Un jardín predominantemente naranja nos ayuda a estabilizarnos y a alegrarnos, nos produce alegría y nos llena de vitalidad. El color naranja es un gran aliado contra la depresión, para esto podemos elegir begonias naranjas, o rosas de color durazno.
También las gerberas naranjas son ideales, por su alegría y frescura. En estación nada más colorido que los crisantemos o los taco de reina, entre otras.
Las flores de colores amarillos nos dan una sensación única de positivismo y optimismo.
Por sus efectos estimulantes, son flores ideales para colocar en lugares sombríos para levantar el ambiente.
En este caso iremos con las acacias, crisantemos y margaritas amarillas, o también margaritas blancas con el centro amarillo. Los girasoles son un gran complemento en este tipo de jardín. Entre los arbustos podremos contar con la retama amarilla.
La mezcla ideal para un jardín amplio, naranja y amarillo, muy brillante pero muy fuerte también, se recomienda solo para espacios grandes.
Las flores azuladas y violetas poseen un efecto relajante y antiestrés.
Son ideales para patios internos, o para puntos que puedan ser apreciados desde las habitaciones, dan sensación de lejanía y profundidad.
Las flores ideales para esta sensación son la magnolia, el jacinto, la Verónica, siempre acompañadas con flores blancas, como rosas blancas, azahares, jazmines, azucenas de gran tamaño, para maximizar su efecto podremos utilizar la retama blanca.
Como cortina de fondo, no debemos olvidar ya sea en el jardín, terraza, balcón o cantero, con mucho follaje verde. El color verde es relajante y, en lugar de contrarrestar el efecto de los demás colores, los armoniza.