El nombre
Carlos Escoriza nació en San Rafael en 1976; a los 20 años se mudó a Mendoza. Egresó de la carrera de Arte Dramático de la UNCuyo. Estudió danza contemporánea en el estudio Fuzari. Tiene, pues, una formación escénica.
Salto
Obtuvo becas del Fondo Nacional de las Artes. Recibió diversos premios. Realizó diez muestras individuales en Argentina, España y Estados Unidos. Con el tiempo, fue adquiriendo una certeza: “La forma artística está en las relaciones”.
Visionario por el barrio
Por eso fue uno de los creadores de la galería barrial “Bitácora”. Un espacio para que los proyectos artísticos interactuaran con los vecinos. Ahora está experimentando como curador del espacio de arte del Colegio de Psicólogos.
Punto de partida
“Parto siempre de un concepto. A veces inspirado en literatura o cosmovisiones personales. Algunos son transversales: el deseo como fuerza centrífuga que no tiene un objeto que lo colme y el gran Otro”.
La foto 360°
Escrito en el lienzo
Cuentos, novelas y ensayos. Eso es lo que abunda en su amada biblioteca. Allí -admite- están sus voces inspiradoras. Ahora está inmerso en el mundo de Carver pero se adentra, además, en el “Elogio de la sombra” de Junichiro Tanizaki.
Paisaje urbano
Con ascendente borgeano, Escoriza pintó algunas calles de Mendoza. Esta obra inspirada en la Alameda nos recuerda su “Siestario”: un cartel de obra que anunciaba la construcción de un “dormidero” subterráneo para los paseantes. Ideado por el colectivo artístico Nicola Tourett, “Siestario” ganó el Premio Intervenciones Urbanas 2011.
Acrílico y paciencia
Sobre la mesa de trabajo, unta sus paletas para buscar la trama del lienzo que lo espera, apoyado en la pared. Trabaja de pie, capa por capa.
Fetiche
Cada pintor tiene sus hábitos, manías y herramientas favoritas. En este caso, la preferida es la pequeña espátula que Carlos conserva desde hace años. Con ella, va revelando la trama de la tela (generalmente gran tamaño) que se convertirá en el próximo cuadro.
En nombre del padre
Actualmente, el artista está trabajando en este “Sacrificio”. Un giro simbólico en el que retrata a su propio padre, como forma de homenaje.
La obra, impactante y conmovedora, ocupa casi toda la pared del living.
Los restos de la Fábrica
”Crear esculturas con plástico y hierro y resignificar los desechos de una fábrica”. Con esa idea, Escoriza intervino una productora de envases de plástico de Guaymallén.
Y este es un pequeño recuerdo que conserva de “Fabrica + Arte”, la intervención que contó con el registro audiovisual de Ariel Larriba, fotografías de Juan Larriba y música surgida del relevamiento de los sonidos de la fábrica, de Hernán Gómez.