunión con Fidel
Después de la misa, el Papa se dirigió a la residencia de Fidel Castro, de 89 años, donde ambos sostuvieron “un encuentro muy familiar, muy informal” en presencia de la esposa del líder máximo, Dalia Soto del Valle, así como sus hijos y nietos, informó el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi. “El Papa fue con un pequeño grupo a la residencia del comandante”, señaló Lombardi, al precisar que él mismo no estuvo presente en el encuentro.
En su reunión, abordaron algunos temas de actualidad internacional, como los daños al medio ambiente.
Francisco y Fidel intercambiaron regalos, que consistieron en algunos libros y CD.
En particular, “el comandante donó al Papa el libro 'Fidel y la religión' con una dedicatoria: para el Papa Francisco, por su fraternal visita a Cuba”, indicó Lombardi. El Pontífice se reunió por la tarde con el presidente Raúl Castro.
Antes de la misa, tres opositores fueron detenidos, cuando comenzaron a gritar consignas contra el gobierno en momentos en que llegaba Francisco en el papamóvil.
Francisco sostuvo un encuentro de casi una hora con el presidente Castro en el Palacio de la Revolución, donde le mostró lo que parecían regalos desplegados en un salón: una gran cruz hecha con remos y un Cristo crucificado, además de una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre.
Tras dejar el palacio, el Papa fue a la Catedral de La Habana, donde se reunió con sacerdotes y religiosas. Por primera vez en su gira por Cuba, el Pontífice dejó de lado los discursos preparados e improvisó.
El Papa pidió a los curas y monjas no caer en la tentación de la riqueza. “Nuestra Santa Madre Iglesia es pobre. Dios la quiere pobre como quiso pobre a nuestra santa madre María”, dijo.
A su llegada a la isla el sábado, Francisco se metió de lleno en el proceso de deshielo, instando a los gobiernos cubano y estadunidense a continuar por el camino abierto recientemente y “desarrollar todas sus potencialidades”.
La visita de Francisco a Cuba es la primera etapa de una gira que le llevará también a Estados Unidos, a partir del próximo martes.
El Papa argentino es reconocido por haber mediado secretamente en el restablecimiento de las relaciones entre esos dos enemigos, desde la Guerra Fría.
Pero en la misa no hizo alusiones políticas ni al embargo de Estados Unidos sobre la isla, ni a la disidencia o el exilio.
En cambio, el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, intervino para pedir que el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba beneficie a sus pueblos.