Florencia Szigeti, la eterna sirena del lago

La representante del Club Regatas es una de las referentes más grandes en el historial de la natación femenina en nuestra provincia. Disputó los juegos de Sidney 2000 y Atenas 2004.

Florencia Szigeti, la eterna sirena del lago

Dos meses de entrenamiento, de competencia en Estados Unidos y en Canadá, le sirvieron para mejorar su técnica de campeona y tomar conciencia -en los días previos a su debut- de lo que estaba por vivir en Australia y que cambiaría su vida para siempre.

El sueño olímpico estaba a punto de ser una realidad para Florencia Szigeti, quien había logrado su primer triunfo a los 6 años en un torneo de preinfantiles organizado por la Universidad Nacional de Cuyo.

La mejor nadadora del país estaba a miles de kilómetros de Mendoza, en el Sidney International Aquatic Centre, parada frente a su andarivel. La voz del estadio presentó a las competidoras del heat ante el público y también para una cámara de televisión que realizaba un barrido. De pie, pendulando sus brazos como para mantener el calor, concentrada, la representante del club Mendoza de Regatas se mostraba a la vista de todos.

“Flopy” conocía de grandes retos, a la “Sirena del Lago”, tal como la opodó la prensa, la antecede el primer título Sudamericano en los 100m libres conquistado por una nadadora de nuestra provincia; bajó el récord argentino (56”90/100) y quedó a dos centésimas de la mejor marca del Cono Sur. La adolescente, de 1.70 m, exhibía una sonrisa amplia y el cabello enrulado debajo de la gorra.

En los últimos años de la mano de Claudio Capezzone, como entrenador,  Florencia había instaurado nuevos hitos para el deporte provincial llevándolo a territorios insospechados; no sólo por sus récords sino también por ser la primera nadadora local en una justa olímpica y la segunda deportista mendocina en lograr ese privilegio; historial que había inaugurado la biker Sandra Ambrosio en Atlanta 1996. Florencia Szigeti brillaba como el oro, como el oro “negro”, y ocupaba el mismo protagonismo del cordobés José Meolans.

Pero el 17 de setiembre, con el aún latente eco del australiano Ian Thorpe (que superó el récord olímpico que estaba en poder del ruso Evgeni Sadovyi (desde Barcelona ‘92) con 1’46”70 al parar el tablero electrónico a los 1’46”56), la nadadora mendocina, con las marcas argentinas en 100 y 200 metros libres, sería  la actriz principal de un minuto por demás extraordinario que sembraría tanto lágrimas como el gusto amargo que provoca la decepción.

En Más Deportes, bajo el título de: “Mi brazo izquierdo” y la pluma de Sergio Faria, ella narró lo sucedido: “No sé que pasó. No sé, repetía Florencia Szigeti, destruida por su situación. ‘En la prueba nadé bien. Con el registro que obtuve no me habría clasificado, pero  estoy muy sorprendida. Cuando vi el tablero no lo podía creer. Todavía no lo creo’.

Tras ser descalificada a la finalización de la segunda serie de los 200 m libre por quemar la largada, ya que movió su brazo izquierdo sobre el cubo (plataforma) y se activó el sensor Cabe decir que reglamentariamente los nadadores no pueden realizar ningún movimiento hasta la señal de largada.

Szigeti se había impuesto en la serie con un tiempo de 2’04’’73/100, dato que apareció en forma instantánea en las páginas de Sidney, con una actuación muy buena. Igualmente el tiempo no le alcanzaba para clasificarse a la ronda final (...).

‘No lo podía creer, esperaba que dijesen que era un error. Había largado muy bien y mi tiempo era bueno’, comentó luego. ‘En ese momento pensé que eché a perder todo lo que que trabajé para llegar hasta acá con una buena preparación’, dijo con una sonrisa que dejó ver cierto nerviosismo”, detallaba el artículo publicado el lunes 18 de setiembre.

Pero a Florencia aún le quedaba la prueba más importante, su fuerte: los 100 m libres; competencia que -con su título de campeona- la llevó hasta Sidney. Las clasificaciones, se disputarían el 20 de setiembre, y Szigeti quedó muy cerca de su mejor marca personal (56”90) y con sus 57”20 finalizó Nº 23 de la general.

Mientras que en la final de los 200 metros mariposa masculina, Tom Malchow, se llevó el oro con nuevo récord olímpico (1’55”35); en tanto el estadounidense Michael Phelps (de 15 años) finalizaba la contienda en el quinto puesto con una marca de 1’56”50.

Luego de su experiencia en Australia, la campaña internacional de Florencia se intensificó y la llevó nuevamente al Olimpo. Una medalla de plata en los Juegos Panamericanos de 2003 (Santo Domingo), en la prueba de los 100 metros libres, fue un trampolín anímico para Atenas 2004.

Allí, la “Negra”, volvió a participar en las mismas pruebas y también en los 50 metros. Pero en ninguna de las tres competencias pudo pasar a la final, y fue eliminada en la primera ronda.

En Argentina Nacen las leonas

En Sidney, el equipo femenino de hockey sobre césped obtuvo la medalla de plata, la primera de las cuatro preseas olímpicas sucesivas que obtendría esta disciplina. Durante la competencia, surgiría la denominación de Las Leonas y el logo con el que desde entonces se identifica a la selección argentina de hockey sobre césped femenino.

En dicha rama que había sido incluida para los Juegos de Moscú 1980, Argentina venía demostrando un buen nivel internacional desde 1974, y en Atlanta 1996, con su sexto puesto, logró el diploma olímpico.

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