“Aunque nací en Buenos Aires soy mendocina, bien mendocina, porque tenía apenas dos años y medio cuando mis padres se radicaron en esta provincia que quiero tanto. Acá nació mi hermano menor Martín y solo estuvimos ausentes dos años el tiempo que vivimos en Chile. Cuando me radiqué en los Estados Unidos en 2001 lo hice para competir en un ambiente de mayor exigencia y con el deseo además de seguir alguna carrera universitaria. Extraño todos los días”,
Hizo la primaria en la escuela Videla Correas y de la secundaria en el Colegio Universitario Central. Extraña cuenta “Los felices tiempos de la infancia y la juventud cuando concurría al Mendoza Tenis Club donde aprendió a jugar al tenis y a nadar bajo la atenta mirada de Marina Fernández su primera profesora. En los meses del verano pasaba horas en la pileta, libre y feliz con “aquellas compinches”, como las califica, sin imaginar el futuro que la esperaba y que comenzó a forjar alrededor de los 10 años cuando la familia regresó de Chile donde los Szigeti pasaron dos años por el trabajo de ingeniero de don Pedro.
En esos tiempos ganó una beca para practicar natación en el Club Mendoza de Regatas ahora con una mayor dedicación, con rigurosos entrenamientos de 21 horas semanales de pileta, exigentes trabajos físicos y una adecuada dieta en las comidas.
Como discípula además de Claudio Capezzone que también fuera formador de otros excelentes deportistas como Raúl Lemir y Gustavo Oriozabala. Desde 2005 cuando se retiró de la natación competitiva Florencia es Licenciada en Administración, Logística Economía egresada en la Arizona Stade University (Universidad del Estado de Arizona) profesión que desarrolla en el país del Norte en áreas de compras y distribución de una importante cadena de abastecimiento en ese país.
Dos meses de entrenamiento, de competencia en Estados Unidos y en Canadá, le sirvieron para mejorar su técnica de campeona y tomar conciencia -en los días previos a su debut- de lo que estaba por vivir en Australia y que cambiaría su vida para siempre.
El sueño olímpico estaba a punto de ser una realidad para Florencia Szigeti, quien había logrado su primer triunfo a los 6 años en un torneo de preinfantiles organizado por la Universidad Nacional de Cuyo. La mejor nadadora del país estaba a miles de kilómetros de Mendoza, en el Sidney International Aquatic Centre, parada frente a su andarivel. La voz del estadio presentó a las competidoras del heat ante el público y también para una cámara de televisión que realizaba un barrido.
De pie, pendulando sus brazos como para mantener el calor, concentrada, la representante del club Mendoza de Regatas se mostraba a la vista de todos.
"Flopy" conocía de grandes retos, a la “Sirena del Lago”, tal como la apodó la prensa, la antecede el primer título Sudamericano en los 100m libres conquistado por una nadadora de nuestra provincia; bajó el récord argentino (56"90/100) y quedó a dos centésimas de la mejor marca del Cono Sur. La adolescente, de 1.70 m, exhibía una sonrisa amplia y el cabello enrulado debajo de la gorra.
En los últimos años de la mano de Claudio Capezzone, como entrenador, Florencia había instaurado nuevos hitos para el deporte provincial llevándolo a territorios insospechados; no sólo por sus récords sino también por ser la primera nadadora local en una justa olímpica y la segunda deportista mendocina en lograr ese privilegio; historial que había inaugurado la biker Sandra Ambrosio en Atlanta 1996. Florencia Szigeti brillaba como el oro, como el oro "negro", y ocupaba el mismo protagonismo del cordobés José Meolans.
Pero el 17 de setiembre, con el aún latente eco del australiano Ian Thorpe (que superó el récord olímpico que estaba en poder del ruso Evgeni Sadovyi (desde Barcelona '92) con 1'46"70 al parar el tablero electrónico a los 1'46"56), la nadadora mendocina, con las marcas argentinas en 100 y 200 metros libres, sería la actriz principal de un minuto por demás extraordinario que sembraría tanto lágrimas como el gusto amargo que provoca la decepción.
En Más Deportes, bajo el título de: "Mi brazo izquierdo" y la pluma de Sergio Faria, ella narró lo sucedido: "No sé que pasó. No sé, repetía Florencia Szigeti, destruida por su situación. 'En la prueba nadé bien. Con el registro que obtuve no me habría clasificado, pero estoy muy sorprendida. Cuando vi el tablero no lo podía creer. Todavía no lo creo'.
Tras ser descalificada a la finalización de la segunda serie de los 200 m libre por quemar la largada, ya que movió su brazo izquierdo sobre el cubo (plataforma) y se activó el sensor Cabe decir que reglamentariamente los nadadores no pueden realizar ningún movimiento hasta la señal de largada. Szigeti se había impuesto en la serie con un tiempo de 2'04''73/100, dato que apareció en forma instantánea en las páginas de Sidney, con una actuación muy buena. Igualmente el tiempo no le alcanzaba para clasificarse a la ronda final (...). 'No lo podía creer, esperaba que dijesen que era un error. Había largado muy bien y mi tiempo era bueno', comentó luego. 'En ese momento pensé que eché a perder todo lo que que trabajé para llegar hasta acá con una buena preparación', dijo con una sonrisa que dejó ver cierto nerviosismo", detallaba el artículo publicado el lunes 18 de setiembre.
Pero a Florencia aún le quedaba la prueba más importante, su fuerte: los 100 m libres; competencia que -con su título de campeona- la llevó hasta Sidney. Las clasificaciones, se disputarían el 20 de setiembre, y Szigeti quedó muy cerca de su mejor marca personal (56"90) y con sus 57"20 finalizó Nº 23 de la general.
Mientras que en la final de los 200 metros mariposa masculina, Tom Malchow, se llevó el oro con nuevo récord olímpico (1'55"35); en tanto el estadounidense Michael Phelps (de 15 años) finalizaba la contienda en el quinto puesto con una marca de 1'56"50.
Luego de su experiencia en Australia, la campaña internacional de Florencia se intensificó y la llevó nuevamente al Olimpo. Una medalla de plata en los Juegos Panamericanos de 2003 (Santo Domingo), en la prueba de los 100 metros libres, fue un trampolín anímico para Atenas 2004. Allí, la "Negra", volvió a participar en las mismas pruebas y también en los 50 metros. Pero en ninguna de las tres competencias pudo pasar a la final, y fue eliminada en la primera ronda.
Disciplinada
Para su mamá Leticia, que desde jovencita le marcó la importancia del estudio y del deporte, la constancia y la disciplina fueron los dos pilares más importantes en los que Florencia edificó los cimientos de su exitosa trayectoria.
"Siempre mostró una gran responsabilidad para superar todas las exigencias propias del entrenamiento y de las competencias en las que participaba. Las enseñanzas que recibió desde pequeña modelaron su carácter y personalidad y le abrieron paso en la vida cuando debió radicarse sola en los Estados Unidos lejos de sus padres y hermano. Estamos muy orgullosos de nuestra hija por todos los logros que consiguió y sus regresos a Mendoza nos colman de alegría y felicidad”.
Abonada al éxito
Son 516 las páginas en las que Florencia Szigeti aparece mencionada en Los Andes. Desde 1990 hasta el 2000, cuando se fue a los Estados Unidos, el diario acompañó el día a día de esta excelente nadadora.