El Papa Francisco llamó a no resignarse ante las amenazas del narcotráfico, en una misa en Michoacán, Estado aterrorizado por el cártel pseudorreligioso Los Caballeros Templarios, desatando voces de escepticismo y esperanza de que su mensaje de paz haga carne entre los criminales.
“¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas?”, preguntó el Papa en una festiva misa ante unos 20.000 religiosos y seminaristas. “Frente a esta realidad nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio: la resignación”, advirtió.
En su cuarta jornada de peregrinación a México, Francisco visitó Morelia, capital de Michoacán (occidente), considerado por mucho tiempo un bastión del narcotráfico. La “resignación no sólo nos atemoriza sino que nos atrinchera en nuestras sacristías y aparentes seguridades”, sostuvo el Papa en este Estado con una fuerte tradición religiosa.
Los religiosos cantaron e improvisaron coreografías en un ambiente de fiesta mientras esperaban la llegada de Jorge Mario Bergoglio, el primer Papa latinoamericano de la historia. Después de la ceremonia con los religiosos, Francisco tomó el “papamóvil” para recorrer las calles coloniales de Morelia, donde miles de fieles apostados a la vera del camino lo vitoreaban ondeando banderas y globos blancos y amarillos.
“Ojalá que con su bendición, Dios se apiade de nosotros y que esta gente del narco escuche y entienda este mensaje”, manifestó Alfredo Vázquez, empleado municipal de 53 años, tras la misa.
Menos optimista, Rosa García, una ama de casa de 60 años, comentó: “Yo no creo que esto vaya a cambiar mucho sólo porque vino el Papa. Puede mandar muchos mensajes de paz, pero los criminales seguro no escuchan. Ellos hacen dinero fácil y no lo van a dejar”.
Michoacán es uno de los Estados más peligrosos para los curas mexicanos, que no han escapado de la violencia de los cárteles de la droga. Unos 40 sacerdotes, seminaristas y laicos religiosos han sido asesinados en la última década en México.
El mensaje de ayer fue el segundo en su gira por México en que el Papa llamó a líderes religiosos a tener coraje frente al narcotráfico. Aunque Morelia queda lejos de la denominada Tierra Caliente, en 2008 fue víctima de la violencia del crimen organizado con un atentado sin parangón: dos granadas estallaron en la abarrotada plaza principal en los festejos de la Independencia dejando ocho muertos.
"Justicia divina"
En setiembre de 2006, Michoacán fue noticia cuando cinco cabezas humanas aparecieron rodando en un bar de Uruapan, en la subregión de Tierra Caliente, con un mensaje: “Esto es justicia divina”.
Lo firmaba el cártel de La Familia Michoacana, uno de los varios que han irrumpido en este estado clave para el narcotráfico y cuyo líder, Nazario Moreno “El Chayo”, aseguraba estar protegiendo a los michoacanos del sanguinario cártel Los Zetas.
La Familia creó una “Biblia” mezcla de “denuncia social, autoayuda y pinceladas cristianas” donde se establecía que sus miembros, por ejemplo, no podían tomar alcohol ni drogas, recuerda Jaime Rivera, catedrático de la Universidad Michoacana.
A finales de 2010, el cártel se reinventó en Los Caballeros Templarios, siguiendo su misticismo y usando como símbolo la cruz roja de las Cruzadas católicas de la época medieval.
Los Templarios construyeron altares y figuritas dedicadas a El Chayo, “San Nazario” (abatido en 2014), a quien veneraban con oraciones. “Defensor de los enfermos, San Nazario santo nuestro, siempre en ti yo me encomiendo”, decía uno de los rezos.
Violencia y respuesta
Más allá de su discurso pseudorreligioso, el cártel extorsionaba, violaba, secuestraba y mataba a tantos vecinos de la productiva zona de Tierra Caliente, que centenares de campesinos se alzaron en armas en su contra a inicios de 2013.
Estos grupos de autodefensa fueron desarmados por el gobierno y parte de ellos reconvertidos en fuerzas rurales, que ahora deberán depurarse e integrarse al mando único policial.
"Ojalá el gobierno haga bien su trabajo, que no tengamos que tomar las armas otra vez. Pero es difícil, hay autodefensas llenas de infiltrados de lo que queda de Los Caballeros y no entendemos por qué el gobierno no los desarma", comenta Hipólito Mora, ex líder de una autodefensa rural.
Los curas también sufrieron el conflicto entre las autodefensas y Los Templarios en la capital de Tierra Caliente, Apatzingán.
Prohíben estudios laicos a curas salvadoreños
La Conferencia Episcopal de El Salvador (Cedes) prohibió a los sacerdotes realizar estudios en universidades laicas, advirtiendo que corren muchos riesgos ante las tentaciones del mundo, según el semanario Orientación, de la Iglesia Católica.
“Hacemos del conocimiento de todos los sacerdotes de la provincia eclesiástica de El Salvador, especialmente de los párrocos, de los administradores parroquiales y de los vicarios parroquiales, que no está permitido realizar estudios universitarios en universidades laicas sin el permiso escrito del respectivo obispo diocesano”, señala una carta de los obispos publicada por el semanario en su última edición del domingo.
El hecho de que los sacerdotes estudien carreras universitarias “por iniciativa propia y en universidades laicas no es lo propio ni lo conveniente para nosotros (iglesia), pues corremos muchos riesgos frente al mundo, además de dejar en cierto abandono la parroquia y la vida pastoral (...)”.
Para esta disposición, los obispos salvadoreños dicen basarse en una homilía del Papa Francisco pronunciada el 26 de abril de 2015 en la basílica de San Pedro, cuando ordenó a 19 nuevos sacerdotes.
Los obispos piden a los curas que deseen realizar sus estudios universitarios “hacerlo saber a su propio obispo diocesano” para que, la Conferencia Episcopal pueda “ir paulatinamente buscando” becas en alguna universidad eclesiástica o en el centro de estudios del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam).
“Tampoco se trata de estudiar cualquier carrera universitaria por si acaso un día se abandona el sacerdocio. Esto no va con nuestra vocación y misión. Lejos de nosotros esta tentación", enfatiza la nota restrictiva.