Los "chalecos amarillos" lanzaron un ultimátum al presidente de Francia, Emmanuel Macron, con una nueva manifestación que desde primera hora de la mañana registró altercados y estaba destinada a mostrar que el movimiento mantiene su fuerza a pesar de las promesas gubernamentales.
"Después de esta jornada, al menos para mí, no habrá más manifestaciones. Habrá acciones de verdad, tendremos que proponer bloqueos. Hemos demostrado que sabemos manifestarnos, que no ha funcionado y que no hemos sido escuchados", dijo en las redes sociales uno de sus líderes radicales, Éric Drouet.
En toda Francia hubo unos 32.300 manifestantes (10.000 solo en París), según el Ministerio del Interior. Un primer balance oficial indicó que 230 personas fueron detenidas. También hubo sesenta heridos, entre ellos 17 policías (uno grave al recibir un golpe en su cabeza con un adoquín), un bombero y 42 manifestantes, informaron fuentes oficiales.
Esta décimo octava manifestación es considerada crucial porque se cumplen cuatro meses de protestas y tiene lugar un día después del final del Gran Debate Nacional im
pulsado en enero por Macron para encontrar respuestas con las que atajar la crisis social y política desatada desde mediados de noviembre por los "chalecos amarillos".
"El gran debate lo que ha sido es una gran broma", denunció Quentin, un participante en la manifestación parisina, de 30 años y llegado expresamente de Nantes, en el oeste del país. En este tiempo, agregó, no ha cambiado nada a nivel político, pero "gente de diferentes medios ha aprendido a conocerse en favor de una lucha común".
El llamado RIC, Referendo de Iniciativa Ciudadana (RIC), sigue siendo la principal reivindicación de los opositores, que también reclaman la disolución de la Asamblea Nacional (Diputados) y la constitución de una provisional "mientras se reorganiza el sistema".
La Prefectura de Policía de París movilizó para este fin de semana 5.000 efectivos, un número superior a los desplegados en protestas anteriores, consciente de que esta jornada es delicada y va a coincidir con otra gran marcha organizada en contra del cambio climático, reportó el diario Le Parisien.
Epicentro
El Arco del Triunfo fue epicentro de una movilización que comenzó pacífica, con silbatos y bengalas, pero que poco después estalló con varios focos de altercados, que las fuerzas del orden intentaron contener con gases lacrimógenos para detener los ataques de los manifestantes con botellas, piedras y adoquines.
En los Campos Elíseos hubo comercios de lujo saqueados o incendiados, el histórico restaurante Fouquet's acabó destrozado y, en una avenida cercana, el incendio de un banco obligó a evacuar todo el edificio, donde hubo once heridos leves.
En total, hubo 42 heridos entre los manifestantes, diecisiete agentes y cinco bomberos.
"Firmeza total"
Respuesta del gobierno
El primer ministro francés, Édouard Philippe, quien se desplazó a la zona de los disturbios, pidió a las fuerzas del orden "firmeza total". "Que los que se libran a estos actos inaceptables puedan ser juzgados y castigados con severidad", expresó.
En tanto, el ministro del Interior, Christophe Castaner, sostuvo: "Profesionales del desorden equipados y con máscaras se han infiltrado en los cortejos. Mi consigna a la Prefectura de Policía: responder con la mayor firmeza".