Francisco "Pancho" Carrasco nos recibe en su casa de la Quinta Sección. Con el buen humor que lo caracteriza comienza a contarnos sobre sus comienzos en la actuación y su actualidad en Mendoza.
-¿En qué momento de tu vida te vinculaste a la actuación?
-A los 5 ó 6 años en Antofagasta, en Chile, comencé un taller de teatro con un primo mío que era más grande. Íbamos los sábados a la mañana. Al principio hicimos algunas obras. Era muy chiquito, pero me enganché mucho con la "movida" del teatro. Me pegó fuerte.
-¿Había algún antecedente en la familia de gente que se hubiera dedicado al teatro?
-No. Fue una cuestión casi coprogramática. Era como para hacer algo. Me engancharon y empecé a ir. De hecho mi primo, con el que iba, no siguió y mis compañeros tampoco. Pero a mí me gustó mucho desde el principio. Después, a los nueve años, me fui a vivir a Santiago y ahí había muchos más talleres y posibilidades de aprender sobre teatro. Luego, en la secundaria, se armó una compañía donde participé mucho. Incluso entramos en un encuentro de teatro que se hacía en muchos países de Sudamérica. Viajamos mucho en ese tiempo.
-¿Ya te destacabas en ese grupo de la secundaria teniendo en cuenta que venías haciendo teatro desde tan chico?
-Sí, puede ser. Pensándolo de esa manera sí. Yo traía ya toda una "historieta" con el teatro.
-¿Cómo llegaste a Argentina?
-En 1997 yo estaba de gira en Santa Fe, con ese grupo que tenía cuando era adolescente. De regreso a Chile quedamos varados en Mendoza, porque estaba cerrado el paso. Estuvimos una semana, sin un mango… una locura. Ya casi lloraba, quería volver a Chile. En mi estadía averigüé que había una Facultad de Teatro y un día me fui caminando para allá. Cuando llegué justo estaba el "Flaco" Suárez (NDR: uno de los actores más importantes que ha tenido Mendoza) dando una clase. No me olvido más. Fue muy divertido. Creo que eso me hizo tener como una premonición de que tenía que quedarme acá.
-¿Fueron difíciles los primeros tiempos en Mendoza?
-Cuando me vine definitivamente paraba en una terraza muy chiquita que me habían prestado. Ahí empecé a estudiar en la Escuela de Teatro. Fueron cinco años. También viví en la casa de un amigo que me hacía el aguante. Eso era en Yapeyú, al lado de la fábrica Minetti.
-¿De qué trabajaste en ese tiempo para mantenerte?
-Uff, de todo (risas). Los primeros años venía con ropa de Chile y la vendía a la gente de la universidad. Me convenía el cambio. Compraba allá y vendía acá. Traía colines, camisetas, cancanes, remeritas, lo que te puedas imaginar… todo para chicas. Pasaba un cuadernito en la facultad con las anotaciones de las compras y a principios de cada mes les cobraba a los compradores. Con eso iba "tirando". También trabajé de mozo y como boletero en el cine de la Universidad.
-¿Hace cuánto vivís acá?
-Ya hacen casi 15 años.
-¿Acá encontraste tu lugar en el mundo para desarrollarte como actor?
-Sí, totalmente.
-¿Te volverías a Chile?
-Yo me siento mendocino por adopción, aunque algunas veces me den ganas de irme. De todas maneras pareciera ser que el lugar elige a uno, más que uno al lugar. Siempre que he estado por irme sale algo interesante y termino quedándome. Igualmente sería genial poder hacer cine o televisión en otro lugar. Eso es algo que me apasiona.
-En los últimos tiempos has estado muy vinculado a la Vendimia. ¿Qué significa la Fiesta para vos?
-En 1999 me presenté al primer casting de la Vendimia como actor y quedé. Me pareció una experiencia increíble. Como extranjero estar ahí es un flash. Sólo ver el lugar, físicamente, es increíble. Después salir a escena es algo impactante. Así fue que siempre seguí como actor hasta que en un momento empecé a desarrollar mi rol de director. Ya en 2008 entré a trabajar en el equipo de Walter Neira (NDR: ha sido director general de la Vendimia en distintas oportunidades) y fui el director de actores de la Fiesta. También hice ese trabajo en 2011 y 2012.
-¿Cómo fue realizar esas Fiestas?
-Yo siempre tuve la idea de que el trabajo actoral de la Fiesta era un poco pobre y que guardaba cero relación espacial con lo que sucedía en el Acto Central. Mi propuesta fue romper un poco con eso y dar un salto actoral de carácter cuantitativo bajo una dinámica de trabajo bastante estricta. Igualmente mi experiencia, por haber participado en años anteriores, me ayudó a trabajar sobre el tema. Este año además presenté, con mi equipo, un muy buen proyecto para dirigir todo el Acto Central de la Vendimia pero, por mala suerte, salimos en segundo lugar.
-¿Vas a volver a presentar un proyecto para dirigirla?
-Vamos a ver… (piensa). A mí me cuestan mucho las desilusiones en cuanto a la poca transparencia de algunas decisiones. No importa quién gane pero sí el método de elección. Sobre todo que un ministerio funcione como tal. Creo que hay demasiados errores e infracciones en torno a este tema. Eso te pone incrédulo y te hace pensar en si realmente vale la pena trabajar seis meses para armar un proyecto tan grande como éste. Pero está claro que me encantaría poder hacer la Vendimia. No voy a estar años detrás de eso; espero lograrlo pronto.
-¿Qué significó para vos haber sido el director de la Vendimia Gay realizada la semana pasada?
-Fue una experiencia muy buena. No se me había ocurrido antes trabajar en la Vendimia Gay, pero me pareció algo súper interesante como desafío. Fue un espectáculo distinto. Por suerte salió un show a gran nivel. Se hizo un trabajo muy profesional en muy poco tiempo y quedamos muy contentos. Además la respuesta de la gente fue la mejor.
-¿Cómo te ofrecieron el protagónico en cine de "Road July"?
-Yo conocía a Gaspar Gómez (NDR: director de la película), pero no teníamos mucha relación. Me parecía medio agreta (risas). Había ido a algunos castings de sus producciones, pero nunca quedaba seleccionado. Un día vino al cine de la Universidad, donde yo cortaba entradas, y me dijo que tenía una propuesta de trabajo para mí. Ahí me contó lo de la película. El proyecto estaba recién "naciendo", faltaban más de dos años para empezar con todo. Era una semilla pero desde el primer momento le dije que me interesaba. La historia me pareció alucinante. Yo siempre había dicho que antes de los 30 años quería trabajar en una película y fue muy gracioso porque cumplí 30 años filmando "Road July" en Agua del Toro.
-¿Cómo fue la construcción del personaje?
-Él me había visto en una obra que se llamaba "Los Compadritos". Muchas de las cosas que él completó del personaje tuvieron que ver con nuestras charlas.
-¿Hubo un cambio en tu vida a partir de filmar la película?
-Sí, primero de manera interna. Sobre todo por mi capacitación y concentración para ser consciente de que iba a protagonizar una película. Estuve mucho tiempo viendo y reviendo películas y estudiando planos. Tenía que hacer una codificación bien de cine, que quedara correcta. Lo primero y más importante que esperaba era poder actuar bien. Y en el rodaje descubrí una pasión muy grande por el cine. Quisiera hacerlo toda la vida.
-¿Y cómo es el reconocimiento de la gente en la calle?
-Eso es muy gracioso. En el lugar menos pensado aparece alguien que me reconoce y comenta algo sobre "Road July". Es increíble. Y ahora que la película salió a la venta y la están "pirateando" en la calle, pasa mucho más. Es como que la ha visto muchísima más gente. Pero es muy lindo porque el mendocino no es mucho de cruzar esa línea. Pero que se pare la gente y me charle es impresionante. La gente se siente muy identificada con la película.
-¿Imaginabas que a los 33 años ibas a haber logrado tantas cosas en tu carrera profesional?
- Siento que uno en el fondo sí imagina que le puede ir bien, porque percibe cosas. Ahora es un poco relativo decir qué es que te vaya bien y qué no lo es. Depende de si se mide por una cuestión económica o en algo más personal. Lo importante es ir desarrollándose dentro de lo que uno hace y tratar de ir progresando. Yo siempre he sido inquieto y he buscado situaciones para mejorar.
-¿Cómo es vivir de la actuación en Mendoza?
-Yo creo que ser artista no es fácil en ningún lugar del mundo. Tomar la decisión de vivir de esto es complicada. De todas maneras esta situación forma parte de la vida de un actor. Creo que si fuera diferente hubiéramos elegido otra profesión.
-¿Qué es lo que más disfrutás de tu día a día?
-He encontrado una tranquilidad que está muy buena para poder crear y generar cosas. Tiene que ver con la maduración seguramente. Disfruto mucho del trabajo que hago en las mañanas en MDZ Radio. Eso es muy placentero. Ahí estoy de 7.30 a 13 y hago personajes. Eso me mantiene en un estado creativo constante.
Francisco Carrasco, un actor de película
Comenzó a estudiar teatro en su Chile natal. Ha protagonizado obras celebradas, Fiestas de la Vendimia y hasta publicidades en la provincia. El cine le dio fama.
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