Más mensajes enviados por los rugbiers salieron a la luz en una jornada en la que acusaron a la fiscal Verónica Zamboni de "mentirosa" porque no les dejó leer la acusación en su contra por el asesinato de Fernando Báez Sosa (19) ocurrido el 18 de enero pasado en Villa Gesell.
Si bien durante la audiencia los jóvenes dijeron que están condenados por los medios, que son amenazados por otros presos en la cárcel de Dolores, que les dicen que los quieren violar y que no saben por qué están detenidos, los mensajes que enviaron por WhatsApp minutos después del crimen revelan lo contrario.
"Yo lo único que quiero decir es que no quisimos que pasara lo que pasó", había expresado el rugbier Blas Cinalli la única vez que estuvo frente al juez David Mancinelli, pero en la madrugada del 18 de enero les había contado a sus conocidos: "Amigo, flasheamos, matamos a uno".
"Nos cagamos a piñas en el boliche. Nos sacaron a todos. Esperamos a que se vaya la Policía y ahí los recagamos a piñas", relató minuto a minuto desde el boliche Le Brique.
Blas continuó confesando ante sus amigos: "Dos convulsionaron, uno lo mandamos al hospital sin signos vitales. Ahora estamos yendo al Mc Donald's a ver qué pasa. Amigo, flasheamos, matamos a uno. Yo solo quiero fumar flores".
Mientras tanto, los iniciales imputados como coautores por el crimen de Fernando, Máximo Thomsen y Ciro Pertossi, se presentaron en la audiencia ante el juez, pero no para declarar sino para criticar a la fiscal: "No sabemos por qué estamos acá ni sabemos de qué nos acusan".
Después de ampliar la investigación, la fiscal Zamboni finalmente les imputó a los ocho rugbiers la coautoría material del asesinato. De esta manera, ubicó en la misma situación a Máximo Thomsen y Ciro Pertossi, los primeros dos acusados de ese delito, y a Cinalli, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz, Lucas Pertossi y Luciano Pertossi. El delito de "homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado de dos o más personas y la alevosía" prevé la pena de prisión de perpetua.