El caso de un misionero de 47 años que fingió su muerte para cobrar el seguro de vida y comenzar una nueva vida en Brasil se viralizó en las últimas horas en las redes sociales. Por sus publicaciones en Facebook, la aseguradora lo encontró con vida y radicó una denuncia. Sin embargo, el hombre fue sobreseído.
Se trata de Ariel Darío Leites Do Santos, quien residía en Oberá (Misiones) y se reportó como fallecido el 2 de enero de 2011 en el río Uruguay. Sin embargo, cuatro años más tarde, la aseguradora radicó una denuncia en la que aseguraba que el hombre está vivo y reside en la ciudad brasileña de Curitiba, donde cambió su rumbo para ser un comerciante vinculado al rubro informático.
Su falsa muerte contó hasta con un operativo de búsqueda que se extendió 100 kilómetros aguas abajo, pero no tuvo resultados. Declarado el deceso, la esposa de Ariel y un ex socio lograron cobrar el seguro de vida. Sin levantar sospechas, el hombre tramitó seis días después de aquel 2 de enero la cédula de identidad para extranjeros en Brasil. Más tarde, en 2013, obtuvo la residencia permanente.
Astuto, Leites Do Santos presentó un certificado de antecedentes legalizado del Registro Nacional de Reincidencias, un documento que había gestionado antes de desaparecer, según informó Clarín.
En 2014, el hombre se hartó del anonimato, abrió una cuenta en Facebook, decidió contactar a sus padres y les contó sobre su nueva vida. En paralelo, la aseguradora descubrió la verdad: exhibió documentación sobre Leites Do Santos que demostraba que estaba vivo, que gozaba de buena ssalud y que era propietario de la empresa de informática “Viginter”, sobre la calle Profesora Olivia Nogueira 515, de Curitiba.
Destapado el fraude, desde la Justicia de Oberá admitieron que "desde un primer momento circuló el rumor que todo era una puesta en escena para zafar de los acreedores". En enero de 2015, Leites Do Santos se presentó ante la Justicia y consiguió autorización para volver a Curitiba, de donde ya no regresaría jamás.
Como la investigación no pudo superar la instancia probatoria y finalmente el caso nunca fue elevado a juicio, la jueza Alba Kunzmann de Gauchat, titular del Juzgado de Instrucción Uno de Oberá, resolvió el mes pasado sobreseer a todos los implicados por prescripción de la acción.