Con su promesa de renovación de la vida política y una batería de reformas, el movimiento del presidente centrista Emmanuel Macron obtuvo ayer una mayoría absoluta abrumadora en las legislativas en Francia, donde la oposición quedó malherida.
La República en Marcha (LREM) de Macron, creado hace poco más de un año, y su aliado centrista del MoDem barrieron a los principales partidos históricos de izquierda y derecha con unos 360 escaños de 577, muchos más de los 289 necesarios para la mayoría absoluta, según las estimaciones publicadas por los institutos de opinión.
Aunque holgada, esta victoria es inferior a los pronósticos de encuestas recientes que llegaron a predecir hasta 470 escaños a los centristas.
Y además se ha visto empañada por un índice récord de abstención en este tipo de comicios, que superará el 56%, según institutos. La victoria anunciada del partido del presidente, junto con un desinterés creciente por la política, ha disuadido a muchos votantes de acudir a las urnas.
“Hace un año, nadie habría imaginado una renovación política semejante”, se felicitó el primer ministro, Edouard Philippe. La metamorfosis en la Asamblea Nacional saltará a la vista: la mitad de los nuevos diputados no han ocupado nunca cargos electos y proceden de la sociedad civil, habrá muchos más jóvenes y mujeres, y una mayor diversidad étnica.
En opinión del profesor de Derecho Constitucional Didier Maus, “se tiró todo lo que representaba un sistema anterior y se está intentando otra cosa”. El presidente más joven de la historia de Francia -tiene 39 años- y prácticamente desconocido hace apenas tres años se ha fijado como prioridad reformar el país de cabo a cabo con un abanico de propuestas socioliberales.
La nueva Asamblea Nacional empezará por votar tres proyectos de ley: uno sobre la moralización de la vida pública -tras una campaña deslustrada por diferentes escándalos político-financieros- otro para reforzar las medidas de seguridad contra el terrorismo y un tercero sobre la reforma del código del trabajo.
Con su triunfo bajo el brazo, el europeísta Emmanuel Macron acudirá en posición de fuerza el jueves y viernes a una reunión del Consejo Europeo en Bruselas.
En el poco más de un mes que lleva de presidente, Macron se labró una reputación a nivel internacional de hombre carismático. En mente de todos está la imagen del firme apretón de manos con el presidente estadounidense Donald Trump - interpretado como un desafío -, y su liderazgo mundial en la lucha contra el cambio climático cuando Estados Unidos decidió salirse del acuerdo de París.
Puertas adentro, también hay quien dice que la victoria electoral de su movimiento en las legislativas se debe sólo a su arrebatadora personalidad.
La alianza de conservadores terminaría con entre 126 y 131 diputados, de los cuales una parte está dispuesta a apoyar al partido de Macron, siempre según estimaciones de los institutos de opinión.
“Es más que una derrota, es el final de una época”, comentó la exministra de derecha Valérie Pécresse.
Los socialistas y sus aliados pierden la mayoría y acaban por los suelos con entre 45 y 50 escaños tras el impopular gobierno de François Hollande, marcado por el desempleo y los atentados yihadistas.
Como marca la tradición, Edouard Philippe presentará, hoy o mañana, la dimisión de su gobierno. Se le encomendará la formación de otro, con una posible remodelación. “Empieza el tiempo de la acción”, declaró.
Marine Le Pen fue electa diputada por primera vez
La líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen, será por primera vez diputada en la Asamblea Nacional, tras su elección de ayer.
“Frente a este bloque que representa los intereses de la oligarquía, somos la única fuerza de resistencia”, dijo Le Pen tras anunciar que su partido obtuvo al menos seis diputados, cuatro más de los actuales, en las elecciones en las que el partido del presidente Emmanuel Macron - La República en Marcha -, obtuvo una clara mayoría absoluta.
Derrotada por el centrista Macron en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de mayo, esta abogada de formación, de 48 años, se impuso en su bastión de Henin-Beaumont (norte), antiguo bastión socialista golpeado por la desindustrialización y el paro. En las presidenciales, obtuvo más de 60% de los votos en esta antigua ciudad minera de 27.000 habitantes, con un programa antiinmigración y eurófobo.
A nivel nacional, obtuvo un resultado histórico en la segunda vuelta de esas elecciones (33,9%), aunque luego su partido sufrió un revés la semana pasada en la primera vuelta de las legislativas, con únicamente 13,2% de los votos a nivel nacional, en ligero retroceso respecto a 2012. “Buena parte de nuestros electores se abstuvo en la primera vuelta, la mitad no se movilizó”, estimó Le Pen.