El nombre
Marcelo von der Heyde nace en 1962. Desde chico se interesa por el arte, aunque se reencuentra con él hace unos años, en un curso con el maestro Alberto Thormann. Hoy tiene su atelier permanente en La Barraca Mall (planta alta, local 38).
Desde ese momento
empieza a acercarse a la plástica de la mano de importantes artistas mendocinos, como Ángel Gil, Égar Murillo, Marcela Furlani y Martín Villalonga. Con Tulio de Sagastizábal se forma en Buenos Aires.
Primera muestra
En octubre de 2012 sale al mundo su arte, en una exposición individual en el hotel Diplomatic. Seguirán otras en Bodega Zuccardi, Park Hyatt Hotel, Sheraton Hotel, Bodega Sin Fin (Maipú) y Art Spectrum de Miami, entre otras.
Recientemente
Desde el 13 de diciembre expone en la prestigiosa galería Ungallery (Buenos Aires). “Reflexión” muestra una serie de chapas de metal intervenidas con diferentes técnicas. Ha tenido excelente recepción de la crítica y del público.
La foto
La materia
Al momento de crear, Von der Heyde no se pone límites: entre los materiales que suele usar aparecen acrílicos, vino, aceite, thinner y una gran variedad de pequeños objetos desechados.
A todos ellos los trata con pinceles, rodillos texturados y pequeñas tarjetas de plástico que él reutiliza como espátulas.
Un recuerdo
El pasado 2 de setiembre falleció su maestro y amigo Ángel Gil, destacado artista mendocino formado en la Academia Provincial de Bellas Artes.
Este pequeño regalo que le hizo Marcelo von der Heyde lo conservó en su taller, donde lo puso como un objeto “antimufa”. Después de su fallecimiento, volvió a las manos de su creador, que hoy lo atesora en un rincón de su atelier. El recuerdo está ahí, siempre presente.
De dónde vengo
Ya de niño solía dibujar caballos en carbonilla. Antes de “decantar” en el paisajismo, probó diferentes técnicas, diferentes paletas y estilos. Después de encontrarse con la pradera multicolor, el horizonte y la hierba, empezó en paralelo el camino de la abstracción, que le da absoluta libertad.
Paisajismo
Reconoce que en el último tiempo conviven en su producción una búsqueda de la abstracción con otra figuración de cierta geografía árida, que recuerda a Mendoza y él llama “paisajismo abstracto”. Este último quizás sea su estilo característico. En los dos, también, es un sobresaliente colorista.
“Al pintar el paisaje, el artista no se plantea recuperar la naturaleza que lo rodea; al contrario, se involucra en el colorido con una paleta resultado de un conocimiento del color pero que nace en su interior”, escribió el curador Ernesto Muñoz, en ocasión de una muestra en Providencia (Chile).
Lo primero
Esta pintura, que está colgada en su taller pero no vende, es la primera que hizo. No se parece en nada al resto de su obra, pero guarda ese sentimiento que probó cuando la vio realizada: la vocación.
Eclipse
Además de pintar, Marcelo también ha incursionado en el mundo de las esculturas. En su atelier pueden verse varias de ellas, como esta lámpara esférica que se luce en la entrada de su casa.
