Formación Futsal, es una humilde institución de Maipú, más precisamente al Club Giol casa del humilde Formación Futsal al mando del profe Andrés Garro, que cuenta con 50 chicos en su escuelita contando todas sus categorías Primera, C-20, C-17, C-15 y C-13.
Los valores humanos como bandera maneja este profe que es casi un segundo padre para los jóvenes que entrenan junto a él, principalmente por su trabajo de apoyo a todos y cada uno de ellos. "Intentamos que el club viva, que esto que nació hace tres años no se acabe y ponemos siempre de nuestro bolsillo para que no se nos termine esta gran familia, y sobre todo para ayudar a los más chicos que son el futuro", cuenta Rodrigo Hernández jugador del club que nos retrataba alguna de las realidades que ellos tienen.
Estos jóvenes manejan un sentido de pertenencia a niveles increíbles y comparten la solidaridad de su entrenador, hacen rifas y bingos para conseguir algo de dinero y que en cada partido no duela tanto el bolsillo.
Pero no sólo se dedican a ayudar a su club si no a bancar a las escuelas de los alrededores con lo que sobra de sus ventas de comida. "Hicimos un viaje de recreación con los chicos a San Rafael, fue muy divertido estuvo muy bueno y salió todo de estos pequeños eventos que hacemos para sustentarnos", cuenta Matías Sidoti otro de los jugadores.
Los arreglos en el Polideportivo Juan Domingo Ribosqui hicieron que todos los clubes se mudaran al Club Municipal Giol y eso no ayudó a Formación Futsal. Por suerte, y con mucho esfuerzo, están peleando para arreglar y conseguir que sea su nuevo hogar la canchita de la Unión Vecinal Villa Ortenzia, pero el esfuerzo será el triple de lo que ya se hace por que la misma se encuentra en muy mal estado y hay que hacer muchas refacciones.
Para terminar, mientras los jugadores en ronda nos contaban algunas jugosas anécdotas del club, el profe nos recordó que para ellos el futsal es una salida de los problemas y que se lucha, como en toda familia, para que todos vayan bien en el colegio. Es por ello que están realizando una colecta de útiles y zapatos para que sus niños puedan ir a clases con los menores inconvenientes. "Recibimos a padres que lloran por no poder dar a sus hijos los útiles indispensables y eso en muy movilizante", cuenta mientras se le quiebra la voz.