Fragilidad del Banco Central

De cómo el Banco Central de la Argentina se ha convertido: de un órgano autónomo encargado de preservar el valor de la moneda, en un apéndice del Tesoro, cuya principal misión es financiar el déficit fiscal emitiendo dinero.

Fragilidad del  Banco Central

El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) viene produciendo una serie muy importante de documentos, bajo el título general de “Los principales desafíos fiscales del próximo Presidente”. Uno de ellos analiza “el deterioro del balance del BCRA”, cuyas conclusiones son coincidentes con varios otros estudios.

Cuando los Kirchner asumieron el gobierno en 2003, el Banco Central se regía por una Carta Orgánica rigurosa, sancionada en oportunidad de aprobarse el régimen de Convertibilidad Monetaria en 1991. Tres aspectos al menos deben remarcarse: por un lado, la independencia del Banco del poder político. Luego, la prohibición absoluta de emitir moneda para financiar al Gobierno y otorgar los denominados “adelantos transitorios” al Tesoro con la misma finalidad. Tercer aspecto, la Carta establecía taxativamente que “es misión primaria y fundamental del BCRA preservar el valor de la moneda”. En estos doce años la Carta fue modificada en más de una oportunidad y esas tres características dejaron de existir. El artículo 3º de la Carta actual dice: “El banco tiene por finalidad promover, en la medida de sus facultades y en el marco de las políticas establecidas por el gobierno nacional, la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social”. Igualmente se restablecieron los “adelantos transitorios”, ampliados y el uso de las reservas tanto para pagar deuda pública como para financiar actividades económicas, como el Fondo del Bicentenario. El Central se convirtió en un apéndice del Tesoro, cuya principal misión es financiar el déficit fiscal emitiendo dinero.

Las consecuencias de esta política han producido un gran deterioro en la máxima autoridad monetaria. El principal rubro del activo del Banco son las reservas, compuestas básicamente por monedas aceptadas como reservas internacionales (dólares, euros, yenes, oro, títulos convertibles en esas monedas). La magnitud y calidad de esas reservas son un respaldo, tanto para la moneda de un país, como para su política monetaria interna y comercial internacional, a tal punto que es habitual medir la fortaleza de un país por el monto de sus reservas.

El trabajo muestra la fuerte caída de la participación de las reservas en el total del activo del Banco. Mientras en 2007 representaban el 64% del activo, en la actualidad sólo representan el 24%. A su vez el 64% del activo lo constituyen la asistencia al tesoro nacional, letras intransferibles a cambio de la entrega de reservas, adelantos transitorios y otros títulos por asistencia al Tesoro. En “buen romance”, ese 64% son “papelitos de colores” sin valor alguno en el mercado.

Puesto en números absolutos las cosas impactan más aún: en 2008, las reservas alcanzaban a U$S 50.000 millones. Actualmente el Banco registra un valor de de U$S 33.300 millones. Pero el Iaraf realiza un proceso de “depuración” de ese número porque sostiene que el Central contabiliza partidas que no le pertenecen, tales como los “encajes” en dólares que los bancos están obligados a poner en el Central, por los depósitos que tienen en dicha moneda; préstamos de organismos multilaterales; el préstamo en yuanes del Banco de la China. Hechas las cuentas llega a la conclusión que las reservas “reales” o “propias”, son U$S 17.300 millones, dato coincidente con otros trabajos sobre el mismo tema.

Por el lado del pasivo del Banco también hay deterioro. Se trata de la enorme colocación de notas y letras que hace el Banco para absorber parte de los pesos que emite para financiar al tesoro. Esas letras están pagando tasas de interés del orden del 26%, generando lo que se denomina “déficit cuasi fiscal”, porque no está registrado como tal en la contabilidad oficial. Este factor fue uno de los desencadenantes de la crisis de fines de los ‘80.

Finalmente el trabajo analiza la evolución del Patrimonio Neto “depurado”, que es negativo desde 2006 y a agosto de este año lo es en $ 764.000 millones. Si el Banco Central se aplicara a sí mismo las normas que aplica a los bancos del sistema, debería pedir un “plan de encuadramiento” o cerrar.

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