Por Prof. Cluadio Doratto
Mientras enredaderas, árboles y arbustos caducifolios pintan los muros y las alturas con sus tonalidades otoñales; nuestros canteros van perdiendo los colores que nos acompañaron durante los meses de calor. Es hora de renovar algunas plantas o, disfrutar de aquellas que comienzan a desplegar su encanto en esta temporada.
Muchas son las que tienen sus periodos de floración cuando los días se acortan y las temperaturas comienzan a descender. Te contamos sobre algunas de ellas para que las tengas presente y, por si querés aportar un toque personal distintivo a tu jardín.
Aster (Aster spp.)
Con más de 500 especies tenemos un abanico inagotable de colores y formas. Son plantas muy nobles y poco exigentes a las condiciones de cultivo. También se las conoce como “margaritas de otoño” y su nombre en latín significa “estrella”. Normalmente no supera los 50 centímetros de altura, aunque hay variedades que podrían duplicar ese tamaño.
Tienen crecimiento rápido y soportan muy bien las bajas temperaturas, incluso heladas suaves. El lugar ideal para colocarlas en el jardín es a media sombra, debido a que el sol del verano puede afectarlas negativamente.
Crisantemo (Chrysanthemum spp.)
Esta es una planta que hasta los griegos antiguos consideraban valiosa, su nombre significa “flor de oro”. Es originaria del Este asiático y se cultiva en China desde hace más de 3.000 años. Con una cantidad cercana a las 30 especies, los colores de sus flores se asocian a significados como: perfección, alegría, dolor frente a rupturas amorosas y, a casi todo lo que te puedas imaginar.
Deberás cultivarlas a pleno sol, florecen durante el otoño y en algunos casos también durante la primavera. Hay ejemplares que pueden alcanzar el 1,5 metro de altura pero normalmente las variedades comercializadas no superan los 50 centímetros.
Dalias (Dahlia pinnata)
Florece desde comienzos del verano hasta finales de otoño. Es originaria de México y su flor nacional. Tiene unas 30 especies y alrededor de 20.000 variedades. No es de las plantas más fáciles de cultivar, pero bien se justifica intentarlo. Crecen a pleno sol, necesitan de riego moderado, abonado y suelo suelto.
En invierno pierde el follaje por lo que, debemos de cuidar el sector donde está plantada para evitar las pérdidas de los tubérculos.
Hortensia (Hydrangea spp.)
Podemos encontrar desde formas arbustivas que pueden alcanzar hasta los 3 metros de altura, pequeños árboles y lianas que pueden trepar hasta los 30 metros. Son originarias del sur y este de Asia (China, Corea y Japón). Las especies más cultivadas son las de menor porte y para hacerlo exitosamente debemos elegir un lugar de suelo rico en materia orgánica y que posea varias horas de sol suave para que florezcan.
La característica distintiva de las hortensias es que sus flores pueden ser blancas, celestes o rosadas dependiendo de la acidez del suelo. Entonces, podemos “jugar” con ello para lograr el color que deseamos.
Prímulas (Primula spp)
Estas pequeñas plantas normalmente no superan los 25 centímetros de altura cuando florecen. Con más de 500 especies, se pueden cultivar en macetas para decorar balcones o patios internos e, incluso como plantas de interior cerca de fuentes de luz y alejadas de las fuentes de calor. La ubicación ideal es donde le da el sol de la mañana o de forma indirecta. Su gran variedad de tonalidades florales nos permite hacer arreglos que tendrán flores desde otoño a primavera. Se comercializan como plantas anuales, pero cultivadas en las condiciones recomendadas pueden vivir más y comportarse como perennes.
Rudbekia (Rudbeckia spp.)
Alcanza los 80 cm de altura y parecen margaritas de colores. Florecen durante el verano y el otoño plantadas a pleno sol o con sombra parcial. Como valor añadido, atrae a nuestro jardín a mariposas, esto se debe por sus colores. Se las suele utilizar mezcladas con otras flores o formando grupos puros. Para prolongar el periodo de floración es importante retirar las flores marchitas.
Violetas de los Alpes (Cyclamen persicum)
De otoño a primavera puede estar con flores, ella no necesita presentación porque es una de las elegidas como regalo del día de la madre. Su lugar ideal es con abundante luz, pero sin sol directo, y buena humedad. La podemos cultivar directamente en el jardín o en macetas que, si son estrechas harán que florezcan más. Si las llevamos al interior de nuestro hogar, debemos colocarlas lejos de las fuentes de calor y en lugares con excelente luminosidad.
Zinias (Zinnia elegans)
Desde los 15 centímetros hasta casi un metro tenemos variedades de Zinnias que podemos elegir para decorar canteros con colores blancos, amarillos, rojos, naranjas y un montón de combinaciones de ellos. Son plantas anuales que no toleran muy bien las heladas. En el jardín debemos elegir lugares con buen drenaje, buen contenido de materia orgánica y al sol. Al regar conviene evitar que se mojen las hojas para que no desarrollen hongos.
Palo borracho rosado (Ceiba speciosa)
No podía faltar este maravilloso árbol de flores rosadas, tronco engrosado en su base como “botella” y espinas cónicas. Florece en nuestra latitud a finales del verano y principio de otoño. La especie “Ceiba chodatii” tiene flores blancas y “C. insignis” flores amarillas. Existen otras más con flores de tonalidades intermedias, pero no tienen gran difusión en el paisajismo. Los frutos de estas plantas tienen una fibra similar a la del algodón que se emplea para rellenar, por ejemplo: almohadones.
Ingresá a la edición digital 163 para leerla igual que la revista impresa, haciendo click aquí.