Tímida, pero con mucha fuerza y entereza, Florencia (16) abandonó durante la tarde de ayer el hospital Lagomaggiore, lugar en donde permanecía desde el viernes por la noche. Como no podía ser de otra forma, lo primero que hizo al dejar el hospital fue trasladarse a otro -el Notti- para ver cómo
evolucionaban los pequeños Tiago Benjamín y Gastón Isaac.
Más allá de su perfil bajo y su simpleza, Flora -como la llaman sus amigos y familiares- tomó un inusitado protagonismo el viernes último por la noche, luego de dar a luz a dos mellizos en un banco de la plaza Independencia.
Su madre (Elizabeth) y los transeúntes que pasaban por el lugar se transformaron en improvisados parteros, al igual que algunos efectivos policiales que recorrían el lugar.
"Íbamos para el trabajo de mi mamá (en Peatonal y 9 de julio) y yo había llamado a mi suegra para quedarme con ella, porque sentía que me estaba doliendo mucho cuando iba en el micro. Cuando bajamos en calle Sarmiento, frente al casino, mi mamá sintió que algo se estaba asomando y nos fuimos rápido a la plaza.
Cuando me bajó el pantalón, vimos que ya había salido la cabeza y una mujer que estaba por ahí ayudó a mi mamá para el parto", contó la joven a la salida del Lagomaggiore.
"Estaba lleno de gente y había muchísimos turistas que nos fueron pasando camperas para abrigar a los bebés. Un hombre me pasó un cuchillo y usamos un perfume para desinfectar con el alcohol que tenía. La gente se portó muy bien y ayudó mucho", contó la orgullosa abuela.
Junto a Elizabeth y Florencia, estaban Jonathan (19), el padre de los mellizos, y la primera hija de la pareja, Abigail (de un año y 10 meses). Los cuatro permanecieron durante casi toda la mañana en el Lagomaggiore para luego ir a ver a los dos nuevos miembros de la familia.
"No estaba en fecha. Los chicos nacieron sietemesinos y por eso ahora están en el Notti. Yo sentía dolores y tenía contracciones, pero no me imaginé que iban a nacer. Recién me di cuenta cuando me bajaba del micro. Parece que los chicos querían nacer en la plaza. A lo mejor quieren ser artesanos", agregó Flora, con una sonrisa.
"No tuve miedo ni dolor en ningún momento, sólo sentí un poquito de nervios cuando vi que estaba toda la gente mirando", continuó la adolescente que estudia en la Escuela Hogar Eva Perón.
A quien también tomó por sorpresa la buena nueva fue a Jonathan, el padre de los dos chicos. "Nunca me imaginé que iba a pasar. Faltaban dos meses todavía. Estaba con unos amigos cuando me llamaron para decirme y dejé todo para venirme corriendo para acá", destacó el joven.
Asistente por accidente
María Fernanda Cremaschi no olvidará jamás la noche del viernes 4 de abril de 2014. En cuestión de minutos pasó de ser una madre que caminaba con su hijo por la plaza Independencia a una auxiliar de parto, llegando a resucitar incluso a uno de los dos mellicitos.
"Mi hijo venía de Regatas y, como el micro lo deja en Sarmiento y Chile, yo lo había ido a buscar atravesando la plaza. Ya estaba con él y habíamos dado tres pasos cuando vemos un amontonamiento de gente y alguien que estaba acostado.
Mi hijo me dijo que fuéramos a ver qué había, pero yo pensé que era un linchamiento y no quise saber nada con quedarme. Pero cuando me asomé vi que había una chica acostada sobre el banco y con las dos piernas abiertas. ¡Y se veía cómo empezaba a asomar un bebé!", relató a Los Andes.
"Ahí me acerqué y la gente se iba amontonando. La nena estaba pariendo y la madre de ella la estaba ayudando. Y yo me puse a ayudar también. Un hombre nos pasó un cuchillo para cortar el cordón, un perfume para desinfectar y un colín para el pelo. Yo creí que al ayudarla a parir no iba a hacer nada más e iba a seguir camino con mi hijo", agregó.
Sin embargo, aún restaba un capítulo con heroico protagonismo para la mujer.
"Cuando salió el primer nene, alguien empezó a gritar que no respiraba. Nadie sabía qué hacer y yo llamé a mi hermana, que está por recibirse de médica, para preguntarle qué hacer. Por teléfono me empezó a dar indicaciones y yo traté de repetírselas a una mujer que estaba con el bebé en sus manos, pero la mujer me lo dio a mí directamente".
"Y estaba con mi hermana en el teléfono en una mano y haciéndole los masajes con los dedos que me indicaba ella con la otra. Era la técnica de resucitación para bebés. Yo estaba aterrada porque no respiraba. Hasta que escuché que tosía despacito y me quedé tranquila. Pero como no lo volví a sentir respirar o toser, me volví a preocupar. Después mi hermana me dijo que una vez que tose por su cuenta, ya está vivo", continuó con su relato.
Cuando aún no terminaba de asistir al primero, Fernanda escuchó a un hombre decir que "venía el segundo".
"¡No lo podía creer! Apenas salió el segundo bebé, me lo pasaron para que hiciera la misma maniobra. Yo estaba con miedo. Recién en ese momento llegó una ambulancia con una doctora. Subieron a los bebés y me subieron a mí para ir al hospital. Mientras a la madre la atendían algunos policías hasta que llegó la segunda ambulancia", recapituló la mujer.
Mientras todo esto ocurría, Tiziano (el hijo de Fernanda) se había apartado y aguardaba al costado de la multitud. "Casi no me dieron tiempo a nada cuando me dijeron que tenía que irme al hospital con la ambulancia. Antes de que cerrara la puerta le pude gritar a mi hijo que se cruzara al quiosco.
Él tenía mi cartera y mi celular, por lo que mi hermana le iba a llamar a él. Cuando llegamos al Lagomaggiore, lo primero que nos dijeron es que no podían dejar a los niños ahí porque tenían ficha para el Notti. Y yo les dije que no me iba a ir de ahí hasta que internaran a los niños en Neonatología", agregó Cremaschi.
Minutos después llegó Florencia al mismo hospital, aunque luego los niños fueron derivados al Notti y recién pudieron reencontrarse ayer.
Otro de los testigos del milagroso episodio en la plaza Independencia fue el médico Juan Hidalgo, del Servicio Coordinado de Emergencia (SEC). "Me tocó hacer el alumbramiento de las placentas y luego trasladar a la madre al hospital Lagomaggiore en la ambulancia", recordó el profesional que llegó al lugar en la segunda ambulancia, cuando la joven madre ya había dado a luz. "Se trató de una locura maravillosa con final feliz", indicó.
"La chica tuvo muchísima suerte porque los dos bebés se presentaron longitudinal con la cabeza hacia abajo y pudieron salir inmediatamente, sin complicaciones", remarcó.
En caso de que los niños hubiesen estado en posición transversa o en posición de nalga tendría que haber habido una cesárea y en esas condiciones podría haber sido un problema serio.