Daniel Ricciardo ganó ayer el Gran Premio de Malasia de Fórmula 1 y Nico Rosberg amplió su ventaja en el campeonato Mundial tras el abandono que sufrió Lewis Hamilton cuando comandaba la carrera sobre el circuito de Sepang.
Para el australiano fue la primera victoria desde el Gran Premio de Bélgica de 2014, logrando un sorpresivo 1-2 para Red Bull ya que el holandés Max Verstappen llegó detrás.
El inglés y tres veces campeón parecía encaminado a un triunfo que lo dejaba adelante del alemán Rosberg en el certamen, pero el motor del Mercedes falló en la 40ª vuelta. Furioso, Hamilton declaró que “alguien quiere que este año no gane; sólo mis motores se rompen”, por lo que su frase dañó seriamente sus posibilidades de pelear la corona.
Fue un espaldarazo para Rosberg, que cayó al 21º lugar tras una colisión en la primera curva y trepó al último escalón del podio a pesar de haber sido penalizado con 10 segundos por tocar al finlandés Kimi Raikkonen (Ferrari). Así, sacó una diferencia de 23 unidades a su coequiper con cinco citas para cerrar el año.
La escudería Red Bull obtuvo la afortunada victoria dadas las circunstancias que afligieron a la dupla de Mercedes, pero estuvieron en el lugar justo para capitalizar y compensar por la victoria de la que el australiano fue privado en Mónaco cuando una confusión del equipo en boxes le costó caro.
Ricciardo, cuyas lágrimas cuando escuchaba el himno australiano se mezclaron con el sudor generado por las condiciones tropicales ante la elevada temperatura, alcanzó su cuarta victoria en la máxima.