El Papa Francisco cumplió ayer 79 años en una jornada en la que el Vaticano no programó ningún acto oficial, tal como marca la costumbre de la Santa Sede.
Jorge Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936, se crio en el barrio porteño de Flores y tras una larga carrera religiosa en 1998 se convirtió en arzobispo de Buenos Aires y el 13 de marzo de 2013 la fumata blanca lo anunció como nuevo líder mundial de la Iglesia Católica. Como cada día Francisco ofició ayer misa en la capilla de Santa Marta y durante el resto de la jornada siguió con sus obligaciones como jefe de Estado del Vaticano.
Durante la homilía puso en contexto con la próxima 49va. Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1 de enero bajo el lema de “Vence la indiferencia y conquista la paz”, e insistió en pedir “el perdón y la reconciliación” frente a la “globalización de la indiferencia”.
En medio del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, el Pontífice recordó que “la Iglesia Católica quiere difundir en todo el mundo el espíritu de perdón y de reconciliación” como forma de vencer “la globalización de la indiferencia que por desgracia es una de las tendencias negativas” de hoy en día.
El miércoles, durante la tradicional audiencia en la Plaza de San Pedro, los fieles católicos que acudieron a escuchar al Papa aprovecharon para felicitarlo por el cumpleaños por adelantado y hacerle una fiesta con bailes, cánticos y hasta algunas tortas. El año pasado, cuando su cumpleaños coincidió con la audiencia general, más de 7.000 bailarines de tango regalaron al Papa una milonga multitudinaria.