Como todos los años hacia fines de marzo y principios de abril la inolvidable Florencia Szigeti, una de las referentes más grandes del historial de la natación femenina en el país, que desde el 2001 reside en la ciudad de Denver, Colorado, en los Estados Unidos , regresa a su añorada Mendoza.
Su provincia adoptiva porque “La Negra”, como cariñosamente se la identificó siempre en el ambiente deportivo, nació un 8 de agosto de 1981 hace 31 años en el barrio de Palermo Chico en Buenos Aires.
Se trata del esperado reencuentro con sus seres más queridos: su mamá Leticia que trabaja en una consultoría, su papá Pedro Luis que es ingeniero industrial, su hermano menor Martín que es productor y fotógrafo de Crap Industry, una empresa relacionada con distintos deportes extremos, y el llamado “Canito” que es el perro mascota de la familia.
Ese habitual regreso se adelantó esta vez para el mes de febrero a fin de recibir un merecido homenaje del Club Mendoza de Regatas y para compartir las fiestas de casamiento de dos de sus mejores amigas Ana Clara y María Pía.
Sagrada relación porque Florencia hace un culto de la amistad que también se prolonga en otras jóvenes como Nuri, Elisa, Josefina y Eliana, a las que nombra con enorme cariño, inseparables compañeras de la época de la primaria en la escuela Videla Correas y de la secundaria en el Colegio Universitario Central.
Los felices tiempos de la infancia y la juventud cuando concurría al Mendoza Tenis Club donde aprendió a jugar al tenis y a nadar bajo la atenta mirada de Marina Fernández su primera profesora.
En los meses del verano pasaba horas en la pileta, libre y feliz con “aquellas compinches”, como las califica, sin imaginar el futuro que la esperaba y que comenzó a forjar alrededor de los 10 años cuando la familia regresó de Chile donde los Szigeti pasaron dos años por el trabajo de ingeniero de don Pedro.
En esos tiempos ganó una beca para practicar natación en el Club Mendoza de Regatas ahora con una mayor dedicación, con rigurosos entrenamientos de 21 horas semanales de pileta, exigentes trabajos físicos y una adecuada dieta en las comidas.
Como discípula además de Claudio Capezzone que también fuera formador de otros excelentes deportistas como Raúl Lemir y Gustavo Oriózabala.
Desde 2005 cuando se retiró de la natación competitiva Florencia es Licenciada en Administración, Logística y Economía egresada en la Arizona Stade University (Universidad del Estado de Arizona) profesión que desarrolla en el país del Norte en áreas de compras y distribución de una importante cadena de abastecimiento en ese país.
“La Negra”, que brilló en la natación argentina desde mediados de 1990 a mediados del 2000, lo hizo a la par de figuras del nivel internacional como el de la llamada “Princesa”, la cordobesa Georgina Bardach, que fuera especialista en los 200 y 400 metros combinados, y de José Martín Meolans, conocido como El Tiburón”, otro cordobés que en mariposa y crol también dejó su sello triunfal en distintos escenarios del país y del mundo.
En su época de mayor esplendor Florencia compitió en 50, 100 y 200 metros libres (estilo crol) y representó a la Argentina en los campeonatos mundiales de Hong Kong (China) en 1999, Fukuoka (Japón) en 2001, Moscú (Rusia) en 2002, Barcelona (España) en 2003 e Indianápolis (Estados Unidos) en 2004 y en los Juegos Olímpicos de Sydney (Australia) en 2000 y de Atenas (Grecia) en 2004.
“Szigeti paró los relojes” tituló Los Andes cuando Florencia que entonces tenía 22 años ganó la medalla de plata en los Juegos Panamericanos 2003 de Santo Domingo con récord sudamericano al fijar un tiempo de 55 segundos 92 centésimas en los 100 metros libres lo que le permitió clasificar para los Juegos Olímpicos 2004 de Atenas.
Con anterioridad había intervenido en los Juegos Panamericanos de Winnipeg, Canada, en 1999. Con un registro de 2 minutos 4 segundos en los 200 metros libres, marca que luego bajó a 1 minuto 59 segundos, estuvo muy cerca en esos momentos de la marca mundial en poder de la alemana Franziska Van Almisick con 1 minutos 56 segundos.
En la actualidad el récord en esa distancia está en poder de la italiana Federica Pellegrini con 1 minuto 52 segundos. También fue campeona sudamericana con la Selección Nacional y campeona provincial y argentina cuando representaba al Club Mendoza de Regatas. En los Estados Unidos donde se radicó en 2001 para moverse en un nivel más exigente integró el equipo de Arizona State University donde formó entre el 2002 y el 2005 que fue la temporada de su retiro definitivo.
Cuenta que en la actualidad sigue nadando una hora y media todos los días pero sin participar oficialmente en ningún tipo de competencias. “Ya estoy bastante viejita” agrega con una expresiva sonrisa propia de su excelente estado de ánimo y de la alegría que siente al regresar aunque más no sea por un par de semanas a su amado suelo mendocino.
Indica además que se mantiene en muy buen estado físico y que ha buscado refugio en otras disciplinas como snowboard, artes marciales, mountan bike, cross fit y aguas abiertas y que se está preparando para una prueba pedestre de 10 kilómetros en terreno de montaña.
"Bien mendocina"
Cuenta la eterna reina de la natación mendocina en la amable charla con Más Deportes muy feliz por el esperado retorno de cada año: “aunque nací en Buenos Aires soy mendocina, bien mendocina, porque tenía apenas dos años y medio cuando mis padres se radicaron en esta provincia que quiero tanto. Acá nació mi hermano menor Martín y solo estuvimos ausentes dos años el tiempo que vivimos en Chile. Cuando me radiqué en los Estados Unidos en 2001 lo hice para competir en un ambiente de mayor exigencia y con el deseo además de seguir alguna carrera universitaria. Extraño todos los días, no solo a mis padres y a mi hermano, también a aquel maravilloso grupo de amigas que me hacía tan dichosa en la infancia y la juventud.
Extraño todo: los asados, los palitos salados, las facturas. Hasta las pequeñas delicias de salir a tomar un café o mirar las vidrieras del centro. La de deportista resultó una etapa maravillosa en mi vida en la que alcancé la mayoría de los logros que me propuse porque fui representante olímpica y participé en varios mundiales. Ahora no hay nada que se le parezca a aquel período tan exitoso y que me dejó una enorme experiencia, además del lógico orgullo de haber fijado marcas y batido récords a nivel sudamericano.
Cuando asumí el compromiso de competir de manera oficial mi mamá fue la persona que siempre me hizo ver la responsabilidad que había asumido, la palabra que había dado. Porque al principio solo nadaba por el placer de hacerlo con mis amigas del Mendoza Tenis Club sin la disciplina y el rigor que encontraría cuando gané una beca para entrenar en el Club Mendoza de Regatas. Aunque me especialicé en crol también nadé los otros tres estilos conocidos: pecho, espalda y mariposa. Tuve grandes entrenadores, excelentes profesores, como Marina Fernández, Claudio Capezzone y Michael Chasson en mi última etapa como nadadora en el Arizona State University”.
¡Qué marca!
“La Negra Bajó los Dos Minutos” fue otro llamativo título de nuestro diario cuando el 27 de setiembre de 2001 en la pileta corta del Club Gimnasia y Esgrima de Santa Fe, durante la XVI Edición del Campeonato Nacional de Invierno de Mayores, Florencia clavó los relojes en 1 minuto 59 segundos 43 centésimas en los 200 metros libres batiendo su propio tiempo de 2 minutos 4 segundos fijados con anterioridad.
En aquella oportunidad le dijo a Los Andes: “me pedían que hiciera 2 minutos 2 segundos, no me esperaba 1 minuto 59 segundos. Pero se dio y en verdad me siento muy feliz. No hice una gran puesta a punto para este torneo, solamente descansé un poco, así que estoy totalmente sorprendida. No había que volverse loca en los segundos cien metros, había que controlar la carrera. En la última vuelta resbalé un poco, pero en general me sentí muy bien pese al lógico cansancio. Me siento muy contenta y satisfecha porque nunca estuve tan cerca de quebrar un récord mundial. Quizás haya sido la marca de mi vida”.
Finalmente confiesa Florencia con naturalidad y de manera espontánea: “la natación me trae recuerdos inolvidables, que me ponen muy feliz. Vuelvo a la infancia, cuando yo y mis amigas éramos muy chiquitas y disfrutábamos a pleno cada momento que pasábamos en la pileta. Más tarde pude crecer como deportista y representar a mi provincia y mi país en los escenarios más lejanos del mundo”.