Fiodor Dostoievski: la literatura como salvación

Se dice que vivió, en parte, la vida de Raskólnikov, el estudiante pobre y solitario de “Crimen y Castigo”, capaz de rechazar la moral colectiva. Ahora que esa obra fundamental de la literatura rusa cumple 150 años, recorremos la vida del autor que lidió

Fiodor Dostoievski: la literatura como salvación

Deseó muchas veces, mentalmente, que su padre muriera. Por eso, cuando el autoritario y alcohólico médico Mijaíl Dostoievski fue asesinado por unos campesinos, a Fiodor la culpa le generó una epilepsia. O al menos el hecho coincidió con la aparición de esas crisis intensas e hiperlúcidas que, luego, volcaría en muchos de sus personajes.

Dostoievski conoció la fortuna y la ruina. Fue ingeniero en San Petersburgo y prisionero en Siberia. Un éxito literario a los 24 años (gracias a su primera novela "Probres gentes") y pronto un olvidado total. Soldado y adicto al juego.

"Tengo un proyecto: volverme loco", le escribió una vez a su hermano, su confidente, con quien editó por un tiempo una revista que él mismo escribía y diseñaba.

Políticamente complejo: como cristiano, rechazaba el ateísmo socialista; como tradicionalista, la destrucción de las instituciones; como pacifista, cualquier método violento de cambio social, tanto progresista como reaccionario. Apoyó reformas sociales, en especial la abolición de la servidumbre en el campo. Escribió: "el rico más depravado acabará por avergonzarse de su riqueza ante el pobre".

Tenía enormes deudas. Soportó la muerte de su mujer y de su hermano como una fatalidad ineludible. Viajó para huir de sus acreedores. En 1865, de nuevo en San Petersburgo, comenzó a escribir "Crimen y castigo", una de sus obras capitales. La fue publicando, con éxito, en la revista El Mensajero Ruso.

Pero sus deudas crecieron al punto que, en 1866, se vio obligado a firmar un contrato con el editor Stellovski. El contrato establecía que Dostoievski recibiría tres mil rublos -que pasarían directamente a manos de sus acreedores- a cambio de los derechos de edición de todas sus obras. Debía entregar una nueva novela en un plazo fijado.

Dostoievski entonces contrató a Anna Grigórievna Snítkina, una joven taquígrafa a quien dictó, en sólo veintiséis días, su novela El jugador. 
Su vida, sin duda, fue la de sus personajes. Una ruleta rusa del pecado a la santidad. De la lujuria a la pureza, como aquel Marmeladov de "Crimen y castigo", el hombre que vendía a su hija para emborracharse. O como él mismo, Dostoievski, que gastaba los últimos rublos de su esposa en jugar.  No para ganar, sino para sentir el vértigo. Por pasar de la infamia a la inocencia, del crimen a la expiación.

Huía, siempre, de la presión de sus acreedores hacia una Europa de hielo que no lo albergaba. Y esta vez junto a Anna. En la travesía tuvieron una niña, que moriría a los pocos meses de nacer. Tras cuatro años en el extranjero regresaros a su tierra. Tuvieron tres hijos más. Otra muerte, la del menor, los nubló.

Vivieron de las publicaciones. "Los hermanos Karamasov" atrajo fuertemente, en 1879, la atención de lectores y críticos. Dostoievski solía leer fragmentos de ella en reuniones literarias con aplausos del público. Se sentía que era una obra maestra de la literatura rusa.

Dostoievski murió en su casa de San Petersburgo, el 9 de febrero de 1881, de una hemorragia pulmonar asociada a un enfisema y a un ataque epiléptico.

Jóvenes de todas las ideologías fueron a su entierro, a honrar al escritor. Su epitafio dice: "En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere produce mucho fruto".

La grieta de Raskolnikov
"Crimen y Castigo" es, en principio, el relato psicológico de un delito. Un joven de origen de clase media que vive en extrema necesidad es expulsado de la universidad. Después de haber sido influenciado por ciertas ideas, decide salir de una situación difícil con rapidez matando a una anciana usurera, viuda de un funcionario del gobierno. La anciana está loca, sorda, enferma. Es  extremadamente codiciosa. Ella cobra escandalosas tasas de interés, devora el bienestar de los demás. No sirve para nada. '¿Por qué vive?', '¿Es útil para alguien?'.

Estas y otras preguntas invaden la mente del joven. Decide matarla y robarle con el fin de que su madre, que vive en las provincias, pueda ser feliz; para salvar a su hermana de las impertinencias libidinosos del capataz de la finca donde se desempeña como acompañante de una dama; y después de terminar sus estudios, para ir al extranjero y tener una vida honesta, firme e inquebrantable en el cumplimiento de su deber.

"Esto, según él, 'compensa el crimen', si es que puede llamarse a este acto un delito, que se comete contra un viejo, sordo, loco, malo, que tal vez moriría en un mes de todos modos", detalla Dostoieski a Katkov, su futuro editor.

Comete su crimen, de forma rápida y con éxito. No hay, ni puede haber, cualquier sospecha sobre él. Pero tras el acto, el proceso psicológico del delito se desencadena. Las preguntas que no puede resolver el asesino comienzan a atormentarlo; sentimientos que no había previsto lo invaden. Se ve obligado a entregarse, para poder volver a ser parte del tejido social. El sentimiento de separación y el aislamiento de la humanidad, la naturaleza y la ley de la verdad cobran su peaje. El criminal decide aceptar el sufrimiento a fin de redimirse.

Y aquí, Dostoievski termina de narrar el argumento: "Es difícil para mí explicar por completo mi forma de pensar".

El planteo es profundo: piensa Raskólnikov que la sociedad se divide en dos tipos de seres humanos; aquellos superiores que tienen derecho a cometer crímenes por el bienestar general de la sociedad y aquellos inferiores que deben estar sometidos a las leyes, cuya única función es la reproducción de la raza humana.

En sus vagabundeos por San Petersburgo, Raskólnikov conoce al antiguo funcionario Marmeládov, un ebrio que acaba atropellado por un caballo. El joven ayuda económicamente a la familia de Marmeládov, con los escasos rublos que recibe de su madre. La hija mayor de esta familia, Sonia, una abnegada joven que se prostituye para ayudar a su madrastra y sus hermanos, será la única persona a la que Raskólnikov confiese explícitamente su crimen.

El clímax psicológico ocurre cuando Raskólnikov, presa de la ansiedad, la agitación nerviosa y los remordimientos, asume que no puede convertirse en un hombre superior y que por lo tanto pertenece al tipo de hombre que tanto desprecia.

Se entrega entonces a las autoridades, pese a que no existe ninguna prueba concluyente contra él y un inocente se ha declarado culpable, víctima de las presiones policiales. Es enviado a las cárceles en Siberia para cumplir su condena y Sonia (hija de Marmeládov) se va con él.

Pero lo que hace fundamental este novelón es aquello por lo que Dostoievski nos atraviesa: agudos análisis psicológicos, la relación con Dios, la astilla moral del hombre moderno y las sin-salidas de la libertad humana. Moderno en el tratamiento del detalle y de lo cotidiano, en el tono vívido y real de los diálogos y en el sentido irónico que apunta en ocasiones junto a la tragedia moral de sus personaje, Dostoievski además está lleno de guiños.

El nombre de su protagonista, que en ruso deriva de "escisión", alude a la separación de Raskolnikov de la sociedad rusa, una separación auto-impuesta, así como la grieta íntima de su personalidad.

Dostoievski es el precursor del existencialismo. porque aborda la dicotomía entre el bien y el mal que hay dentro de nosotros, algo propio de la literatura rusa.

"Es el único psicólogo, por cierto, del cual se podía aprender algo", dijo Nietzsche.

Decíamos que su vida fue la vida de sus personajes. Su muerte, sin embargo, fue su gran revancha. Morir como el gran escritor de todas las rusias, ungido por el pueblo, que desde ese 10 de febrero de 1881 hasta varios días después, llenó calles y plazas para despedir su cuerpo. Su esposa Anna Grigórievna lo vio: "los diferentes partidos se reconciliaron en el dolor común y en el deseo de rendir el último homenaje al célebre escritor".

Se decía que había escrito "Crimen y castigo" por entregas para poder recibir algo de dinero, y que la había terminado en tres meses. Que en las mañanas trabajaba en Raskolnikov, porque ese era el título original de "Crimen y castigo", y en las tardes, en "El jugador". Se decía que todas sus novelas, por último, eran él. Y todos sus personajes, su redención.

Así, Dostoievski comenzaba a ser inmortal.

Siglo y medio

Por estos días, primera edición de "Crimen y castigo" cumple 150 años. Para conmemorarlo, una exposición sumerge a los apasionados de esta célebre novela en el universo del ruso Fiódor Dostoievski, con imágenes del San Petersburgo del siglo XIX y objetos vinculados a la intriga de la obra.

El museo Dostoievski, ubicado en el antiguo apartamento del novelista ruso en el centro de la antigua capital imperial, consagra una gran sala a esta exposición, titulada justamente "Tocar todos los temas", la cual estará abierta hasta finales del mes de marzo.

"Crimen y castigo" se publicó por entregas en forma de folletín a partir de 1866. En esta obra, Dostoievski aborda numerosos problemas, desde las fronteras de la libertad o la legitimación de la violencia hasta el precio de una vida humana. En la exposición, el texto integral de la novela cumbre los muros de la sala, con algunos párrafos destacados junto a objetos, ilustraciones o documentos relacionados con la novela. La atmósfera es a la vez tranquila y oscura.

Según los organizadores, la exposición desvela "tres dimensiones" de la compleja obra del novelista ruso. La primera representa a San Petersburgo, sus casas, sus patios, sus canales y sus tabernas, a través de ilustraciones del pintor Boris Kostigov o fotos de la época.

La segunda dimensión explica la época en la que ocurre “Crimen y castigo”, mediante objetos relacionados con la trama como una "tarjeta amarilla", que la Policía entregaba a las prostitutas con sus nombres, edad, religión y fecha de la última visita médica. Este documento hace referencia al oficio de unas de las heroínas de la novela.

Los visitantes pueden descubrir una recreación de la habitación de la vieja usurera, que el personaje principal mata, llena de objetos evocados en la novela, como un reloj de plata o figuritas decorativas de oro.

La tercera dimensión es la filosófica y religiosa, que permite al héroe de la novela descubrir el "sentido superior de la existencia". Del Juicio Final a la resurrección de Lázaro, los temas religiosos abordados por el novelista ruso, un ferviente creyente, también están muy presentes en la muestra.

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