El nombre... Nació en Santa Rosa (La Pampa) bajo el nombre de Gastón Castelli. Desde su adolescencia salió a pintar paredes a la calle y de manera autodidacta se acercó al mundo del grafiti y del dibujo.
Camino... El hip hop y el arte urbano lo llevaron a explorar en el muralismo. En Mar del Plata conoció a distintos "grafiteros", con los que alimentó su gusto por el dibujo en aerosol y pintura. "Ahí afiancé mi trabajo, antes era prueba y error".
En Mendoza... En 2010 llegó a Mendoza con toda su inquietud artística. Aquí conoció a Cees (Natalio García), con quien comparte algunos murales y quien le enseñó la técnica del tattoo. "Siempre me gustó el tatuaje como un medio de trabajo".
Presente... Además de intervenir espacios urbanos consolida su trabajo como tatuador y DJ. "Este último tiempo le puse energía a la música. Empecé con el hip hop y ahora es más electrónica, house. Creé el sello independiente Casa de Familia"
Un prócer. En su estudio de tatuajes, que comparte con su amigo Cees, montó una especie de altar, con diferentes elementos. Un busto de San Martín que estaba en la Casa de Gobierno de Mendoza ahora es una especie de guardián de la sala.
Animal muerto. Entre las excentricidades que acumula en su lugar de trabajo, un cráneo es parte del paisaje. Las plumas y la mandíbula las encontró Dötz en un viaje al sur y son parte de la figura.
En la piel. En un rincón de su estudio tiene todas las herramientas necesarias para diseñar y hacer un buen tatuaje. En la foto, la máquina y las tintas para tatuar.
Hago lo que me pinta. Para Dötz el grafiti es un estilo de vida, una elección. El color, la naturaleza y los animales son parte de su impronta. "Hay uno que fue icónico. Pinté un dinosaurio en una casa vieja de la calle Perú. En menos de un mes tiraron la mitad de la pared y quedó la mitad del mural. Entonces con pintura roja le pinté la sangre para representar la muerte del animal".
En pequeña escala. En la piel dibuja líneas, flores y "seres especiales" en negro y colores. Una faceta que fue en paralelo con su trabajo como muralista. "El tiempo del tattoo es distinto. Trabajo mucho con líneas y puntos, una especie de grabado antiguo. Y trato de adaptar la idea del cliente a mi estilo".
Arte efímero. Dötz y Cees (Natalio García) en 2012 fueron noticia por la intervención y las instalaciones en una conocida esquina del centro mendocino.
Antes de demoler la vieja casona de adobe ubicada en Belgrano y Rivadavia, la artista plástica Natalia Sánchez Valdemoros convocó a los muralistas para pintar las paredes como un símbolo del arte pasajero. Dos días después de presentar la obra, la propiedad fue demolida.
Un cangrejo gigante cubría toda la fachada del lugar y es uno de los murales más recordados del grafitero en Mendoza.
El mes pasado junto a Federico Calandria y Cees terminó una obra en la ciclovía de Godoy Cruz. "Me gustaría pintar un tanque de agua que está en el Challao. No tengo nada concreto, solo cuando me enfrento al lugar pinto lo que surge".
