La protesta del Mayo Francés impulsó el desarrollo de recursos visuales simples y de alta eficiencia comunicativa.
En esos días de agitación y rebeldía, un grupo de estudiantes de la Escuela de Bellas Artes de París, denominado "Pintura Joven", tomó las instalaciones del taller de litografía de esa escuela para imprimir afiches.
El taller, que estaba destinado a la producción artística, constaba de prensas manuales, por lo que se dificultaba la impresión de afiches a gran escala.
Otros grupos de estudiantes, también solidarizados con la clase obrera, se las ingeniaron para hacer afiches utilizando un sistema de impresión que, por su nivel artesanal, no demanda grandes instalaciones para montar el taller de impresión, ni exige contar con maquinarias onerosas. Este sistema, la serigrafía, posibilitó la producción de un número importante de copias, si se trabajaba día y noche.
Otra técnica de impresión fue el stencil, que también propició la creación de figuras monocromáticas de gran impacto visual, que, acompañadas de escaso texto, acercaban al transeúnte una interpretación crítica y mordaz de la actualidad política y social.
Los papeles utilizados también pusieron de manifiesto los recursos acotados con los que contaron estos estudiantes, para llevar a las calles la voz de un sector de la sociedad que no tenía acceso a los medios masivos de comunicación y que, además, ponía en tela de juicio el rol que estos medios cumplían.
Los mensajes eran elaborados por los estudiantes, en forma colectiva, a partir del análisis de los sucesos destacados del día. Al finalizar la jornada, en asambleas generales, se exponían los bocetos de las propuestas diseñadas, para ponerlas en consideración de todos. Si las propuestas contaban con el consenso general, se imprimían y luego los afiches "aparecían" empapelando las paredes de las calles parisinas.
El poder que demostraron tener estas piezas comunicativas radica no sólo en su cantidad -se estima que alrededor de 600.000 afiches fueron impresos sólo entre el mes de mayo y junio de 1968- sino, además, en que su diseño era anónimo. Sólo una persona ha reclamado la autoría de algunos de ellos.
El hecho de que estos estudiantes decidieran en forma colectiva el mensaje a transmitir y la forma de representarlo, haciéndose eco de los debates que se realizaban en las puertas de las fábricas, garantizaba que estas producciones reflejaran el pensamiento y el sentir de un vasto sector de la sociedad.
La firma de autor en estos afiches les hubiese quitado el carácter de portavoces de un clamor popular.
La eficiencia comunicativa de estas piezas gráficas no dependía sólo de la inteligente complementación del texto con las imágenes, que daban lugar a representaciones irónicas o punzantes de la realidad, sino también de su lugar de aparición.
Eran las calles el ámbito que ofrecía un soporte ideal -aunque prohibido- para llegar con un mensaje a toda la sociedad en su conjunto: las paredes.
En ellas, el transeúnte se encontraba con distintas miradas sobre un mismo tema, que convocaban a la reflexión.
Mayo francés
Gráfica de protesta en muestra de Cultura
- Del domingo 13 al sábado 9 de junio, la Secretaría de Cultura y la Alianza Francesa Mendoza rendirán un homenaje a la revuelta estudiantil de mayo de 1968. Será con una exposición de afiches originales “rústicos”.
- La muestra arranca el domingo a las 19.30 en la Secretaría de Cultura, ubicada en España y Gutiérrez de Capital. Podrá visitarse de 10 a 20, con entrada libre y gratuita.