La raíz... Su padre arquitecto, su madre diseñadora, sus cuatro hermanos artistas. Bruno (31) no es un "bicho raro" en su entorno pero sí en la búsqueda de su poética. Afirma que su trabajo diario es "estar atento".
Formación. Cursó la carrera de Artes Visuales en la UNCuyo con especialidad en Pintura: "Lo más loco es que nunca pinté. En esa etapa entré en conflicto con la Pintura y empecé mi trabajo como coleccionista", dice.
Sus obsesiones... Colección y reflexión marcan su entomología creativa y su necesidad fragmentaria. Los insectos, el misterio y lo absurdo son los elementos con los que gesta la idea y la obra.
Una filosofía... "Ser artista es un trabajo más y si uno lo asume seriamente y con convicción es una manera de vivir. Nunca la hippié", piensa Bruno. Su tarea lo ha llevado a ser parte de la Galería Santángelo.
Utilería en Vendimia.
Desde hace quince ediciones participa de la Fiesta Central y junto a su hermana escenógrafa, Emilia, trabaja en la construcción de los elementos que acompañan distintas escenas.
Acostumbrado al trabajo en soledad al que define como un “universo impune”, en Vendimia la labor en equipo supone la mirada constante del otro: “Y eso me parece genial”.
Esta vez, en lugar de realizar piezas a mano, optó por crear mega archivos impresos y ensamblados, algunos ilustrados por Haku Sen.
Etapa intermedia.
En su taller libre de conexión a internet, Bruno comenzó un proyecto vinculado a recuerdos vegetales en los que aparecen forman ambiguas que no coinciden con la especie pero que en su recuerdo bien se ajustan a sus memorias de flores y tubérculos.
Marcos Rebeldes.
Una necesidad expresiva. Colgar obras con un pedazo de cinta y respetar su voluntad de formas. “Hasta el día de hoy me cuesta pensar en marcos. Necesito incomodar al que ve. No quiero que el espectador se quede con mis figuritas blancas. Es mentira que las cosas serán eternas a pesar de que los artistas estemos empecinados en trascender, pero no creo que eso suceda con las obras. Por eso trabajo más bien en generar recuerdos. Esta historia de que el arte tiene que ser bello y agradar quedó en el chip del imaginario social, cuando el arte evolucionó de miles de otras maneras”. “Busco rescatar cosas de la vida y de mi propia producción para mostrar de una manera didáctica. Cuando empiezo a colectar genero órdenes a partir del caos”.
Campanas y flores.
“Un día en una caminata al taller me traje una semilla que dejé en una repisa y con los días se secó. Una tarde llegué al taller y estaba lleno de pelusas hermosas, como una nube blanca. La naturaleza es insustituible para mí y me parece que la astucia está en reeditarla para los demás y generar misterio”.
El pasado.
Años atrás quedó sorprendido al encontrar en un diccionario un apartado sobre “razas humanas” que más tarde recortó y reacomodó enfrentando las “especies” allí descritas. De esa investigación surgieron grabados, aguafuertes y patrones reimpresos generando nuevas composiciones. “¿Por qué a alguien se le ocurriría clasificar en razas?”.
Mitos del taller.
Lejos de la idea del artista que desparrama pintura, pasa más tiempo limpiando su espacio y probando sus obras, que ajustado a una idea de creación desmedida. Su taller es más bien un espacio de experimentación donde se detiene a pensar, mirar y dilucidar a prueba y error sus propias ideas. En su última obra teje una red con capilares de laboratorio.
Su obra emblemática.
Elegida por la curadora Laura Valdivieso para formar parte de la exposición colectiva que inauguró el espacio Arteh, la obra de Bruno está compuesta por una cantidad de piezas variables. Su obra emblemática es modular, como muchas de sus creaciones. “Me interesa el concepto de trabajar con lo más primitivo. Siento que lo que hago es rescatar cosas de la vida y de mi propia producción para mostrar de una manera didáctica. Cuando empiezo a colectar genero órdenes a partir del caos”.
Como una enciclopedia.
Recortes de libros antiguos se acumulan en las cajitas de vidrio que contienen parte de su obra. “Empecé a trabajar mucho con las imágenes de cuando era niño y adolescente de algún modo guiado por la entomología”.
Memorias en objetos.
“Vos y yo” es una obra que se relaciona con los demás a través de las cosas. La carga, el aura, su uso; ese rescate museístico es el que busca recuperar. Objetos hípercotidianos que visibilizados alcanzan su cuota poética.