“Si querés probar algo, llevalo a Mendoza”, se dice en el ámbito del espectáculo y ello se debe a que el público de nuestra provincia es demasiado exigente. En lo que respecta al deporte, la situación no es muy diferente y yo lo resumiría en que nos falta la ‘cultura de la pasión’.
El fin de semana pasado se jugó el Sudamericano de tenis de mesa en San Martín y, más allá de que varios mendocinos tenían grandes chances de coronarse, las tribunas del ‘Torito’ Rodríguez lucían casi vacías.Y eso que no se cobraba la entrada.
La situación es la misma que ocurre con otras actividades en cada fin de semana. Ni siquiera los megaeventos consiguen que se cuelgue el cartelito de “localidades agotadas”, como pasó con la visita de Los Pumas (en el marco del Rugby Championship) hace dos meses y eso que era la única chance de verlos en el país previo al Mundial.
Está en nuestro ADN y es por una cuestión de fondo. No somos una provincia que incentiva la práctica deportiva, más allá de que desde los gobiernos de turno se intenta mostrar que la cosa es diferente.
Nadie puede estar ajeno a que el incentivo que se le da a los artistas, por dar solo un ejemplo, no se le da a los deportistas. Y aquí estamos hablando en la formación.
En la provincia, por ejemplo, se han creado secundarias con orientación en arte (música, teatro, audiovisuales), pero ninguna hacia el deporte propiamente dicho y acá no califican las de educación física, porque todos sabemos que hay un mundo de diferencias entre una cosa y la otra.
Hoy no se incentiva a los chicos a ir a los clubes y tener todo lo que te da ese ámbito: valores, sociabilización y una formación saludable que terminará repercutiendo en menos gastos en salud y en seguridad de cara al futuro. Por contrapartida, las instituciones se quejan de que van perdiendo masa societaria y ven tambalear la posibilidad de seguir funcionando.
La nueva ley del deporte que se propone desde el Senado de la Nación, más allá de que parece contener un montón de falencias, propone una asignación universal para que los chicos se sumen a los clubes. Es decir, darle a las chicos un dinero para que puedan pagar las cuota social del club.
También era importante un proyecto que alguna vez se discutió en la Legislatura provincial, en la que se proponía que el deporte fuera un derecho, como lo es la educación y también la salud. Aunque por ahora la iniciativa duerme en algún cajón.
El deporte también debe ponerse a trabajar para que la situación se revierta. Quedarse esperando es una actitud muy cómoda y en este sentido hay que destacar la unión de la Universidad Nacional de Cuyo y la Confederación de Deportes (Comede) para profesionalizar a los dirigentes.
Mientras la cultura del deporte no se milite, seguiremos viendo “rezando” para que nuestros deportistas tengan mayor nivel y se destaquen más allá de la provincia. En este caso la ecuación es simple, a mayor cantidad en la base más factibilidad de conseguir calidad en la cima de la pirámide.
Creo, sinceramente, que es una deuda pendiente que tenemos los mendocinos y es hora de que haya una política de Estado al respecto. Fomentemos entonces la ‘cultura de la pasión’.
