Luego del inicio de negociaciones con el FMI para lograr un acuerdo crediticio para la Argentina, el presidente Mauricio Macri encaró una ronda de reuniones para explicar los alcances del nuevo acercamiento con dicho organismo.
Esto se produjo, cabe recordarlo, en medio de la fuerte crisis económica y de credibilidad en la gestión de gobierno que generó la inestabilidad del dólar.
Entre los encuentros tuvo especial trascendencia el que Macri mantuvo en la Casa Rosada con los principales senadores nacionales, quienes le aclararon al primer mandatario que no piensan poner en riesgo los cauces institucionales en toda discusión política que se lleve a cabo a raíz de las medidas que tome el Poder Ejecutivo.
Precisamente, se encuentra a consideración del Senado el polémico proyecto, con media sanción de Diputados, que retrotrae el cuadro tarifario de servicios públicos luego de los ajustes dispuestos por el Gobierno a raíz de la quita de subsidios.
Fue muy importante el encuentro entre legisladores y el Presidente, al cabo del cual los referentes de los distintos bloques que conforman la Cámara alta del Congreso brindaron su apoyo mediante un documento que firmaron y que hicieron público poco después de la reunión.
Indicaron en dicho escrito: “El sistema político democrático argentino está comprometido con la defensa de la estabilidad financiera, sobre la base del crecimiento económico, el mantenimiento y la generación de fuentes de trabajo y la defensa de la producción nacional.
Como muestra de ello, y conscientes de que los procesos de inestabilidad financiera terminan perjudicando, sobre todo, a los que menos tienen y como demostración de nuestra responsabilidad institucional, le manifestamos al Presidente nuestro compromiso y voluntad por defender los intereses de todos los argentinos”.
Por otra parte, uno de los senadores presentes, Adolfo Rodríguez Saá, le remarcó al jefe del Ejecutivo que la mayoría de los legisladores están “dispuestos a apoyar” la gestión de gobierno por considerar que el país atraviesa “momentos difíciles” que obligan a “defender la gobernabilidad”.
Curiosa, y valiosa a la vez, postura del dirigente sanluiseño, quien en 2001 llegó a ocupar por una semana la Presidencia de la Nación, luego del rechazo que la mayor parte de la oposición, entre la que fundamentalmente influía el justicialismo al que Rodríguez Saá pertenece, a la alicaída gestión del entonces presidente Fernando de la Rúa, que en medio de una convulsión social por su política económica y sin el más mínimo respaldo de la oposición legislativa tuvo que renunciar a su cargo poco después de haber cumplido la mitad del mandato constitucional.
Este amplio respaldo para garantizar la gobernabilidad expresada por la mayor parte de los integrantes del Senado no sólo beneficia al gobierno de turno, sino que pretende cerrar definitivamente una herida que los argentinos sufrimos durante décadas por la caída sucesiva de gobiernos constitucionales, ya sea por golpes de Estado, felizmente ya en el recuerdo, como por acciones desestabilizantes que no marcan el camino correcto que debe recorrer una democracia seria, madura.
Salvo imponderables, cada gobernante debe cumplir su mandato en el marco de lo que establece el sistema republicano.
