El nombre... María Rosario Carrera nació en Mendoza en 1949. Creció en la Quinta Sección, en una casona antigua cerca de su primera escuela, la Videla Correas. Su madre propiciaba el juego y la imaginación. A los 11 años, Mariú comenzó a hacer radio y teatro en LV10.
El despertar... A los 22 viajó a Buenos Aires junto a Osvaldo Zuin, con quien fundó el Grupo de Teatro Testimonial. Regresó a Mendoza con la misma energía: llevar el teatro a los barrios. Así, nació el elenco La Pulga, que formó con compañeros que hoy integran la lista de desaparecidos o fusilados.
La entereza... Durante los años de la dictadura (1976-1983), Mariú se dedicó a escribir. Desde 1977 forma parte de la Comisión de Familiares de Detenidos y Desaparecidos de Mendoza, un organismo fundamental para la defensa de los Derechos Humanos en nuestra provincia.
El fuego constante... Con la llegada de la democracia, Mariú estrenó Pegadito a la vida, una obra que ha sido interpretada en inglés y español y aplaudida en numerosos escenarios de América Latina y Europa. Luego vendrían muchas más (Mujeres S.A., Quitapena, El equilibrista), pues su creatividad y energía no se detienen.
Color obispo. En un viejo baúl familiar, aparecen algunas de las prendas que Mariú utiliza en sus unipersonales y obras. Difícil olvidar una de las escenas de Pegadito a la vida (estrenada en1983), en la que un manto "color obispo" despliega la crítica a la complicidad de la Iglesia. "Son cosas que necesitaba decir", expresa.
Reconocimiento. No los tiene bajo una lámpara ni en una vitrina. No es de las personas que alardean de sus premios. Pero, más allá de los merecidos y numerosos reconocimientos, Mariú siente especial cariño por estos tres. Sobre todo, "porque vienen de colegas", aclara. Su labor escénica en pos de la construcción de la memoria brilla en el que la Asociación de Actores le entregó en 2015.
Escenario natural. "Es importante para mí esta vista, que me rodee el verde, que sienta la cercanía de los árboles". La tranquilidad de su casa es propicia para crear, cultivar, jugar con los nietos y recibir alumnos que vienen a beber de su experiencia. Pues además de actriz, directora y dramaturga, Mariú realizó en la Universidad de Maryland, Estados Unidos, su Maestría en Etnomusicología y Estudios Performativos.
La línea imaginaria. "Con una soguita se puede crear un mundo". Con este concepto que atraviesa toda su poética teatral, la escritora trazó el hilo de El equilibrista, su último libro. Una serie de relatos donde la memoria salva sus propios abismos y la imaginación crea redes. El libro originó un hermoso espectáculo colectivo que involucró también a Enrique Lucero, María Eugenia Moreno y Pamela Hübbe, autora del cuadro.
Textual."El equilibrio se hace en un pie, sobre una soga, arriba del horno o el aire. Se pierde y se vuelve a encontrar. Para lograrlo se sugiere silencio, ruidos múltiples o pasos por espacios desconocidos. Siempre abrazo fraternal. Por las calles de cualquier ciudad abundan los equilibristas aunque más de uno no se convence todavía de su propio recorrido. En los ciruelos en flor y en el perfume de las piedras se abre el espacio para alcanzar tu voz", escribe en El equilibrista
Justicia. En su repisa, la foto es elocuente. Ella, con los brazos en alto, escuchando lo que han necesitado escuchar muchos desde hace 40 años. ¿Qué sentiste cuando leyeron la última sentencia a los jueces que participaron en los delitos de lesa humanidad, el pasado 26 de julio? "Paz. Por verlos ahí, condenados por la Justicia. Ellos podrían habernos ayudado en ese momento. No contaban con que íbamos a seguir luchando y buscando y resistiendo después de 40 años".
Puño y letra. Escribe en cuadernos de espiral, a mano. Ese es el modo en que prefiere plasmar las ideas que luego tomarán forma escénica o culminarán en libro. "El arte –dice– me ha permitido sentirme acompañada. La creación colectiva puede recordarte que sos valioso, puede abrazarte. No todo es compra y venta, no todo es efímero mal, y no hablo de los cambios necesarios de los ciclos, hablo del sinsentido".
La Memoria. "Esta foto es significativa", señala. En ella aparecen dos de sus nietos con la remera que muestra el rostro de Rubén Bravo, el primer esposo de Mariú, abuelo de ambos. Rubén Bravo, compañero de la actriz en La Pulga, fue el primer delegado mendocino de la Asociación de Actores. Fue secuestrado y desaparecido en 1976. Entre sus lecturas, aparece el último informe de Xumek, la asociación para la promoción y protección de los Derechos Humanos.