Está a cargo del RRII, de una de las empresas de vino más grande de Argentina: Grupo Peñaflor, que maneja el 26% de la exportaciones de vino de Argentina y tiene el 20% de la participación del mercado argentino.
- ¿Qué diagnóstico hace de la industria del vino?
-En los últimos 40 años el consumo interno del vino, que es nuestro principal mercado, ha caído por debajo de los 20 litros per cápita. Mientras que cuando miras qué ha pasado con la cantidad de hectáreas que sirven para hacer ese vino, la caída de cantidad de hectáreas no ha acompañado esa baja de consumo. Hay un problema de sobre producción que se nota más en años de buena producción, y esos excedentes causan ruido en toda la cadena del sector.
-Entonces, ¿Hay excedentes?
-Si te respondo por el promedio de los últimos 10 años, está dentro de los parámetros normales. Pero esto no quita que todos los años Mendoza y San Juan acuerdan destinar que una parte de esa producción vaya a jugo concentrado de uva, y eso te indica que este problema es histórico. Es un problema estructural de fondo, que tiene la industria del vino. Otros países han sufrido este problema y lo han solucionado, un ejemplo de ello podría ser que lo que se hace en España. Esto no quiere decir que hay que erradicar viñedos. A Argentina le paso lo mismo que Chile, Francia y España con el consumo interno, lo que pasó en esos países supieron conquistar el mercado externo, en diferentes franjas de precio, pero Argentina a la fecha estamos en los 10 primeros países del mundo que menos internacionalización tienen el mundo del vino. Tenemos una necesidad imperiosa de desarrollar mercado internacionales.
-¿Sólo se soluciona el problema con exportar más?
-Creo que lo que falta es una ámbito de discusión entre el sector público y el privado para planear estrategias para atender esto, más allá de la exportación. El gobierno de Mendoza viene hace muchos años con diferentes programas para tratar de solucionar ese problema, quizás lo que falta es mayor intensidad en los recursos invertidos, porque es costoso. Si comparás Argentina con Chile; allá tienen el 85% plantado con Cabernet Sauvignon, Chadornnay, Sauvignon Blanc y Carmenere. Si vos mirás como es la composición de Argentina -sacando el malbec-, plantado de estas variedades solo tienen el 35%, este es el mejor indicador de que Argentina necesita reconvertir. Pero reconvertir no significa arrancar, sino reconvertir. No estamos de acuerdo con el concepto de que sobran productores o sobra uva. Lo que nos sobra es uva que no tiene mercado, por eso un tercio tiene que ir mosto. No creo que Argentina un productor haya plantado uva pensando en que iba a hacer mosto. Históricamente en Argentina se plantó uva para hacer vino.
-Habló de que hace falta un ámbito de discusión entre el sector público y privado para planear estrategias, ¿no es la Coviar ese espacio?
-La Coviar tiene que ser ese ambito pero esa discusión en Coviar no se está materializando de la forma que debe ser. La Coviar tiene un plan estratégico, que es muy bueno en cuanto a la promoción internacional, la promoción nacional y la integración de pequeños productores, pero no tiene un pilar que sea de reconversión productiva para atender los dos primeros objetivos.Tiene haber una mesa en donde esté sentado el sector productivo, el sector industrial, que incluye al mercado interno y la exportación y el sector público. Saber que recursos hay como se puede hacer una reconversión o si se puede utilizar otras herramientas para estabilizar el mercado.
-¿En el corto plazo que se puede hacer?
-Como Peñaflor, en un año difícil para la producción porque se ha caído mucho la producción, por la baja de las ventas en el mercado interno y externo, nosotros tuvimos compra récord de uva, mayoritariamente en Mendoza. Nuestra empresa tiene 700 productores a los que le recibimos la uva y este año debemos reconocer que aparecieron nuevos productores para que les recepcionemos la uva.
-¿El año pasado Peñaflor reajustó los precios y los plazos a quienes les compró la uva?
- Lo que existió fue cambio de condiciones en los plazos. No ha todos nuestros productores, entiendo que el tema fue cambio de plazos a muchos se les terminó de pagar en diciembre o febrero de este año. No es algo que nos enorgullece, haber cambiado las condiciones pactadas de palabra con muchos productores, pero lo tuvimos que hacer por el difícil contexto económico y financiero en el cual estaba nuestro país y en el cual opera nuestra empresa. El año pasado fue un muy mal año para la mayoría de las bodegas, en parte eso está reflejado en porque las bodegas no están todas absolviendo uva. Pero nosotros tuvimos que tomar una decisión difícil, no fue en todos los casos, pero no cambiamos precio. Y este año no se va a repetir.
-¿Hay concentración en el mercado vitivinícola?
-Claramente, no. Globalmente las primeras 10 bodegas del mundo, de las cuales son 2 son de Argentina, tienen solo el 13% del comercio mundial. Cuando uno mira la concentración de otras industrias como las de bebidas, la concentración es mayor. En Argentina tampoco es una industria concentrada por diversas razones, no hay ninguna bodega que tenga la capacidad de fijar los precios de la materia prima.
-¿Está seguro?
-Si, no hay capacidad para fijarle precios a los canales de venta como los supermercados, porque si una bodega quisiera imponer sus precios y condiciones, no sería posible, porque el supermercado tiene una gran cantidad de oferentes para rechazar la oferta. Hay 20 bodegas que hacen al 75% de las ventas en el mercado interno. Eso hace a un nivel de atomización enorme. El único segmento de la industria donde hay una concentración relativa, es el sector del tetra brik. Es el sector más voluminoso de la industria, hace al 45% de las ventas en el mercado interno y hay cuatro empresas que tienen más del 80%.
-Entonces si tienen capacidad de fijar el precio de las criollas...
-En esta campaña, que siempre surgen conversaciones en torno a esto, nos llamaron del gobierno y nosotros les respondimos que era muy difícil que nosotros pudiéramos influir en los precios de las criollas cuando tenemos solo el 14% del mercado de tetrabrik. No entendemos porque tenemos que responder a la consulta de la concentración, si solo tenemos 14% del mercado con nuestra marca Termidor. Estamos convencidos que es una industria hipercompetitiva.
- En este contexto económico, ¿la empresa va a invertir?
-Este año estamos invirtiendo 650 millones. En fincas y en bodegas principalmente. No solo en Mendoza (incluyendo San Rafael) sino también en las demás provincias donde estamos presentes. San Juan, Catamarca, Salta y Buenos Aires. Todos los segmentos requieren inversiones. En 2018 pusimos dos nuevas líneas de tetra en San Juan para tener en el mercado el primer envase brik con tapa a rosca. Asimismo, continuamos con inversiones en bodegas para ampliar capacidades en elaboración y estiba de alta gama.
“La competencia está afuera”
“Hemos tomado la decisión de focalizar nuestra representación gremial en Bodegas de Argentina porque estamos convencidos que es la cámara madre de la industria, no solo en Mendoza sino a nivel nacional. Creemos que hay demasiadas cámaras en toda la cadena. Eso tiene que la riqueza de que la diversidad está represantada, pero en el escenario nacional que es en donde el vino actua, muchas veces en Buenos Aires, funcionarios nacionales desconocen las diferencias que existen en la representación. En general, en el sector hay mucha rigidez institucional y presidencialismos fuertes en vez de gestión colegiada, y enconos personales de larga data que impiden que la industria pueda desarrollar todo su potencial de lobby. Perdemos muchas energías en internas. Debemos trabajar juntos por el vino argentino. La competencia está afuera”.