Walther Marcolini: “Para los ganaderos, es riesgoso limitarse al mercado interno”

El intendente de General Alvear analizó el presente de la ganadería en su departamento. La actividad perdió miles de hectáreas productivas, pero busca volver al crecimiento por diferentes frentes.

Walther Marcolini: “Para los ganaderos, es riesgoso limitarse al mercado interno”
Walther Marcolini, intendente de General Alvear. Foto: Orlando Pelichotti

A días de haberse celebrado la 40° edición de la Fiesta de la Ganadería de Zonas Áridas, el intendente de General Alvear, Walther Marcolini, plantea que esta actividad es muy importante para el departamento, pero es un eslabón más dentro de un conjunto mucho más amplio que puede conducir al desarrollo de la comuna. Repasa los avances que ha habido en la producción ganadera en estas cuatro décadas y también otros que se necesitan para crecer y generar empleo.

Antes de hablar de la situación actual, el jefe comunal planteó que a fines de los ‘70 se despojó al departamento de los dos ramales ferroviarios. Esto se tradujo en la pérdida de industrias, la destrucción del empleo y la migración de familias. En Carmensa, detalló, había una importante fábrica de La Campagnola, que recibía hojalata por tren y enviaba sus productos por el mismo medio y, cuando se perdió esta posibilidad, los costos del flete incidieron en el cierre.

En los ‘80, cuando desapareció Greco, las bodegas que había en Alvear, que se habían convertido en trasladistas, quebraron. Así, se pasó de las 14 mil hectáreas con viñedos y 128 establecimientos elaboradores a las 3.800 hectáreas con vid y ocho bodegas de la actualidad. A esto sumó otras dos grandes industrias que cerraron y que, con la “reprimarización” de la economía, condujeron a que el censo de 1980 registrara 42.300 habitantes en el departamento y el de 1991, apenas 327 más. De ahí su preocupación por abordar las condiciones estructurales que hicieron que los inversores, los empresarios y las familias se fueran.

- ¿En qué temas estructurales hay que seguir trabajando vinculados a la ganadería?

- En los últimos 40 años, ha habido una mejora en la genética, una buena adaptación a la zona del Aberdeen Angus negro y también del colorado, además de un desarrollo que se ha ido haciendo a un ritmo lento. Esto fue así hasta que el gobierno de Alfredo Cornejo aceptó un proyecto importante que venía trabajando el cluster ganadero y que yo impulsaba, que es el acueducto ganadero.

Con esta red troncal de 90 kilómetros, entre Bowen y Canalejas, y los 17 ramales secundarios, cubrimos el 65% del territorio del departamento, y llevamos agua de calidad para que beban los animales. Pero para cerrar todos los eslabones de la cadena productiva, se necesita mejorar las pasturas.

- Ha habido un desarrollo de la ganadería de recría en zonas bajo riego, ¿qué se necesita para fortalecer este proceso?

- En los ‘80 teníamos 30 mil hectáreas en producción. Las crisis económicas recurrentes y el cambio climático llevaron que hoy tengamos unas 14 mil. Hemos perdido más del 50%. Cuando uno piensa en el desarrollo ganadero estratégico, además del feedlot, se plantea la recría, para lo que se necesitan pasturas, sobre todo alfalfa, que aporta mucha proteína, lo que permitiría recuperar estas tierras bajo riego que quedaron abandonadas.

Para que se realicen estas inversiones, se necesitan reglas claras de juego y acceso a financiamiento a largo plazo para mejorar la disponibilidad de agua y hacer más eficiente el riego. Es fundamental que mejoren las condiciones macroeconómicas, porque es imposible crecer con una inflación anual del 50% e insumos dolarizados.

También falta una empresa de servicios en el departamento, que estamos tratando de fomentar, porque los pequeños productores no pueden comprar equipamiento para realizar el arado, la siembra y la cosecha.

- ¿En qué otros aspectos se debe seguir trabajando?

- Nuestros campos son de cría y, por el tema de la escasez de agua y las pasturas, se necesitan 20 hectáreas para una vaca. Hay que mejorar esa carga, la densidad animal por hectárea. Tenemos un proyecto de largo plazo, con biotecnología, que apunta a duplicar la capacidad de la materia seca natural, con la recuperación de las semillas autóctonas y trabajarlas para incrementar la capacidad de retención de agua en las zonas áridas.

Algunos ganaderos ya están haciendo rolado en los montes naturales y sembrando, por ejemplo, pasto llorón, que con un régimen de entre 150 y 250 milímetros al año, está dando buenos resultados. También hay que subdividir los campos en parcelas o cuadros y hacer un pastoreo rotativo, que permite la recuperación de las pasturas.

- Desde la comuna tienen el proyecto de construir un frigorífico de exportación…

- Sí, hace mucho estamos trabajando en un matadero frigorífico de ganado mayor, con tránsito federal para exportar, de ciclo 2 o 3, que no solo sea para la vaca refugo, que es la que ahora el gobierno nacional abrió parcialmente el cepo, sino para todo tipo de ganado. Si bien hoy sólo se abastece el 12% de la demanda de la provincia y hay un margen amplísimo para crecer, los empresarios grandes plantean que es muy arriesgado concentrarse sólo en el mercado interno, por las condiciones macroeconómicas de la Argentina.

Entonces, estos inversores están pensando en un esquema de mercado interno y exportación. Ahí se abren diferentes opciones, como exportar a Chile o vender a China la vaca de refugo, pero también otros cortes, porque hay ganaderos alvearenses que tienen campos en Alvear y en otras zonas del país, que exportan en cuota Hilton, pero no desde el departamento.

- Hablaba de que la ganadería no es el único motor del desarrollo del departamento…

- Es estratégico, pero no es la salida para el departamento. Para mí, el desarrollo del sur mendocino para los próximos 30 años pasa por la logística y el transporte. Por eso venimos luchando para que se permita la carga pesada en el Paso Pehuenche, porque cuando se cierra el Cristo Redentor se pierden millones y tenemos uno alternativo, dos mil metros más bajo, que no se cerró con las últimas nevadas. Las autoridades argentinas ponen resistencia, mientras que del lado chileno hay disposición para habilitarlo.

Nuestro costo de flete es muy caro. Para exportar ciruela desecada, llevar un contenedor de 40 pies desde Bowen al puerto de Buenos Aires cuesta 2.200 dólares y desde ahí a Rotterdam, 900 dólares y a Shangai 1.600 dólares. Por eso queremos recuperar el ferrocarril. Nuestro potencial de crecimiento está muy asociado a los servicios y a la logística y el transporte.

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