Las empresas mendocinas vuelven a tener problemas con la importación de insumos producto de las LNA (Licencias No Automáticas) que, si bien se flexibilizaron, mantienen plazos de hasta 120 días que provocan no pocas dificultades a los procesos industriales.
Componentes electrónicos y algunos engranajes son ejemplos de lo que ocurre con la industria metalmecánica que, junto a la agroindustria, nutre una lista de al menos 20 firmas locales con complicaciones por falta de sustitutos.
Entre ellas hay metalmecánicas, galpones de empaque y hasta textiles. Al menos 4 o 5 casos se presentan con más urgencias para disponer de insumos sin disponibilidad en el mercado nacional, como componentes electrónicos, bolsas asépticas para frutas, telas y botones para camisas.
Aunque aseguran que no al mismo nivel del gobierno anterior, cuando la Secretaría de Comercio inventó las DJAI (Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación) con términos de hasta 180, 240 días y más, desde el sector industrial advierten que el proteccionismo vuelve a cruzarse con la liberalización del comercio.
"El nomenclador es muy amplio y no contempla situaciones que terminan entorpeciendo la normal actividad. Ahora no hay tantas complicaciones con las planchas de acero inoxidable y perfiles, pero sí con componentes electrónicos y reductores de velocidad, algunos de los cuales no se fabrican localmente”, detalló Pedro Bizzotto, titular de Asinmet (Asociación de Industriales Metalúrgicos).
En varios casos, se trata de insumos específicos que se importan desde China. Y, en muchos, disparan una serie de interconsultas que dilatan mucho más los plazos.
Por ejemplo, vía Adimra (la cámara matriz de la metalmecánica nacional) el Gobierno formuló en estos días al sector para constatar si hay modelos de termovinificadoras hechos en Argentina.
Para la agroindustria, la afectación es diversa y con distinto grado de urgencia ya que van desde máquinas tapadoras para conservas hasta los enlatados.
Por caso, una de las firmas más afectadas es la frutícola alvearense Fénix S.A, una de las mayores pulperas del Sur mendocino, que requiere bolsas asépticas para no quebrar stock.
“Hemos intervenido para acelerar trámites. Al hacerlo a veces logramos respuestas en forma inmediata, más cuando hay burocracia. Hay demoras, pero nada comparable a otra época”, dijo Mario Bustos Carra, de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo.
Las empresas también advierten una suerte de “efecto colateral”. Sucede que la sustitución de importaciones también incide en el financiamiento: un ejemplo es el de Banco Nación, al supeditar beneficios (tasa cero) y el otorgamiento de créditos a destinarlos a bienes hechos en Argentina.
Contacto en Buenos Aires
El tema ya está en la órbita del Ministerio de Economía provincial. De hecho, el año comenzó con un listado que el ministro Vaquié encomendó monitorear al subsecretario de Industria, Guillermo Cruz.
“Estamos trabajando para destrabar cada caso, pero en ninguno hay un no rotundo de la Nación a importar y existe predisposición. Aunque está claro que si queremos trabajar en la generación de empleo esto no puede seguir pasando”, consignó el director de Desarrollo Tecnológico y Empleo, Lorenzo Nieva, que tiene agendada una reunión mañana por la tarde en la Secretaría de Comercio, en Buenos Aires.
Al respecto, Bizzotto remarcó que “no sólo es necesario llamar la atención, sino también plantear soluciones, como la modificación del nomenclador”.
Por su parte, según el funcionario, la consigna es identificar si hay más demoras en insumos que tienen alternativas nacionales. Para Nieva resta determinar en qué medida inciden cuestiones administrativas, aunque no lo desliga de la situación durante la gestión anterior.
“El 80% de lo que venía importándose no se producía en el país, lo cual explica un cuello de botella. Tal vez redefinir el nomenclador sea una opción”, dijo Nieva.
