El nombre... Comenzó su formación artística en 1994, cuando entró a la Facultad de Artes y Diseño de la UNCuyo. Luego estudió en el taller de Alfredo Ceverino.
Salto a la fama... Sus obras hoy integran colecciones privadas en Argentina, Perú, Costa Rica, Alemania, Noruega y Estados Unidos. Suma 5 muestras individuales y 13 colectivas.
Su poética... Paula busca, a través de la pintura, acercarse al "otro lado de las cosas". Sus seres "constituyen un microcosmos de alucinación artística", según palabras de Andrés Cáceres.
En su taller... Se respira calma: tiene varios atriles, las pinturas ordenados prolijamente, al igual que los libros de su adorado Cortázar o los recortes de revista que usa en sus collages. Mientras pinta, fluye la música de Yann Tiersen de fondo...
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Compromiso. "Trátese con cuidado", puede leerse en esta obra sobre cartón, que pertenece a la serie "Infancia en juego". Surgió desde la pura impotencia: cuando vio por tevé cómo la policía desalojaba violentamente a madres con niños en Villa Soldati (año 2010).
Un niño se asoma. "Me interesa buscar, como lo llamaba Cortázar, 'el otro lado de las cosas'. Imágenes que surgen de observar lo cotidiano desde otro lado, con los ojos de un niño", dice. En su atelier tiene a mano algunos de sus libros, además de un retrato de él cuando niño: sus ojos (ya infantiles, ya grandotes) la miran mientras trabaja...
La técnica. En una mesa vemos muchos pinceles y acrílicos. A la hora de trabajar los fondos usa atmósferas nebulosas, que logra pintando con tela. Sus personajes pueden nacer desde el collage o desde un trabajo pictórico minucioso y detallista.
Pedazos de realidad. El espíritu cortazariano también se ve -justamente- en el uso del collage (¿"Rayuela" acaso no es uno?). ¿Por qué? "Me gusta trabajar con lo que 'ya está', sacarlo del contexto para el cual fue pensado y darle una nueva vida, que siga hablando desde otro lugar". Organiza sus recortes como si fueran figuritas de colección. Los tiene clasificados en cajitas: "Objetos", "Plantas y flores", "Ojos, narices, bocas", "Bichos y animales"...
Del otro lado. "En medio de una atmósfera onírica, el tiempo cronológico se detiene y allí fluye el personaje. En la mirada nihilista, el niño olvida, suelta. Es lúdico y cuando juega tiene una relación emancipada con las cosas", explica. Y lo onírico de sus pinturas no se transmite solo a través de sus personajes sino también en su juego entre el espacio positivo y negativo: más allá de la forma, hay nubes que nos invitan a flotar.
Series. Además de las series ("Seres alados", "Árboles de la vida", "Circo pobre", "Infancia en juego", "Titánicos cuadrúpedos" y "Cuerda arriba"), también está trabajando en cerámica, y participó en varias ediciones de Cosecha de Artistas de Bodega Santa Julia.