Aún no es oficial, pero Pablo VI será beatificado por Francisco, probablemente el 19 de octubre, quien -según insistentes versiones- podría además proclamarlo santo en junio del año próximo.
Si se confirma esta rápida escalada a los altares de Giovanni Montini -que reinó como 222° pontífice entre el 21 de junio de 1963 y el 6 de agosto de 1978, cuando murió en la residencia estiva de Castelgandolfo de un edema pulmonar a 81 años-, Jorge Bergoglio será el primer obispo de Roma en haber proclamado santos a tres papas.
Los cardenales y obispos de la Congregación para la Causa de los Santos aprobaron ayer por unanimidad el milagro atribuido a la intercesión de Pablo VI.
El prefecto que conduce la llamada "Fábrica de Santos", cardenal Angelo Amato, debe ahora visitar a Francisco, quien firmará el decreto que oficializa el milagro y definirá la fecha de la proclamación del nuevo beato.
En los medios italianos y luego del mundo se difundió de inmediato ayer la información de que la fecha elegida será el 19 de octubre, cuando se realizará la ceremonia de conclusión del Sínodo Mundial de Obispos dedicado a las familias.
Fue el Papa Montini el que instituyó el Sínodo en 1965, de acuerdo a las decisiones del Concilio Vaticano II que Pablo VI clausuró a fines de ese año tras la muerte de Juan XXIII en junio de 1963, que lo había inaugurado el año anterior.
El milagro aprobado
El milagro atribuido a la intercesión de Pablo VI se produjo en 2001 en Estados Unidos.
Un feto en la vigesimocuarta semana de gravidez tuvo gravísimos problemas con un diagnóstico dramático de muerte en el útero o de nacimiento con fatales insuficiencias renales. Pero su madre se negó a abortar y, con una monja amiga que había conocido al Papa Montini, rezaron pidiéndole que intercediera ante Dios. Diez semanas, después los análisis médicos atestiguaron un notable mejoramiento inexplicable. El chico tiene hoy 13 años y crece normalmente.
La elevación a la beatitud de Pablo VI sigue pocos días después a la doble canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, el domingo 27 de abril, ante una gigantesca multitud que se reunión en Roma para la ceremonia.
Fuentes eclesiásticas recordaron ayer a la prensa que Francisco podría el año próximo, como se rumorea, canonizar a Pablo VI en junio. No sería necesario constatar un segundo milagro.
El Papa tiene la potestad de considerar cumplida esta obligación. Jorge Bergoglio ha utilizado esta facultad canónica en seis ocasiones desde que fue elegido obispo de Roma el 13 de marzo del año pasado. Uno de los casos fue el de Juan XXIII.
Ninguno de los otros papas del siglo XX ha tenido la influencia cultural de Giovanni Montini, un hombre religioso de refinada erudición, gentil y reservado, en la juventud universitaria católica italiana. Apenas elegido Papa, Juan XXIII nombró de inmediato cardenal a Montini y le pidió que le ayudara a dar vida al Concilio. Cuando supo que padecía un cáncer al estómago, dijo a sus principales interlocutores internos de la Curia que la lógica imponía que su sucesor fuera el futuro Pablo VI.
Así fue. Montini siguió el proceso iniciado por su predecesor y completó el Concilio que había sido interrumpido por la muerte de Juan XXIII. Después soportó la borrasca del posconcilio en las que quedó envuelto, acusado de conservador y de ultrarreformista. Pablo VI dejó el legado de sus encíclicas, como la "Humanae Vitae", que mantuvo la posición tradicional de la iglesia contra los anticonceptivos. Giovanni Montini hizo además desde 1964 a 1970 diez viajes, convirtiéndose en el primer Papa de la historia que alargó el horizonte personal de un pontífice a los cinco continentes.