Francia y Alemania duelo grande por un lugar en semifinales

Juegan en el Maracaná desde las 13, en uno de los enfrentamientos más parejos. Los galos llegan con el equipo más entero, pero los germanos tienen ventaja en el historial.

Francia y Alemania duelo grande por un  lugar en semifinales
Francia y Alemania duelo grande por un lugar en semifinales

Francia y Alemania se medirán en Río de Janeiro en un duelo entre dos grandes del fútbol europeo, en el que el ganador tendrá como premio un puesto en las semifinales del Mundial de Brasil 2014.

Los alemanes llegan al partido en el Maracaná entre dudas, después de sufrir hasta el alargue para deshacerse de Argelia en los octavos de final por 2-1. Por su parte, Francia ha mostrado uno de los juegos más sólidos del campeonato, aunque también tuvo que esperar a los últimos diez minutos para definir su partido ante Nigeria por 2-0.

El ambiente que rodea a ambos equipos es bien distinto. Después de la decepción de 2010, en la que los “bleus” no sólo fueron eliminados en la fase de grupos sino que protagonizaron un motín que terminó con varios jugadores sancionados, Francia recuperó el amor y la confianza en el equipo.

En Alemania, por el contrario, el entusiasmo que despertaba el juego alegre y combinativo del equipo dirigido por Joachim Löw, inspirado en la España campeona de 2010, ha dado paso a la desconfianza. Aunque tiene contrato hasta 2016, el técnico germano se juega gran parte de su crédito en Brasil, donde está al frente del equipo por cuarto torneo consecutivo.

Bajo su dirección, el equipo logró el subcampeonato europeo en 2008 y llegó a las semifinales del Mundial 2010 y la Eurocopa 2012, pero la actual generación de jugadores alemanes quiere un título que avale la transformación filosófica y estética del fútbol alemán.

Löw necesita encontrar la fórmula que haga funcionar a un equipo que, tras golear 4-0 a Portugal en el debut, fue de más a menos en el torneo. El alemán podría modificar el dibujo, introducir cambios en el equipo, remodelar la delantera, devolver a Philipp Lahm a la defensa o nada de todo eso.
"Nadie sabe realmente cómo será la alineación. Eso se sabrá sólo el día del partido", advirtió el atacante André Schürrle, que revitalizó al equipo saliendo del banquillo en octavos de final y podría ser una novedad en la alineación ante Francia.

Pocos saben lo que pasa por la cabeza del técnico alemán, que no obstante asegura tener todo el “plan del partido en la cabeza”. “Pueden pasar muchas cosas, lo sé”, dijo Löw. “Estoy totalmente relajado, afronto el partido con absoluta confianza”.

Si Lahm vuelve a la línea de cuatro de la defensa, Sami Khedira y Bastian Schweinsteiger podrían ocupar de nuevo el doble pivote, como en Sudáfrica 2010.

“El gen ganador es importante”, advirtió Löw, en una llamada a los viejos valores competitivos de Alemania, tres veces campeona del mundo y cuatro subcampeona.

“Francia es un rival enorme con grandes jugadores. La voluntad de llegar a la final, la capacidad de superarse, la fuerza con la que se desea la victoria serán decisivos”, añadió.

Löw y Deschamps: vidas diferentes, estilos similares

Si algo demuestra una comparación entre Joachim Löw y Didier Deschamps es que caminos diversos pueden llevar a convicciones similares. El técnico alemán y su rival francés se verán hoy  las caras en el Mundial de fútbol de Brasil con un estilo parecido surgido de historias vitales diferentes. Löw recibió su primer golpe como técnico pocas semanas antes de que Deschamps lograra su máximo éxito como jugador. A mediados de 1998, el técnico alemán fue despedido del Stuttgart tras caer ante el Chelsea en la final de la UEFA. Ese mismo verano, Deschamps ganaba el Mundial de Francia con su selección.

“Siempre odié perder. Quiero ganar siempre, hasta a las cartas”, se describió el francés antes del hasta ahora último cruce con Alemania, un amistoso en febrero de 2013 que terminó con victoria germana por 2-1 en París. Pero el hambre de gloria no impide que Deschamps mantenga los nervios. Cuando los medios franceses comenzaron a tomar los cuartos de final mañana en Río de Janeiro como una revancha de la dura derrota ante Alemania en semifinales de España 1982, el técnico evitó entrar en el juego.

“La mayoría de los jugadores ni siquiera habían nacido. ¿Qué les voy a contar? Yo tenía sólo 14 años”, dijo con frialdad. La épica histórica no encaja con el estilo sereno del galo.

En el banco, el entrenador de 45 años es incluso más sereno que Löw. Está lejos del modelo de técnico efusivo de gestos exagerados. Pero su autoridad es indiscutida y se lo considera un obsesivo de la disciplina. Cuando en la concentración francesa en Ribeirao Preto volvió a escucharse una pregunta sobre la ausencia del lesionado Franck Ribéry, el técnico recordó que en sus tiempos de jugador era un recio mediocentro que no ahorraba entradas para frenar al rival. “Y puedo seguir haciéndolo”, dijo sonriente, medio en broma y medio en serio. Deschamps es un ganador. Lo fue ya como jugador en el Olympique de Marsella, la Juventus y la selección gala. Y quiere seguir siéndolo como técnico. El ex luchador del mediocampo nacido en Bayona, en el País Vasco francés, necesita el éxito.

El currículum de Löw es más modesto. Su carrera como jugador se asocia sobre todo al Freiburg, de segunda división. También como técnico se mantuvo durante años tras dejar el Stuttgart en equipos de relevancia media en Austria y Turquía, hasta que Klinsmann lo eligió como asistente al llegar a la selección alemana en 2004.

A diferencia de Deschamps, que heredó un equipo problemático que tuvo que “depurar”, Löw tuvo la ventaja de llegar a la selección en un tiempo de refundación. La Alemania de hoy es, en gran medida, la Alemania diseñada por el técnico de 54 años. La mezcla de mesura y autoridad define también al alemán. El estilo reposado y la educación germana no le impidieron enfrentarse a sus jefes o mantenerse fiel a sus ideas pese a las críticas.

Löw se sorprendió cuando le preguntaron si el cruce con Francia mañana era el más importante de su carrera. “¡De ningún modo! Hubo ya otros partidos igual de importantes”, dijo sin dudar. Y es que el Mundial 2014 es ya el cuarto torneo grande que afronta, después del de Sudáfrica 2010 y de la Eurocopas 2008 y 2012. Para Deschamps, que llegó a la selección francesa tras la Eurocopa 2012, es el primero. Uno de los dos se despedirá hoy de Brasil mucho antes de lo deseado.

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