El despegue que ha tenido en los últimos dos o tres años el negocio ganadero en Argentina, ha venido reflejándose en un creciente interés por la producción de carne bajo riego en la provincia de Mendoza.
Así, lo que venía insinuándose, desde hace al menos una década, como un cambio en el perfil productivo de determinadas zonas (particularmente del Sur, y en especial de San Rafael) fue expandiéndose hacia otros puntos del territorio provincial, como una alternativa de negocio frente a las producciones tradicionales de la región, jaqueadas por los fenómenos climáticos y los traspiés económicos.
De la mano de otra visión de la ganadería bovina -superadora del planteo de cría desarrollado durante las últimas décadas en el árido mendocino- ha venido creciendo, también, el cultivo de distintas especies forrajeras.
Si bien no hay información surgida de relevamientos oficiales, de las consultas entre referentes de la actividad y, particularmente, entre los prestadores de servicios, se desprende que los emprendimientos de recría y engorde bovino en Mendoza, han incorporado la producción de alimento para el ganado, con distintos grados -pero creciente, en la mayoría de los casos- de incorporación de tecnología agrícola.
Si bien la alfalfa tiene “más historia” en Mendoza como forrajera, se viene observando que el maíz para silo ha evidenciado una persistente expansión en la provincia.
En este caso, tras el corte y el picado -labor que se realiza con la misma maquinaria- la planta, con su tallo y hojas verdes, y la mazorca con el grano en un determinado punto de desarrollo, se embute en los silos-bolsa, de donde se va extrayendo para proveer fibra y parte de la energía contenida en la dieta de los animales.
Son muy pocos los productores que disponen del parque de maquinaria necesario para llevar adelante estos cultivos. Hay un par de prestadores locales de ese servicio y al menos uno que no es de Mendoza, y son ellos quienes, en primera instancia, pueden aportar datos sobre el avance que pueda exhibir esta agricultura que no es la tradicional de la provincia en los últimos años.
Crecimiento importante
Walter Barneix, de WRB Silaje, de Lincoln, provincia de Buenos Aires, estimó que en toda la provincia de Mendoza en esta última campaña hay más de 1.500 hectáreas con maíz para ensilar. Reveló que “sólo nosotros hicimos 700 hectáreas entre General Alvear, San Rafael y el Valle de Uco y sabemos que hubo por lo menos 200 hectáreas más en Malargüe, que no las picamos nosotros”.
Barneix hace seis años que presta servicios en la provincia de Mendoza y asegura que el cultivo de maíz para silo ha venido creciendo desde entonces.
Para dimensionar el crecimiento que ha tenido esta producción en el Centro Oeste de Mendoza, por ejemplo, Paulo Palma, consultor privado, recordó que “hace cuatro años, empezamos picando 43 hectáreas en esta zona y en esta última campaña, la suma del área cultivada sólo en los establecimientos que estamos asesorando nosotros, nos dio cerca de las 400 hectáreas con maíz para silaje”.
Por su parte, Rafael García Miras, que lleva adelante el establecimiento agrícola-ganadero King SRL, en Las Malvinas unos 30 kilómetros al Sur de San Rafael, confirmó que “este año se ha picado mucho maíz” también en esa zona, y que “las lluvias ayudaron mucho al desarrollo del cultivo”.
Quien aporta algún dato sobre superficie cultivada es su colega Osvaldo Fernández (ambos son miembros del Grupo CREA San Rafael, que nuclea a 8 establecimientos agro-ganaderos de la zona), quien dice tener referencia de no menos de 800 hectáreas cultivadas con especies forrajeras para ensilar, y que el 90% de esa superficie corresponde a maíz y el resto sorgo.
En este caso, el corte y picado lo hizo el Consorcio de Integración Ganadera La Horqueta, del departamento sureño. Con esto, la suma parcial entre el Sur y el Valle de Uco se elevaría a más de 1.400 hectáreas.
Despegue del Este
El Este de Mendoza podría ser el oasis que mayor crecimiento relativo ha mostrado en el cultivo de especies forrajeras en el último tiempo. Quizás porque la gente de esa zona viene soportando más los malos años, esperando mejores oportunidades para la agricultura tradicional.
Allí, uno de los casos que pone de manifiesto la decisión de buscar nuevos rumbos productivos es el de Marcelo Valot, tercera generación de fruticultores de una familia de Rivadavia, que fue referente regional como productora, empacadora y comercializadora de frutas de carozo.
El empresario reveló que este año terminará de erradicar lo que queda de las 60 hectáreas de duraznos que cultivaban en el distrito Philips, y “el año que viene voy a seguir con otras 60 hectáreas de vid, a razón de unas 10 hectáreas por año, para no quedarme sin producción”, comentó Valot.
La superficie que ocupaban los frutales la destinó a la producción de especies forrajeras. Tiene algo de alfalfa, y en el resto hizo maíz que cosechó en el verano. En este último caso fueron 40 hectáreas que ahora, en invierno, destinará a la siembra de avena y trigo, en partes iguales.
Para el verano próximo tiene previsto sembrar 50 hectáreas de maíz en su propiedad, y alquilar alguna parcela para poder alcanzar su objetivo de producción. Así, espera cubrir, al menos la parte de fibra y algo de energía necesarias parar componer la dieta de los 300 novillitos que viene encerrando en cada ciclo de engorde.
Valot aseguró que el resultado del ciclo de producción de carne que acaba de cerrar (ahora está reponiendo hacienda en sus corrales) le ratifica la conveniencia de seguir adelante con este negocio.
“Estoy totalmente convencido de que va a funcionar. Como siempre dice mi padre: estamos cansados de producir postre, porque en la Argentina, el postre -al menos en estado natural, como es la fruta- no anda más, por eso decidimos producir carne”.
Valot, que a la par de su actividad ganadera presta servicio de siembra y picado, reveló que la siembras forrajeras de la última temporada fueron muy superiores a las del año anterior y aseguró que “para el año que viene esto se va a extender mucho más”.
En ese sentido, comentó que “un productor de Medrano, Rivadavia, que este año hizo 80 hectáreas de maíz para silo, ya está preparando la tierra para el año que viene poner 500 hectáreas”, también de maíz.
En igual sentido, señaló que uno de sus vecinos está re orientando también su actividad. “Este año que pasó le hice 10 hectáreas de alfalfa, y quiere tener listas otras 20 para poner maíz en octubre”.
El empresario del Este afirmó que esta última campaña cortó y picó 640 hectáreas de maíz para silo -unas 240 hectáreas en el Este y cerca de 400 en el Valle de Uco-.
Reveló asimismo que hay 200 hectáreas de un solo productor en Malargüe y “otras más de 200 de varios productores más chicos” que, si bien fueron sembradas para silo, probablemente no vayan a picarlas -dejándolas para grano- porque los cultivos fueron afectados por las primeras heladas.
De manera que sumando solamente lo que cortaron y picaron estos tres prestadores del servicio en distintos puntos de la provincia -más lo de Malargüe- tendríamos que esta última temporada fueron cultivadas en Mendoza no menos de 2.500 hectáreas con maíz para silo.
Todos ellos coinciden en aclarar que es probable que algunos productores que puedan disponer de maquinaria, hayan hecho la labor por su cuenta, pero ninguno está en condiciones de ofrecer una estimación de superficie.
Los rendimientos obtenidos
El empresario bonaerense Walter Barneix estimó que en General Alvear y San Rafael, en los cultivos de maíz para silo se logran “rendimientos promedio de 40 a 45 toneladas de materia verde por hectárea”, aunque reconoció que hay establecimientos -particularmente en San Rafael- donde se trabaja con mucha tecnología y la performance se ubica por encima de ese rango. Mientras tanto, “en el Valle de Uco estamos hablando de 50 a 55 toneladas de rendimiento promedio”, indicó.
De todos modos, señaló que “es una zona a la que le cuesta crecer en ganadería”, no por limitaciones agroecológicas, sino “por su cultura productiva, que está históricamente perfilada a las producciones regionales”.
De hecho, apuntó que “en Mendoza hay muchas fincas improductivas, que podrían ser utilizadas para ganadería, pero están en venta o abandonadas”.
Afirmó, por otra parte, que los productores mendocinos se han volcado a la producción de maíz para ensilar. “Este año les ayudó mucho la disponibilidad de agua”.
Un complemento hortícola
Paulo Palma, que integra la Asociación Ganadera del Centro, señaló que “los cultivos forrajeros son muy buen complemento de la horticultura” en el Valle de Uco. Recordó, en ese sentido, que “el Valle de Uco es muy hortícola y el silo nos permite hacer rotación, porque son ciclos más cortos, uno cosecha el maíz antes de cualquier cultivo de invierno, y lo siembra después de un cultivo de verano, como por ejemplo el ajo”.
Explicó que el productor de esa zona “entró en la ganadería bajo riego por una necesidad de rotación de cultivos para neutralizar la acción de plagas que se alojan en el suelo, como nemátodos”.
Detalló que “empezaron con verdeos de invierno, dieron descanso al suelo con alfalfa, hasta que incorporaron el cultivo de maíz para atenuar el impacto de plagas en cultivos hortícolas posteriores”.
Según Palma, “por lo general, siempre hacen maíz después del ajo y luego ponen algún verdeo de invierno para dar descanso a ese lote”.