El último fin de semana largo en la provincia causó profunda angustia, impotencia y luto en muchas familias mendocinas. Siete víctimas fatales y heridos graves cobraron los incidentes de tránsito ocurridos en diferentes puntos del territorio.
En el triste listado no se cuenta el percance que costó la existencia de un chiquito de 2 años, atropellado en un barrio privado de Chacras de Coria por un familiar que salía en marcha en reversa con su camioneta, y que no advirtió la presencia del infante.
Debe formularse la pregunta sobre si estos episodios hubieran podido evitarse de haber mediado circunstancias de prudencia. Las pericias determinarán ese factor, pero quedó trunca la existencia de las personas caídas, dos de ellas menores de edad y, en general, todas con importantes expectativas de vida.
Este rebrote de fatalidad en nuestros caminos se produce luego de un período previo, especialmente en mayo, en el que se había producido una baja de siniestros con víctimas, factor atribuido por el Ministerio de Seguridad a los controles viales y las campañas de prevención realizadas.
Según datos aportados por la Dirección de Seguridad Vial, mayo fue el lapso con menos accidentes trágicos de los últimos 10 años. La disminución era significativa respecto de abril, cuando fallecieron 10 personas, pero igualaba a febrero con 7 muertes. En los sucesos actuales, los fallecidos ascendieron a 7 sólo en un intervalo de 4 jornadas. El momento en el que se registraron más víctimas fatales fue en mayo de 2008 cuando se contabilizaron 25 muertes en rutas mendocinas.
Lo penoso entonces es que los mendocinos continuamos conduciendo mal y por eso las consecuencias penosas que se están produciendo. Muchos conductores siguen alejados de las prácticas del manejo defensivo y el respeto por las normas viales. Los resultados, dramáticamente, están a la vista.
En los primeros 6 meses del año y siempre citando estadísticas de la Policía Vial de Mendoza, las infracciones viales han crecido de manera alarmante: sólo en el primer semestre se labraron cerca de 55.000 actas, pero si se considera el período que media entre junio de 2015 y junio de 2016, hubo 5.000 sanciones más que en el mismo ciclo de un año atrás. Las faltas comprobadas se repartieron entre no encender las luces bajas, no usar el cinturón de seguridad, hablar por celular durante el manejo y adelantos en doble línea amarilla, además de omitir el respeto a los discos PARE y los semáforos.
Además, opinamos que las autoridades de infraestructura deben apurar el ritmo de obras en muchos de nuestros caminos. Una bicisenda tal vez hubiera evitado la muerte de una pedalista de 51 años, en la ruta Panamericana, jurisdicción de Chacras de Coria. En ese punto el mal estado del pavimento por pozos es un riesgo constante, a lo que se añade la falta de banquina en condiciones. Por lo tanto, los ciclistas tienen que desplazarse sobre la cinta asfáltica. Si existiera una banquina en condiciones, podría ser utilizada como ciclovía, sobre todo por los ciclistas que llegan a esas zonas de circuitos directamente en su bicicleta.
Acciones del Estado en materia de trabajos entonces son muy necesarias y urgentes, al igual que el adecuado equipamiento de los efectivos especializados, especialmente en alcoholímetros y radares de velocidad. Pero, por sobre todas las cosas debe primar la conducción prudente de cada ciudadano. Una premisa que no nos cansaremos de repetir como medida de prevención.
