Francisco: “No se aguanta ya el sistema económico”

En una entrevista con el diario español La Vanguardia, el Papa cuestionó a “un sistema que para sobrevivir debe hacer la guerra”. Agregó: “Hemos caído en un pecado de la idolatría del dinero... La economía se alimenta de una cultura del descarte".

Francisco: “No se aguanta ya el sistema económico”
Francisco: “No se aguanta ya el sistema económico”

En una entrevista que el Papa Francisco concedió el lunes pasado al diario español La Vanguardia, y que se dio a conocer ayer, el Pontífice, fiel a su estilo directo y franco, cuestionó en duros términos a la economía mundial.

“Es un sistema que para sobrevivir debe hacer la guerra”. Agregó: “Hemos caído en un pecado de la idolatría del dinero. La economía se mueve por el afán de tener más y, paradójicamente, se alimenta una cultura del descarte”.

En el Vaticano -un día después de la oración por la paz con los presidentes de Israel y Palestina el Papa  se mostró muy satisfecho y “contento” de “haber hecho todo lo posible” por el entendimiento entre israelíes y palestinos.

En cuanto al problema que enfrentan muchos cristianos en países en donde constituyen una minoría religiosa, el Pontífice expresó: “Los cristianos perseguidos son una preocupación que me toca de cerca como pastor.

Sé muchas cosas de persecuciones que no me parece prudente contarlas aquí para no ofender a nadie. Pero en algún sitio está prohibido tener una Biblia o enseñar catecismo o llevar una cruz... Quiero dejar claro una cosa: estoy convencido de que la persecución contra los cristianos hoy es más fuerte que en los primeros siglos de la Iglesia. Hoy hay más cristianos mártires que en aquella época. Y no es por fantasía, es por números...”

También tuvo duros conceptos contra los violentos que, utilizando la religión como justificativo,  siembran el terror en algunos países de África y Asia.

“La violencia en nombre de Dios -dijo- domina Oriente Medio. Es una contradicción. La violencia en nombre de Dios no se corresponde con nuestro tiempo. Es algo antiguo. Con perspectiva histórica hay que decir que los cristianos, a veces, la hemos practicado. Cuando pienso en la guerra de los Treinta Años, era violencia en nombre de Dios.

En respuesta a una pregunta sobre el mote de “revolucionario” que algunos han puesto a Su Santidad, Francisco encaró la respuesta con un toque de humor:

“Deberíamos llamar a la gran Mina Mazzini, la cantante italiana, y decirle ‘prendi questa mano, zíngara’ y que me lea el pasado, a ver qué hay... Para mí, la gran revolución es ir a las raíces, reconocerlas y ver lo que esas raíces tienen que decir el día de hoy. No hay contradicción entre revolucionario e ir a las raíces. Más aún, creo que la manera para hacer verdaderos cambios es la identidad. Nunca se puede dar un paso en la vida si no es desde atrás, sin saber de dónde vengo, qué apellido tengo, qué apellido cultural o religioso tengo”.

¿Por qué es importante que la Iglesia sea pobre y humilde?, le preguntó el periodista de La Vanguardia. “La pobreza y la humildad -contestó Francisco- están en el centro del Evangelio, y lo digo en un sentido teológico, no sociológico. No se puede entender el Evangelio sin la pobreza, pero hay que distinguirla del pauperismo. Yo creo que Jesús quiere que los obispos no seamos príncipes sino servidores.

-"¿Qué puede hacer la Iglesia para reducir la creciente desigualdad entre ricos y pobres?"

-“Está probado que con la comida que sobra podríamos alimentar a la gente que tiene hambre. Cuando usted ve fotografías de chicos desnutridos en diversas partes del mundo se agarra la cabeza, no se entiende. Creo que estamos en un sistema mundial económico que no es bueno. En el centro de todo sistema económico debe estar el hombre, el hombre y la mujer, y todo lo demás debe estar al servicio de este hombre.

Pero nosotros hemos puesto al dinero en el centro, al dios dinero. Hemos caído en un pecado de idolatría, la idolatría del dinero. La economía se mueve por el afán de tener más y, paradójicamente, se alimenta una cultura del descarte. Se descarta a los jóvenes cuando se limita la natalidad. También se descarta a los ancianos porque ya no sirven, no producen, es clase pasiva... Y ahora también está de moda descartar a los jóvenes con la desocupación. A mí me preocupa mucho el índice de paro de los jóvenes, que en algunos países supera el 50%.”

Continuó Francisco: “Alguien me dijo que 75 millones de jóvenes europeos menores de 25 años están en paro. Es una barbaridad. Pero descartamos toda una generación por mantener un sistema económico que ya no se aguanta, un sistema que para sobrevivir debe hacer la guerra, como han hecho siempre los grandes imperios. Pero como no se puede hacer la Tercera Guerra Mundial, entonces se hacen guerras zonales. ¿ Y esto qué significa? Que se fabrican y se venden armas, y con esto los balances de las economías idolátricas, las grandes economías mundiales que sacrifican al hombre a los pies del ídolo del dinero, obviamente se sanean”.

-"Usted está cambiando muchas cosas. ¿Hacia qué futuro llevan estos cambios?"

-No soy ningún iluminado. No tengo ningún proyecto personal que me traje debajo del brazo simplemente porque nunca pensé que me iban a dejar acá, en El Vaticano. Lo sabe todo el mundo. Me vine con una valija chiquita para volver enseguida a Buenos Aires. Lo que estoy haciendo es cumplir lo que los cardenales reflexionamos en las Congregaciones Generales, es decir, en las reuniones que, durante el cónclave, manteníamos todos los días para discutir los problemas de la Iglesia.

Para el final, Francisco dejó una respuesta que pinta de cuerpo entero su simpleza y bonhomía. Le preguntaron cómo quería que lo recordaran el futuro y contestó: “No lo he pensado, pero me gusta cuando uno recuerda a alguien y dice: ‘Era un buen tipo, hizo lo que pudo, no fue tan malo’. Con eso me conformo.

Seguridad: "Sé que me puede pasar algo"

“Sé que me puede pasar algo, pero está en manos de Dios”. Con esa frase, el Papa Francisco se refirió a los riesgos a los que está expuesto por no acatar a rajatabla el protocolo de seguridad impuesto por el Vaticano para los pontífices.

En ese sentido, contó que él se siente como "dentro de una lata de sardinas" si se moviliza en un papamóvil cerrado.
"Recuerdo que en Brasil -contó- me habían preparado un papamóvil cerrado, con vidrio, pero yo no puedo saludar a un pueblo y decirle que lo quiero dentro de una lata de sardinas, aunque sea de cristal", confesó.

“Para mí -dijo Francisco, de 77 años- eso es un muro. Es verdad que algo puede pasarme, pero seamos realistas: a mi edad no tengo mucho que perder”.

El Papa prefirió desde el inicio de su pontificado utilizar coches abiertos a diferencia de su predecesor Benedicto XVI, que viajaba en un papamóvil con blindaje antibalas, una medida introducida después de la tentativa de asesinato al Papa Juan Pablo II en 1981.

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